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diumenge, 30 de juliol del 2017

Vivir positivamente

Vivir es experimentar acontecimientos, constantemente, y los experimentamos con todo nuestro ser: cuerpo, emociones, mente. Pueden ser acontecimientos rutinarios, como despertarse para ir a trabajar, comer, ducharse, etc o pueden ser inesperados, como encontrar una persona en la calle que hace tiempo que no veias, que te llame tu jefe en el trabajo y te diga que no te renuevan el contrato, que la persona con la que sales te proponga vivir juntos ... También pueden ser acontecimientos positivos o negativos; en la mayoría de las personas el vivir acontecimientos negativos les supone un problema, que si es recurrente, y se vive como algo importante "que está funcionando mal", puede provocar en la persona la sensación de que su vida no va bien, provocando un estado de ánimo negativo, ansiedad, tristeza o incluso depresión. 

Cuando la negatividad se ha instalado en una persona, incluso los eventos positivos se viven con poca intensidad, como si fueran un poco irreales, y en cambio los negativos se viven intensamente, como más reales, creando una retroalimentación de la negatividad de la que puede ser difícil salir. En el extremo opuesto, si una persona se instala en la positividad, en la actitud positiva constante, pasa exactamente lo contrario:los eventos negativos se viven con poca intensidad, no se le presta demasiada atención, en todo caso la justa y necesaria para corregir la situación, si es el caso, mientras que los eventos positivos, con los que se está sintonizado permanentemente, se viven con intensidad, con sensación de realidad profunda, ya que se corresponden con lo que se está identificando la persona.  En este estado de ánimo, incluso los reveses fuertes que la vida nos lanza a veces son vividos con el mínimo sufrimiento compatible con la situación. ¿Cómo podemos conseguir esta disposición de ánimo? De diversas formas, citaremos la Psicologia Positiva, la relajación y la meditación.

Antes que nada, ¿qué es un acontecimiento negativo? ¿y uno positivo? En general, los acontecimientos negativos son los que afectan negativamente o hacen peligrar nuestra integridad, ya sea física, emocional o mental; una incomodidad física, como tener sed, sentir dolor, etc se vive como experiencia negativa, pues el cuerpo nos está informando de que está siendo dañado, que algo no va bien y necesita ser atendido. En una cena familiar nos damos cuenta de que alguien nos está mirando mal, y surge una incomodidad emocional que se vive como negativa. O bien, en una conversación, alguien nos está discutiendo una idea nuestra con la que estamos muy identificados, creándonos un pequeño conflicto mental-emocional. Puede suceder que esa idea nuestra sea la de cómo debería ser nuestra propia vida, o la vida en pareja, o la vida laboral, y quien nos lo está discutiendo no sea nadie en concreto, sino la propia vida, la realidad, que nos sitúa en unas circunstancias adversas ... para nuestras ideas de cómo "deberían" ser las cosas, para nuestras expectativas. Los sucesos positivos, pues todo lo contrario, reafirman, refuerzan, protegen nuestra integridad. Un placer sensual, una mirada de cariño, que nos suban el sueldo, ... son sucesos que se viven como positivos.

Pero claro, tanto la negatividad como la positividad de un evento es subjetiva, no es igual para todo el mundo, si lo fuera, este artículo no tendría mucho sentido, pero precisamente porque es subjetivo, puede vivirse de formas distintas, y existe pues la posibilidad de vivirlo todo, absolutamente todo, de forma positiva. ¿Cómo lograrlo? Fijemonos en la definición que hemos dado de evento negativo: el que es o puede ser dañino para la persona; un evento físicamente dañino es objetivo, y lo seguirá siendo lo tomemos como lo tomemos, aunque el nivel de sufrimiento si podemos disminuirlo si lo afrontamos con actitud positiva. Ahora bien, los eventos negativos emocionales y mentales son mucho más maleables, pues son totalmene subjetivos: ¿el familiar que nos mira mal, o la persona que nos rebate nuestras ideas más firmes, qué daño está, realmente, haciendo? Reflexionando sobre ello, veremos que el supuesto daño se hace a nuestras ideas, conceptos e inágenes que nos hacemos de la realidad y de nuestra identidad, en realidad, la causa más profunda es que peligra nuestra identidad mental pues la persona común se identifica más o menos con sus ideas, creencias, conceptos, y al atacar estos, se ataca a la persona, se siente un peligro de destrucción, de negación. 

Practicar relajación profunda consciente o meditación debilita esta identificación de la persona con sus producciones mentales, y refuerza una identidad sentida, vivida directamente, y no a través de conceptos. Entonces los ataques a las ideas de uno ya no se viven con el dramatismo de antes, no te lo tomas como algo personal, al contrario, es más bien algo impersonal. Y se fomenta la actitud positiva incondicional, pues lo potencialmente negativo no se vive como antes, y en cambio todo lo qur sea positivo, que afirme, que refuerze el bienestar de la persona, se vive con intensidad, incluso más que antes. Se descubre que ese sentido de identidad profunda, más allá de ideas y concepto, es en sí mismo positividad pura, pues como más en contacto estás con ella, cuando más la vives, más sólido te sientes, más imperturtable ante las adversidades. Y llega el momento que te conviertes en esa positividad, la eres, y pasas a ver la negatividad como un fantasma irreal, que se desdibuja y se disuelve en la nada. 

dimarts, 18 de juliol del 2017

El Yoga como forma de vida y camino espiritual. Meditación yóguica.


Ayer estuve en la presentación del último libro de Julián Peragón: La Síntesis del Yoga. Julián es uno de los instructores de Yoga com más experiencia de nuestro país, 40 años practicando Yoga y más de 30 como instructor, así que oirle hablar sobre Yoga es siempre enriquecedor e instructivo, además de muy agradable, pues la persona en sí transmite paz y benevolencia.

Julián conversó sobre lo que es realmente el Yoga, más allá de la imagen convencional de ser sólo una especie de gimnástica de origen hindú, el Yoga es una filosofía de vida y un camino de realización espiritual, cuya meta final es alcanzar un estado de la mente denominado Samadhi, en el cual ésta se absorbe en la mente divina, total. Tanto es así que es perfectamente posible practicar el Yoga sin efectuar posturas -asanas-, que en todo caso son útiles para preparar el cuerpo y la mente antes de una sesión de meditación yóguica. 

Pues el Yoga es unión, del individuo con el todo, a través de la mente, de la percepción y la conciencia. El Vedanta, del cual la rama Advaita está teniendo cierta expansión en Occidente gracias a maestros como Sesha, también va en la línea de la unión-fusión del individuo con el todo, pero son visiones distintas, pues el Vedanta se basa en la conciencia pura, a través de nuestra conciencia individual, que es dual, pues hay un sujeto y lo observado externo a él, su conciencia, nos fundimos en la conciencia universal, que es no dual, pues abarca todo a la vez, el sujeto y lo observado, y se experimenta un estado de no-sujeto, de sólo conciencia total. En cambio en el Yoga la conciencia no es lo primordial, es un instrumento, y el sujeto sigue siendo sujeto hasta que él mismo como identidad se funde con la identidad suprema, divina.

Yoga y no dualidad

Desde mi humilde punto de vista la unión que propone el Yoga es más difícil de conseguir que la del Advaita, es también superior en el sentido de que para unir la identidad individual con la suprema primero hay que ser capaz de percibir esa identidad suprema. Como decíamos antes, en una meditación yóguica, a diferencia del Vedanta, mantenemos siempre muy viva nuestra identidad, sólo que esta identidad se vuelve tremendamente sutil: no es nuestro cuerpo, ni nuestras emociones, ni nuestros pensamientos, ni siquiera nuestra memoria o nuestra personalidad, todas estas cosas son nuestras, las poseemos, pero no son nuestra identidad en cuanto a capacidad de ser alguien, de experimentar la vida. 

Es este individuo sutil, que parece que no es nada, pero que al mismo tiempo es constante, fuerte, estable, es el mismo a través de toda nuestra vida, desde la niñez hasta la vejez, el que será capaz de fundirse con la identidad divina; la personalidad existe a otro nivel, el psicológico, y es incapaz de percibir la identidad divina, que es demasiado sutil. 

Por tanto, en el Yoga, el primer paso antes de intentar llegar al Samadhi – unión con lo divino es ser capaz de percibirnos a nosotros mismos como sujeto-en-sí-mismo; un símil útil es el del actor de teatro que, a base de repetir una representación dos veces al día temporada tras temporada, acaba olvidándose de quien es él más allá de su personaje, cree que realmente él es el personaje; de forma similar, en la vida vamos jugando diversos roles, como niños, estudiantes, adultos, profesionales, amigos, parientes, etc, pero más allá de todos esos roles, que son variables, siempre somos alguien, siempre lo hemos sido, sólo que no le prestamos atención a ese hecho. 

Meditando de forma correcta, podemos llegar a percibir claramente ese sujeto último, paso previo necesario antes de intentar avanzar hacia el Yoga avanzado. El realizar el sujeto último tiene diversos efectos beneficiosos, citaremos el control mental y emocional, pues ya no nos identificamos con nuestros pensamientos ni emociones y podemos desconectarnos de ellos y gestionarlos inteligentemente. Así pues, el Yoga en su aspecto puramente físico, practicando asana (posturas) y pranayama (respiración yóguica), nos proporciona salud y energía vital, en su aspecto meditativo nos lleva a la realización del sujeto último inmaterial, y en su aspecto espiritual nos lleva a fundir el sujeto último con el sujeto supremo.

Meditación en la no dualidad de lo existente vista desde el sujeto

A continuación voy a proponer una práctica de meditación yóguica para trabajar la percepción de unidad no dual a nivel de todo lo existente visto como exterior al sujeto que lo percibe. No nos fundimos del todo con lo percibido, como en el Vedanta, sino que mantenemos la conciencia de sujeto durante toda la meditación.

Preparación
  • Los principiantes en meditación pueden encontrar útil hacer algún ejercicio físico previo, por ejemplo algunas asanas, o unos ejercicios de estiramientos.
  • Nos prepararemos para la sesión de meditación como es habitual, escogiendo un lugar apropiado, manteniendo la postura corporal correcta, relajaremos el cuerpo, y haremos algunas respiraciones profundas.
  • Para esta meditación es conveniente estar en un entorno natural, en un parque, o por lo menos tener una vista con vegetación y ver el cielo; si no es posible, puede usarse una fotografía, y también cerrar los ojos y usar la imaginación.
  • Cumplidos los preparativos, nos decimos a nosotros mismos que vamos a reflexionar profundamente, a contemplar con la mente, las afirmaciones que siguen, y dedicaremos unos 10 minutos a explorar las respuestas que surjan. Cada afirmación debe de ser “contemplada” durante unos segundos. Entre afirmaciones intercalaremos algunas pausas más largas, de hasta un minuto como máximo.


Empezamos
  • Contemplo, delante de mi, los árboles (o plantas, flores, etc), son seres vivos, están vivos. [pausa unos 30 segundos]
  • Son seres vivos que no están separados del mundo, están en el mundo, son uno con el mundo. [pausa unos segundos]
  • No están separados pues no tienen mente, y es la mente la que separa, la que imagina la separación. [pausa unos segundos]
  • Son seres vivos arraigados en la tierra, inmersos en el aire, bañados por el Sol. [pausa unos segundos]
  • Son uno con la tierra, el aire y el Sol, no hay separación. [pausa unos segundos]
  • Contemplamos la no separación de esa vida con el entorno. Contemplamos la unidad. [pausa más larga, unos 30 segundos]
  • Nuestro cuerpo está sujeto a la tierra por la gravedad, está inmerso en el aire. [pausa unos segundos]
  • Nuestro cuerpo está vivo. Sintamos esa vida en nosotros. [pausa unos segundos]
  • Nuestro cuerpo está respirando, atendamos a esa respiración. [pausa larga, un minuto]
  • La vida está a nuestro alrededor, surge por todos sitios, y está en nosotros. [pausa unos segundos]
  • Contemplemos la vida, toda la vida, que es una, que se manifiesta de incontables formas. [pausa más larga, unos 30 segundos]
  • Sintamos nuestro cuerpo como parte inseparable de esa vida una. [pausa más larga, unos 30 segundos]
  • Nuestras emociones, nuestros pensamientos, son generados por el sistema nervioso. [pausa unos segundos]
  • El sistema nervioso es parte de nuestro cuerpo, es cuerpo, es vida una. [pausa unos segundos]
  • Toda la humanidad piensa y siente, todos tenemos esas vivencias. [pausa unos segundos]
  • Toda la humanidad forma parte de la vida una. [pausa unos segundos]
  • Observamos esa vida una, que lo incluye todo. [pausa más larga, unos 30 segundos]
  • La vida es inseparable de la materia, de la no-vida. [pausa unos segundos]
  • La materia, no viva, es el soporte de la vida. [pausa unos segundos]
  • La vida surge de la materia, está hecha de materia. [pausa unos segundos]
  • Vida y no-vida, son una unidad, una se nutre de la otra. [pausa unos segundos]
  • Observo, contemplo, la unidad total de todo lo existente, vida y materia. [pausa más larga, unos 30 segundos]
  • Contemplo mi cuerpo, mis emociones, mis pensamientos, son parte del todo, son vida y materia, a la vez, entremezcladas. [pausa larga, un minuto]
  • ¿Quien es el que observa el todo? ¿Dónde se sitúa el que contempla la unidad de todo lo existente? [pausa larga, un minuto]

Terminamos
  • Haremos algunas respiraciones profundas.
  • Movilizamos las manos, los pies, lentamente.
  • Permanecemos en calma unos instantes, nos preguntamos ¿qué tal ha sido la experiencia? ¿cómo nos sentimos ahora?
  • Recuperamos el nivel habitual de actividad





dilluns, 17 de juliol del 2017

Trascender la mente a través del amor incondicional



En toda tradición espiritual podemos decir que hay dos grandes caminos de realización de la persona, de trascendencia, con infinidad de variantes: la del control mental y la del desarrollo del amor incondicional. Si se trabajan ambas a la vez el progreso será más rápido, de hecho no es posible trabajar un camino exclusivamente, siempre avanzaremos por los dos, con predominancia de uno de ellos. Por ejemplo practicar mindfulness debe ir acompañado de la práctica de la compasión, de otro modo podemos caer en la banalización, recordemos que, por ejemplo, un francotirador tiene una alta capacidad de concentración mental y no podemos decir de él que sea un ejemplo de trascendencia. Por otro lado un místico que experimente arrebatos de amor-felicidad sin entender lo que le está pasando no podrá integrar sus experiencias en su vivir, y estará sujeto a ciclos de sufrimiento (incluso más intensos) y de felicidad. 
Eknath Easwaran, fue un profesor de meditación
que trabajó simultáneamente el control
de la mente y el amor incondicional,
se veía claramente en su mirada.


En lo que sigue describimos un camino de realización desarrollando amor incondicional de forma inteligente, lo veremos a través de un relato novelado, que vamos comentando: nuestro personaje vive diversos desengaños amorosos que utiliza para “despertar”, lo que consigue finalmente. Hay un desarrollo progresivo de la capacidad de amar, pero que al mismo tiempo se logra abriendo la mente a realidades cada vez más sutiles. Tal como decíamos, ha de ser así, la mente siempre ha de hacer su trabajo de descubrimiento, sólo que en esta forma de realización no es necesario entrenarla explícitamente, sólo hay que estar muy atento a lo que se vive, a las vivencias, y tener una voluntard de entender por que pasa el que pasa.



1.Viendo claramente que mi deseo por ti te alejaba de mi,

pues quien no quiere dar lo que le pides, suele huir de ti,

y por tanto el deseo consigue lo contrario del que buscaba,

porque que el deseo ajeno cierra la mente del que no quiere dar,

y esa mente cerrada es impermeable a todo tipo de amor,

viendo eso claramente, que el deseo puede matar el amor,

dejé de desear, todo deseo personal se extinguió en mí,

y tuve que aprender a vivir sin deseo.

Somos lo que pensamos, no sólo a nivel superficial, sino sobre todo a nivel profundo, de creencias, incluyendo el inconsciente: así pensamos, así nos comportamos, así vemos y vivimos la realidad. Es difícil cambiar lo que somos, o sea lo que pensamos, pues la Naturaleza busca una estabilidad, necesaria para mantener la vida, para la supervivencia. Pero al mismo tiempo la propia Naturaleza dispone de otra fuerza formidable, la evolución y la adaptación al entorno. Por eso, cuando nos damos cuenta de algo nuevo, cuando lo vivimos profundamente, nuestra visión de la realidad cambia, y cambiamos también nosotros: evolucionamos, nos adaptamos. Aunque creamos lo contrario, no hay límites para estos cambios, podemos cambiar totalmente, siempre que nuestra mente se mantenga abierta, intentando captar la realidad.

Creemos, en general, que el deseo es necesario para la vida, que no se puede vivir sin deseo; y hasta cierto punto es cierto: la vida no puede ser igual sin deseo, la persona debe soltar un modo de ser, y aprender a vivir “en directo”, en cada momento, sin desear nada que no tenga ya. Aprender a disfrutar de los placeres de la vida sin desearlos, sin quedar atado por ellos, esperando que se vuelvan a repetir una y otra vez. Es vivir con más libertad. Y sigues esforzándote, buscando cumplir unos objetivos, pero no porque los desees, sino porque ves esos objetivos como buenos, como correctos, beneficiosos, pero no sientes la emoción del deseo, en su lugar sientes un impulso a actuar en una dirección que ves como correcta, se vive muy distinto.

2. Noté entonces que, incluso sin deseo, todavía podía sentir atracción por algo,

eso me sorprendió, al principio, ¿como podía ser? ya no tengo deseos ...

entonces aprendí, vi, que la atracción precede al deseo, son emociones distintas,

la atracción sólo te informa de que ahí hay algo que puede ser valioso, interesante,

el deseo por lo que te atrae ata tu mente a ello, la atracción no.


La atracción es una emoción informativa, lleva la atención sobre algo que percibes como útil, interesante, importante. Si funcionamos, como persona, de forma reactiva, instintiva, inconsciente, de forma natural la atracción generará un deseo de poseer lo que nos atrae, excepto si a la vez percibimos que lo que nos atrae puede ser contraproducente, produciendo en nosotros un conflicto de intereses, que se resolverá más o menos inconscientemente, por ejemplo reprimiendo el deseo, o todo lo contrario, seguirlo y correr el riesgo de salir dañados.

Cuando estás libre de deseo, la atracción sólo es información, la percibes, la consideras, y decides que hacer. Es muy distinto decidir qué hacer que dejarse llevar por la atracción o reprimirla: tienes una libertad de decidir qué hacer, estas plenamente consciente de tu decisión; en cambio cuando el deseo se genera automáticamente a partir de una atracción, tú no has decidido nada, los mecanismos cerebrales automáticos lo hacen por ti: “eso que te atrae es interesante, por tanto, ves a por ello, es deseable”. Al estar más consciente, casi toda la atracción que aparece la dejas pasar sin hacer nada con ella, pues realmente ves que no vale la pena movilizar tus recursos. Agradeces la información, pero no te obliga a nada.

3. Más tarde conocí a alguien por quien sentí una atracción,

sin sentir deseo alguno, viendo la atracción, decidí que era una persona interesante,

busqué su compañía, y con el tiempo desarrollé por ella un gran afecto,

y ese gran afecto me llevó a esperar, a anhelar cada nuevo encuentro,

volví a quedar en un estado de duda, de no entender lo que pasaba,

¿quizá el deseo había vuelto a mí, por la puerta trasera del afecto?

ese anhelo del feliz encuentro, ¿era deseo? ¿o era amor? ¿son lo mismo?

Una de las facetas del amor es la unión, una fuerza de atracción que lleva a estar, a fundirse, con lo amado. Aunque frecuentemente se confunde esta atracción con el deseo, no son lo mismo. Cuando una madre despide a un hijo que se va a un largo viaje, en cuanto llega a casa ya lo echa de menos. Este “echar de menos“ es amor, es la atracción del amor, el querer estar con la persona amada, y es de un orden distinto que el deseo en general. Aunque en el fondo, muy en el fondo, sí tienen un origen común: buscar y encontrar la felicidad. El deseo es más instintivo, más al nivel de supervivencia, deseamos más o menos inconscientemente lo que percibimos o creemos que será bueno para nosotros, buscando un bienestar, una felicidad. El echar de menos a la persona amada está más directamente relacionado con la unión-amor-felicidad, es una faceta del amor, no hay necesidad de conseguir nada, simplemente la presencia de la persona amada te hace feliz. No es un deseo automático nacido de una atracción también automática, al contrario, amas muy conscientemente, y ese amor genera un fuerza de atracción hacia lo amado. Pero esto no suele verse fácilmente.

4. Notaste mi anhelo por estar contigo, lo malinterpretaste como deseo,

y temiendo quedar atada por él, queriendo cuidar de tu preciada libertad,

te alejaste, cerraste tu mente a tu propio afecto por mi, lo negaste,

y viendo entonces que mi amor se quedaba huérfano, sin objeto al que aferrarse,

me di cuenta de que era mi amor, era mío, estaba en mí,

y siendo mío, no podías quitármelo, negármelo, de hecho nadie podía,

así que decidí quedármelo, mi afecto no se extinguió, sino que quedó libre,

está conmigo sin necesidad de objeto concreto, yo soy mi afecto, y mi afecto soy yo,

y soy libre de vivirlo con alguien o sin alguien, sin condiciones.

Lo que sucede es que la persona que no ha trabajado su interioridad, que todavía mantiene muchos mecanismos psicológicos inconscientes, es un auténtico lío, una mezcla enrevesada de creencias, atracciones y deseos inconscientes o semi-conscientes, y al mismo tiempo vivencias más elevadas de amor-felicidad, todo ello a la vez. Esto genera mucha confusión. Una de ellas, típica, es confundir el sentir amor por alguien con “atarse” a ese alguien, y para evitar ataduras, por miedo, alejarse de la persona, cerrando la mente al amor; como hemos visto las ataduras las genera el deseo, no el amor. Es el deseo el que ata. El amor genera, como hemos visto, anhelo de estar con lo amado, aunque en muchas personas ese anhelo puede mezclarse con deseo, debido al lío que tiene le persona que no se conoce a sí misma. Pero puedes amar intensamente sin deseo, y anhelar intensamente estar con la persona amada, sin sentir deseo alguno, algo que quizá no se verá a primera vista, por las creencias en sentido contrario, pero es un hecho rigurosamente cierto y documentado.

Además, la vivencia del amor puede evolucionar hasta ser vivida en sí misma, sin objeto concreto; la persona descubre su capacidad de amar, de afecto, más allá de cualquier objeto externo. Cuando se descubre esa capacidad propia, más tarde o más temprano se da el siguiente paso: si esa capacidad existe permanentemente en mi, sin necesitar nada externo que la alimente, que la estimule, entonces es que es parte intrínseca de mi mismo, yo soy esa capacidad de amar. Se llega en ese momento al amor y la felicidad incondicional, pues no se necesita tener cumplimentadas ningunas “condiciones especiales” para amar, se es amor, intrínsecamente, y nada ni nadie puede cambiar esa realidad que se es,

5. Viendo tu progresivo distanciamiento,

viendo como convertías tu antiguo afecto por mi primero en desafecto,

más tarde en desdén, viendo la frialdad en tu mirada, tan cálida antes,

viendo como el afecto queda ahogado, tapado, por la mente,

empeñada en eliminar lo que cree que es dañino para ella,

oh! matar a conciencia un afecto, por fuerza de voluntad,

oh! ver una mirada fría donde antes hubo calidez,

a quien ama incondicionalmente casi un crimen le parece,

yo no quiero caer nunca en tal cruel acción, ahogar mi amor,

así que nunca dejaré que mi mente mande sobre mi corazón,

al contrario, la mente ha de estar al servicio del corazón,

ya lo dicen las antiguas escrituras,

la mente es un poderoso servidor, pero un cruel amo,

por ello, trabaja sin descanso para dominar tu mente, no te dejes dominar por ella”.


Cuando te has identificado con el amor que eres, no puedes seguir identificándote, simultáneamente, con tu mente. Pues la mente no es amor, la mente es una energía neutra, organizadora de la realidad, capaz de percibir, de crear, es un instrumento formidable, pero si te identificas con tu instrumento, estás perdido, literalmente. La mente, al ser en sí neutra, puede igualmente generar pensamientos de amor o de odio, exaltados o miserables. Una creencia, que siempre contiene una verdad pero parcial, o muy parcial, cuando te identificas con ella te puede llevar a cometer barbaridades, como vemos cada día en las noticias. El entrenamiento mental, como la meditación, o la práctica de mindfulness, tan de moda, son útiles para controlar la mente y no ser controlados por ella. Otro camino es el que hemos mostrado aquí: la vía del amor incondicional, que nos lleva a identificarnos con el amor, y a liberarnos de la confusión de creer que somos lo que pensamos. Entonces podemos poner la mente al servicio del amor, y amar incondicionalmente y al mismo tiempo inteligentemente. Eso resuelve todos, absolutamente todos, los problemas de la persona, y la convierte en un instrumento para el bien de los demás. 

dissabte, 8 de juliol del 2017

El estado de silencio mental: ¿es posible? ¿qué nos aporta? ¿cómo conseguirlo?

La agitación de la mente

El pensador, de Rodin
Hoy en día mucha gente se ha dado cuenta de que su mente está en continua agitación, generando pensamientos,  juicios, preocupaciones, de forma automática sin parar ni un momento, ni de día ni de noche, bien, excepto en las pocas horas de sueño profundo. El estar pensando continuamente es un estado mental disfuncional¹ producido por un ritmo de vida acelerado, por una avalancha que nos llega sin parar de información, de mensajes por el móvil, de correos. No siempre ha sido así: preguntemos a uno de los pocos pastores que quedan que pasan el día en la montaña con sus rebaños, especialmente a uno mayor que nunca no ha usado Internet ni móvil, si estaba todo el día pensando como nos pasa a nosotros, nos dirá que no, que más bien estaba en un estado de vigilancia y observación tranquila, fluida, con pocos o ningún pensamiento. La buena noticia es ese darse cuenta de la situación, darse cuenta es el primer y necesario paso para poder trascender, superar ese estado disfuncional.


Quizá algún lector crea que para estar plenamente activo en un mundo exigente que nos atiborra a tareas sin cesar es necesario estar pensando continuamente, haciendo varias cosas a la vez, que si paramos ese pensar nos volveremos menos eficientes, más pasivos. Quizá otros lectores consideren que todo esto del silencio mental es muy teórico, imposible de aplicar, ya que ven como muy difícil parar el pensamiento más allá de unos pocos segundos. En esta línea se dirigía un articulo del País que afirmaba cosas como "el único modo de no pensar es no estar vivo" (!); en ese artículo se confunde el silencio mental con la anulación de la mente, se dicen algunas cosas ciertas sobre la capacidad de concentrar, o llevar la mente a objetos o actividades relajantes, y eso ya es un paso, pero se niega la posibilidad de ir más allá, evidentemente, se niega por desconocimiento de ese estado de silencio mental. Más acertado es el artículo del Huffington Post "¿existe el silencio mental?", aunque se queda en un nivel descriptivo, sin profundizar ni dar consejos prácticos. Contestemos a estas dos dudas: la de la eficiencia y la de la imposibilidad de dejar de pensar.

Eficiencia en el pensar y en el hacer, o el mito de la multitarea

La Neurociencia muestra que nuestro cerebro no es capaz de manejar conscientemente más de una tarea a la vez, el foco de la conciencia es marcadamente monotarea, concretamente diversos estudios² muestran que la eficiencia disminuye cuando intentamos hacer varias cosas a la vez, y lo que es peor, puede ser dañino. De hecho es imposible prestar atención a más de una cosa simultáneamente; lo que sí puede hacer el cerebro es saltar rápidamente, en segundos, de un tema a otro, y esto da la ilusión de la multitarea ... a costa de forzar el ritmo normal del cerebro, estresándolo, y reduciendo su eficacia. 

Cuando pensamos continuamente y velozmente en cosas distintas, estamos prestando atención a esos pensamientos variables, y el estado experimentado es parecido al de la multitarea en el hacer, un estado disfuncional, ineficiente. La actuación más eficiente y sana es aquella que, frente a un problema, tarea a realizar, o idea a considerar, la atiende plenamente, la resuelve completamente, y se olvida de ella para pasar a otra cosa. Y si en ese momento no puede resolverla, simplemente la abandona, pues lo que no puede resolverse no merece más nuestra atención: esperaremos un momento más propicio, o pediremos ayuda, o bien aceptaremos que no hay solución.

¿El silencio mental es anular la mente?

En absoluto, estar en silencio mental conscientemente y a voluntad significa llevar la mente (y el cerebro) a un nivel de actividad distinto, más sutil, caracterizado por una sensación de estar muy despierto, muy consciente de todo lo que te rodea, observando, sin que la mente se vaya a otro lado, sin divagar, sin pensar a cerca de todo lo que observas. La mente está totalmente activa, consciente. De hecho, el pensamiento automático que surge sin quererlo es en buena parte inconsciente, como lo son todos nuestros automatismos, de forma que parar el flujo de pensamientos automáticos a voluntad exige un estar más consciente, y eso es todo lo contrario de anular la mente, es llevarla a otro nivel. Cuando se consigue llegar al estado de silencio mental, se es libre de empezar a pensar en lo que queramos, cuando queramos, es una libertad de pensamiento, nos liberamos del pensar compulsivo, automático.

Efectos del silencio mental

No es necesario conseguir un silencio mental absoluto, que si se realizara de hecho seguramente irá vinculado a una transformación profunda de la personalidad, de la persona en sí misma; simplemente ralentizando el flujo de pensamientos, intercalando pausas de silencio para que el sistema nervioso repose, ya nos traerá beneficios. A nivel de estudios científicos lo que encontramos abundantemente son aplicaciones al tratamiento del estrés, de la ansiedad y de la depresión³; a nivel de publicaciones en general, el silencio mental lo encontramos en muchas tradiciones meditativas: en la meditación Vipassana budista existe el concepto de Noble Silencio⁴, que es total en el sentido de silencio corporal (no sugerir nada), no hablar y no pensar, en la línea de la meditación basada en la tradición hindú el silencio se convierte en sí mismo en tema de meditación⁵, en el Sufismo también el silencio mental es un prerrequisito para llegar a la realización espiritual⁶, y por supuesto también lo es en el Zen que llega a afirmar⁷ "aquellos que estudian Zen deben estar mentalmente tranquilos veinticuatro horas al día", en el Cristianismo aparece vinculada con la meditación contemplativa⁸, también como prerrequisito.

¿Cómo conseguir el silencio mental?

Si el lector ha leído todo lo anterior, espero que se encuentre bien motivado para pasar a la práctica, pues de eso se trataba, de convencer de que es posible llegar al estado de silencio mental, aunque sea parcial, y de sus beneficios, para que haya una motivación para el trabajo necesario.
Primero analicemos los obstáculos que encontraremos.

Obstáculos y dificultades

La obtención de la habilidad de calmar la mente es progresiva, para obtenerla es necesario un trabajo voluntario, consciente, y metódico, y este es el primer obstáculo:  tomar la decisión de trabajar en ello, reservar unos momentos en el día a día para trabajar la habilidad, y ser constante. Necesitaremos al menos un mes, por término medio, para empezar a notar los efectos de una práctica diaria de unos 10 minutos. Si en ese punto abandonamos, volveremos al estado anterior de ruido mental. Al cabo de unos años de práctica constante, la calma mental se establece firmemente, y ya no es necesario practicar más, la mente (y el cerebro) han cambiado. Diez minutos al día es realmente poco tiempo, pero mucha gente pensará, dirá que no puede disponer ni de ese tiempo; esto, naturalmente, es falso, es una afirmación típica procedente de una mente estresada, es precisamente el estrés el que formula la imposibilidad de parar el estrés. Aconsejo no pensar en imposibilidades, reservar ese tiempo cuando mejor convenga (nos levantamos 10' antes por la mañana, nos vamos a la cama 10' antes, nos sentamos en un parque a la hora de comer, o decimos a la familia que necesitamos 10' para nosotros y nos retiramos, etc).
 También es importante encontrar un sitio adecuado, sobre todo al principio, cuando todavía somos muy distraíbles. Debería ser un sitio tranquilo y silencioso, acogedor. No es imprescindible, pero si recomendable. Una habitación, una biblioteca, una iglesia, un banco en un parque (con bajo ruido de tráfico).

Si hemos superado el primer obstáculo y tenemos reservado ese espacio de tiempo para la práctica, nos podemos encontrar con una resistencia mental extraordinaria a permanecer en silencio, hay como una pulsión muy fuerte a seguir pensando en ... problemas, conversaciones, temas pendientes, cualquier cosa. Es importante no ponerse en plan "voy a fracasar, no voy a poder, ...", es un estado normal, es sólo el principio. No hay que ser exigente en este trabajo, sería una contradicción querer obtener una paz mental a través de una exigencia. Si lo creemos conveniente, podemos realizar alguna actividad que nos relaje antes de intentar calmar la mente: escuchar música suave, pasear, leer ...

La práctica

No hay una única práctica de silencio mental, al contrario, hay muchas, como no podía ser de otro modo viendo la diversidad de tradiciones que la recomiendan. Comentaremos algunas lineas de trabajo:
  • Meditación Vipassana: en esta tradición se entrena a la atención para observar desapegadamente los pensamientos a medida que aparecen, tomando distancia con ellos. Con el tiempo, este distanciamiento produce una desidentificación con ellos, se ven como ajenos al yo, eso debilita su generación, y se establece el silencio mental más o menos completo.
  • Mindfulness: se entrena también la atención de forma que no "salte" a donde los estímulos la llaman, además se amplia su campo, y se añade aceptación sin juicio de lo percibido, y no reactividad. Esta actitud disminuye también el pensamiento automático inconsciente.
  • Relajación consciente: la relajación voluntaria, consciente, vivenciada, en primera instancia lleva a la atención a estar por la vivencia del estado relajado, que es agradable, calmando las emociones y la mente. En la raíz del pensamiento compulsivo suelen haber miedos, al fracaso, a cosas no resueltas, a sufrir daños, a no ser capaz de ... la relajación ayuda a soltar todo eso, y nos lleva a un soltar psicológico que produce paz y silencio mental.
  • Métodos específicos para entrenar el silencio mental: en las prácticas anteriores el silencio mental es una consecuencia del trabajo, no el objetivo principal; también hay algunos métodos específicos para el silencio mental, mencionaremos el método del Dr. Bertrand Martin⁹, diseñado y aplicado por él mismo a sus pacientes, unos 2.500, y según el autor, con éxito.
La línea escogida es un asunto muy personal, quizá el lector haya de probar varias antes de saber cual es la que más le conviene, pero teniendo en cuenta que "probar" aquí significa trabajarla con diligencia al menos unas 4-6 semanas para realmente saber si es la adecuada o no, no se trata de probar 10 minutos para pasar rápidamente a otra técnica, eso no nos llevará a ningún sitio.
Si tenéis consultas podéis hacerlas en mi página https://www.facebook.com/JordiCuestaAndrea/


Notas

(1) Puede llegar a degenerar en ruminación mental, un estado de ansiedad-preocupación inconsciente que la Psicología ha identificado como dañino para la salud. Ver rumination. El pensamiento automático, especialmente cuando está asociado a emociones negativas, también está relacionado con estados de depresión. Artículo científico sobre ruminación a nivel asequible para el público no especialista (en inglés).
(2) Ver por ejemplo Multitasker? Time to break the habit, o El mito de la multitarea.
(3) Una búsqueda en Google Academic  de los términos "efectos del silencio mental" nos da algunos resultados, en ingĺes, "mental silence effects", nos sa bastantes más.
(4) Ver por ejemplo Vipassana Meditation
(5) Ver por ejemplo Meditation on Silence.
(6) Ver por ejemplo Silence
(7)  Zen Essence: The Science of Freedom. Thomas Cleary.  Shambhala Publications.
(8) Contemplación, artículo en Wikipedia
(9) Silencio Mental. Dr. Bertrand Martin. Editado por el propio autor.