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diumenge, 7 de febrer del 2016

Un toque de sabiduría Zen

En este post simplemente transcribo algunas de las frases pronunciadas por la maestro Zen Berta Meneses en una lección magistral del máster REMIND de la UB que más me impactaron, no es en absoluto un resumen de la lección. Incluyo un comentario breve personal.


Un antídoto para el deseo es la libertad.
Ya que el deseo nos ata a los objetos de deseo, nos hace dependientes de ellos.


Los problemas no hay que resolverlos, hay que disolverlos.

Los "problemas" realmente se generan en nuestra mente como respuesta a acontecimientos que no nos gustan, y por ello nos oponemos; relajando nuestra mente esos problemas-ideas se disuelven, como un bloque de sal en el agua.

Dejar ser, dejar pasar.
Dejemos que el Ser que mora en nuestro interior se exprese, dejemos que sea, y al mismo tiempo, dejemos que la existencia transcurra, fluya, dejemos que pase delante nuestro, observándola.



Es necesario realizar un "drenaje" del inconsciente.
En la mente inconsciente se van acumulando las experiencias que no han sido vividas completamente, no han sido asimiladas, sea por rechazo consciente, sea por incapacidad de captar su significado. Es necesario "soltar lastre", limpiando toda esa acumulación que tenemos en la trastienda.



Centramiento en la acción: entre el estímulo exterior y nuestra respuesta al estímulo debemos insertar un breve espacio, y llenar ese espacio de conciencia, de presencia.
Para que nuestras respuestas a los estímulos del mundo exterior dejen de ser automáticas, de forma que no nos comportemos como autómatas, debemos entrenarnos en atender al breve espacio de tiempo que hay entre el estímulo y la respuesta, y una vez ahí, estar presentes en ese instante. De este modo, la respuesta irá teniendo progresivamente más y más conciencia, será más auténtica, menos condicionada.


Hablemos, digamos las cosas, desde la profundidad, desde nuestro centro.
Este es un ejemplo del centramiento en la acción; la acción en este caso es el hablar. Antes de hablar, en el instante anterior, estemos plenamente presentes, entonces nuestro hablar surgirá de nuestro centro, y estará inspirado, energetizado. Nuestro hablar suele estar desarraigado, alejado de nuestro ser.


El diálogo maestro-discípulo es un diálogo de corazón a corazón, nadie es  "superior" al otro.
Un auténtico maestro espiritual no pretende ser superior a nadie, ya que esta actitud es propia del ego, del cual el maestro es libre. Lo que pretende el maestro en el dialogo con el discípulo es ayudarle a elevar su conciencia a niveles más sutiles, intenta transmitir una experiencia, algo que él está viviendo.

Un koan no es un enigma, ni una paradoja; es un planteamiento que usa conceptos opuestos que han de trascenderse, mirándolos desde un nivel superior, desde otro nivel de conciencia, viendo, sintiendo esa "nada" que es la matriz de todo lo que existe. El koan no se responde, ha de crear una experiencia.
Es frecuente en Occidente equivocarse con el concepto de koan, interpretándolo como una especie de acertijo para el que hay que encontrar "respuesta". No es eso. Es una invitación a trascender la mente.

El Zen se propone encarnar la esencia, el Ser, en el mundo. 
El Zen no es un medio de "escaparse" de este mundo fenoménico yendo a otro más sutil, sino al contrario, conecta ambos mundos, permitiendo que los niveles superiores de conciencia se manifiesten aquí y ahora.


OM