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diumenge, 24 de desembre del 2017

Amor, conocimiento y conciencia plena

Es frecuente, creo, oír decir a un/a niño/a "yo no me casaré nunca", y lo dicen sinceramente, con convencimiento, aunque el adulto que lo oye se lo toma de forma condescendiente, siendo consciente de que lo dice porque no sabe que en un futuro cambiará totalmente de mentalidad y verá las cosas de forma muy distinta; quizá sea cierto que nunca se casará, pero por motivos distintos a los que tiene ahora. También puede suceder que ese/a niño/a nos diga "siempre te querré" y, aunque sea bonito y emocionante escucharlo, sabemos que, por el mismo motivo del cambio personal inevitable que lo transformará en otra persona adulta, distinta, que eso no tiene porque ser cierto; ese mismo infante que nos promete amor eterno quizá será el mismo que nos ingrese en una residencia de ancianos y se olvide de ir a vernos porque estará muy ocupado. 

No son mentiras esas afirmaciones, pero tampoco son ciertas, porque hablan del futuro, de cómo sentirá la persona en el futuro, pero desde el desconocimiento no puede saberse el futuro, ni en general, ni tampoco en el aspecto particular de lo que sentiremos, de lo que seremos. Si uno es consciente de su desconocimiento, entonces al menos ya no se arriesgará a decir tales afirmaciones, en todo caso se limitaría a decir "yo ahora no me casaría con nadie" o bien "yo ahora te estoy queriendo".  Hemos puesto el ejemplo de una persona de corta edad, pero el principio es aplicable a cualquier edad, pues las personas no somos estáticas, sino dinámicas, cambiamos, la vida nos cambia, y lo hace de forma impredecible. Por ello, jurar amor y fidelidad eternas hacia alguien es como jurar que nunca cambiarás, la cual cosa es totalmente incierta, y muy arriesgada.

De hecho tales afirmaciones tienen otra fuente de imprecisión, que es la falta de auto-conocimiento, de auto-conciencia, de la persona; ya no es falta de información sobre el futuro, sino además falta de conocimiento sobre el presente, sobre quien es en realidad la propia persona, sobre el significado de lo que siente y piensa. En la práctica, esto significa que si alguien nos dice "te quiero" probablemente no sabe exactamente de lo que está hablando, ni siquiera sabe quien está hablando; puede ser que confunda amar con una emoción, con un "contigo me siento bien", con unas "necesidades" cubiertas, ... Por otra parte el "yo" implícito de la frase "(yo) te quiero" no se conoce bien a sí mismo, y mucho menos al otro, hay un conocimiento muy superficial, mezclado con ideas e imaginaciones. Al no tener el conocimiento, nuestro amor es forzosamente superficial, temporal, condicional, poco fiable. Frases típicas en reuniones familiares o en Navidades, como "os queremos", "es tiempo de paz y amor", etc. son pronunciadas sin saber que es amar y sin estar en paz.

Entonces, ¿se puede amar de verdad sin conocimiento, sin conciencia plena del significado de amar, de quienes somos, y de quienes son los demás?  Tiene validez que digamos, o nos digan, que amamos, sin ser conscientes de que significa amar, ni de quienes somos en realidad? Desde luego que no, en todo caso, será un amor parcial, incompleto, inmaduro, infantil, inconstante, será como mirar a través de unos cristales empañados, no vemos con claridad. Es ese "amor" que puede debilitarse, incluso convertirse en odio cuando la persona cree que la han traicionado por no comportarse como esperaba. En ese estado de inconsciencia se pueden pronunciar palabras muy bellas, muy poéticas, muy emocionales, pero no habrá una base sólida para esas palabras, sólo creencias, parcialidad.
El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Corintios 13:4-7
Este amor que se cita en la Biblia es bastante inusual en la realidad cotidiana pero es un concepto común a todas las tradiciones: en el sufismo se habla de "el amor que nunca cesa por ninguna causa o razón y que se sustenta a sí mismo sin consideraciones de recompensa o beneficio", el monje Zen Thich Nhat Hanh explica en este vídeo que el amor es bondad, alegría, compasión e inclusividad, si falta alguno de esos elementos entonces no estamos amando "de verdad". Amar así exige ser plenamente consciente de nuestra bondad intrínseca, de la unidad de todo lo que existe, sólo entonces trae consigo alegría y compasión incondicionales, y es inclusivo, deja de ser "amo a esa persona porque me complace", pasa a ser "yo amo", indistintamente. Y el amor, la bondad, la inclusividad y la alegría son uno, van juntos, son inseparables de por sí, excepto si nuestra mente, que es una especialista consumada en separar, cree que no es así; nuestras creencias son las que nos impiden verlo, vivirlo. Si yo creo firmemente que sólo puedo amar a quien me corresponde de la misma manera, me cierro a la realidad, me impido vivirla. Por ello, cultivar la conciencia plena, trascender nuestras creencias, conocernos a nosotros mismos en profundidad, es seguramente el único camino para llegar a la alegría y la bondad incondicional, al amor en sí, y a nosotros mismos en esencia.






dissabte, 23 de desembre del 2017

Fluir con la vida: aprovechando las lecciones de la realidad

La función categorizadora de la mente

Poner etiquetas calificativas a todo lo que nos rodea, como por ejemplo "es una persona egoísta", "es una buena persona", "es un hotel confortable", "es un restaurante caro", etc, es una de las funciones cognitivas de la mente, que lo evalúa y categoriza constantemente todo en función de nuestro punto de vista particular, de nuestras ideas, o de la utilidad que le vemos a la cosa para nuestro uso particular. Es una función básicamente ego-centrada, hecha desde una visión muy particular de cada uno sobre la cosa que etiqueta. También, las creencias del tipo creer que una cosa "es así", o que se comportará de un modo determinado,  las podemos considerar también como otro tipo de etiquetas más sutiles; por ejemplo, más allá de etiquetar a una persona simplemente como buena, mala, etc quizás mantenemos una creencia sobre sus reacciones ante ciertas situaciones, como "estoy seguro de que si le pido ayuda me la prestará", o "creo que opinaría lo mismo que yo". 

El poner etiquetas proporciona una sensación de conocimiento sobre lo que nos rodea, y por tanto de seguridad, pues lo que no conocemos es difícil de prever y de controlar; y esa la sensación de seguridad contribuye al denominado equilibrio homeostático vital, o homeostasis, un estado vital en el que todo el ser vivo está equilibrado, estable, a todos los niveles, desde los básicos celulares hasta el nivel del sistema nervioso, un estado de bienestar que por cierto la mayoría de los occidentales han dejado de percibir conscientemente, estando su atención absorbida por los eventos exteriores y por sus propios pensamientos. En efecto, cuando estamos sanos, si quitamos la atención de los pensamientos y se la prestamos a la sensación corporal de homeostasis, sentimos el bienestar del cuerpo, y sentimos el placer simple de estar vivos. 

Mantener este equilibrio vital de bienestar es el objetivo último del etiquetaje mental, el de tenerlo todo controlado. Paradójicamente resulta ser una fuente de malestar, de desequilibrio emocional, pues como veremos a continuación las creencias y las etiquetas mentales producen con frecuencia emociones negativas. ¿Porqué sucede así? Antes de entrar en el terreno de las emociones vamos a analizar un poco más las creencias y las etiquetas.

Creencias y etiquetas positivas, negativas y neutras

Hemos dicho que el proceso de etiquetar mentalmente es ego-centrado, su utilidad no es ser útil a los demás si no a uno mismo, a la propia integridad y seguridad, a la utilidad de cada cosa que nos rodea. Por ello, las etiquetas pueden verse como positivas (la cosa nos es útil, nos beneficia), negativas (la cosa nos perjudica, o puede hacerlo) y neutras (ni es útil ni es una amenaza). Entonces, tener confianza en algo o alguien es tener una o diversas creencias positivas respecto a la cosa o la persona, y el estado de estar confiado proporciona bienestar, es un estado cognitivo-emocional positivo; algunos autores relacionan el estado emocional de confiar con el amor (Bisquerra, 2015) aunque no estamos de acuerdo en ello, ya que se puede amar a sin confiar, y se puede confiar sin amar: un hijo muy amado que nos dice que la próxima evaluación estudiará más pero no confiamos en que lo haga y por ello lo vigilamos, o un médico más bien antipático pero bueno en su oficio y por tanto al que confiamos nuestra salud a pesar de que no le tengamos aprecio serian dos contraejemplos. Más bien creemos que la confianza se relaciona con la emoción bienestar-felicidad.

¿Y qué decir de la desconfianza? Puede derivarse tanto de las creencias negativas como de las neutras: desconfiaremos de aquello que hemos etiquetado como perjudicial, y quizá también de lo que etiquetamos de forma neutra; cuando un taller al que tenemos etiquetado como "un taller más" (por tanto de forma neutra) nos presente una factura elevada, desconfiaremos, más o menos, de que sea justa, cosa que seguramente no ocurriría si fuera un taller de nuestra plena confianza. Evidentemente, si tenemos etiquetado al taller como "de poca confianza" dudaremos mucho más de la factura, incluso si su importe no es demasiado elevado, pues hay un pre-juicio negativo actuando. 

Etiquetas y creencias negadas: emociones sentidas

Supongamos que algo o alguien se comporta de forma contradictoria con las etiquetas que le habíamos asignado; si realmente nos creíamos nuestras etiquetas, al ser negadas por la experiencia directa seguramente hará su aparición la emoción de la sorpresa, que puede ser positiva o negativa: en general si la etiqueta era negativa, la sorpresa será positiva, y viceversa. Creemos que en ese restaurante  no se come demasiado bien, pero en la cena de empresa nos toca visitarlo, y descubrimos que estábamos equivocados, pues la cena ha sido estupenda, ahí hay una sorpresa positiva, que puede inducir un cambio de creencia, un transitar de la desconfianza a la confianza. Invitamos a comer a un hermano y a su pareja, ésta tiene una creencia negativa sobre la calidad de nuestras comidas, que además ha divulgado, pero descubre que estaba equivocada, que se come bien en nuestra casa, sólo que la sorpresa en su caso es negativa, pues contradice todo los que ha estado diciendo sobre nosotros, y la deja en una posición incómoda; se esperaba, se quería una comida de poco calidad, y se obtiene lo contrario.

La sorpresa es una emoción que suele durar poco, y su energía se convierte a menudo en otras formas emocionales negativas, especialmente cuando la creencia era firme, cuando había una confianza que se ve destruida, y entonces pueden aparecer la ira, la tristeza e incluso la ansiedad. Aunque no forzosamente: en una persona equilibrada emocionalmente, la sorpresa, tanto la negativa como la positiva, conduce a la curiosidad, el deseo de saber, de corregir el error, que es una emoción positiva, pues se quiere observar de nuevo la situación para descubrir la realidad, ya que la sorpresa ha sido el resultado de darse cuenta claramente que el el concepto previo era erróneo; no se siente una pérdida, sino una oportunidad para mejorar nuestra imagen del mundo, y esto es fundamentalmente positivo.  

Fluir con la vida

La realidad nunca debería generarnos emociones negativas, esto sólo sucede cuando hay una resistencia a aceptarla. La aceptación, como estado emocional, es positiva, pues considera los hechos no como negativos (o positivos), sino como simplemente hechos, neutros, de los cuales podemos aprender, quizá responder, dentro de nuestras limitaciones. El estado cognitivo que conduce, o predispone, al estado emocional de aceptación (que no de resignación, emoción negativa relacionada con la tristeza) es el de ser muy conscientes de nuestras emociones, teniendo claro lo que se ha dicho hasta aquí, pare reconducir, si es necesario, las reacciones emocionales negativas: al notar que aparecen, introducimos consciencia en el proceso, razonamos, nos decimos a nosotros mismos que teníamos un concepto erróneo, inexacto, y que tenemos una oportunidad para mejorarlo, no nos resistimos a la vida, sino que fluimos con ella.ç




dissabte, 2 de desembre del 2017

Ideas, ideologías y conciencia plena

Introducción

A continuación tenemos unas reflexiones sobre la ideación (crear y mantener ideas sobre cosas), las ideologías (conjuntos coherentes, "empaquetados" de ideas sobre algo) y del efecto de la conciencia plena aplicada a la ideación. Teniendo en cuenta que, según Buda, somos lo que pensamos, reflexionar sobre lo que ideamos y nos creemos no es en absoluto una pérdida de tiempo.

Ideas creativas, e ideas limitativas

Una idea es una representación mental de algo. Las ideas se forman en la mente como respuesta a estímulos, o a través de un proceso interior de razonamiento intelectual. 
 
Tener una idea comúnmente significa formar una idea que puede ser la solución a un problema; es por ello un acto de creación de conocimiento: en una situación que nos plantea una duda sobre cómo proceder, obtenemos iluminación, vemos una posible línea de actuación. Es por tanto un suceso fundamentalmente positivo. 

Hay otro tipo de generación de ideas que no se enfoca a resolver problemas sino a formarse una imagen exacta de algo; no se resuelve nada, sino que se intenta entender algo porque si, por exigencia intelectual. En este proceso se utilizan y asocian conceptos y experiencias previos para entender mejor esa cosa. Cuando lo que tenemos delante es simple, tenemos grandes posibilidades de que nuestra ideación sobre ello sea realmente útil, esto es, que sea precisa,  revisable e imparcial:

  • Idea precisa: la que define sobre qué trata claramente la idea, y qué propone, sin ambigüedades. Una  idea poco precisa también es poco útil, pues el objeto al que se aplica no está bien definido, o bien la representación mental está incompleta. Por ejemplo yo puedo tener una idea sobre lo que es una molécula orgánica, pero como no soy especialista en Química orgánica, mi idea será muy imprecisa: no se exactamente a qué me estoy refiriendo. 
  • Idea revisable: toda idea es sólo una representación mental de la realidad, no es la realidad, sólo la intenta representar; por ello, tomarse una idea como verdad absoluta es un error de base. Las ideas, todas las ideas, son parciales, y la persona debe de estar siempre en disposición de revisarlas, completarlas, refinarlas e incluso descartarlas si no se ajustan a la realidad. Muchas veces se procede al contrario: se niega la realidad, lo que es, para defender la propia idea parcial. Por ejemplo, una persona que se ha educado en un ambiente de austeridad, con una idea de renuncia a querer poseer muchas cosas y tener mucho dinero, puede juzgar como superficial a otra persona que tenga un coche caro, incluso después de hablar con ella, y comprobar que no lo es; la resistencia a cambiar el prejuicio mantenido durante toda la vida puede llevar a mantener el juicio de superficialidad.
  • Idea imparcial: siempre que observamos alguna cosa con pre-juicios, corremos el riesgo de ser sesgados en nuestra apreciación de la cosa. Nuestras ideas previas, que siempre son parciales y nunca verdades absolutas, pueden inclinarnos a idear lo nuevo en función de lo ya conocido y creído, y entonces la ideación en vez de ser un acto creativo pasa a ser un acto de etiquetado, de poner una etiqueta a algo en base a conceptos previos. El ejemplo anterior de la persona austera es un ejemplo también de parcialidad en el juicio, al prejuzgar como superficial a una persona sólo por sus posesiones. 
Cuando nos formamos una idea sobre algo complejo, con muchos matices y facetas, va a ser muy difícil que cumplamos los requisitos anteriores; si además mientras formamos la idea estamos afectados por estados emocionales, aún va a ser más difícil, y esto es lo que suele suceder cuando formamos ideas sobre personas.

Iba llegando gente a la reunión, casi no quedaban asientos vacíos, uno de ellos estaba a mi izquierda; en eso que entra en la sala una compañera de mi mismo departamento, ve el asiento libre que está a mi lado y se dirige a él. Siento una satisfacción de que se así, pues podré comentar cosas con alguien de mi propio departamento, es más fácil compartir opiniones. Cuando llega a mi lado, y yo ya estoy haciendo sitio, se detiene, vacila, y finalmente pasa de largo, para sentarse en otro sitio libre, al lado de otro compañero de otro departamento. Me quedo sorprendido. La reunión empieza y finalmente nadie ocupa el asiento libre a mi lado, es de los pocos que quedan libres. Sin que pueda impedirlo, me asaltan pensamientos como "cual es el motivo de que haya dudado y haya decidido pasar de largo?,  "sea cual sea, no puede ser bueno", "quizás soy un tipo aburrido, por eso el asiento libre ha quedado vacío", "o simplemente no le caigo bien", etc etc. Al acabar la reunión me he quedado con una idea imprecisa, parcial, negativa, sobre lo sucedido, y decido, en posteriores reuniones, no sentarme nunca al lado de esa compañera, no por ningún tipo de venganza, sino para no forzarla a aguantar una compañía que ha mostrado querer evitar. - Relato de un conocido -
Este relato, visto en tercera persona, evidencia una ideación claramente defectuosa, de la que resulta una imagen limitante, distorsionada, de la realidad. Es fácil verlo así cuando no te afecta personalmente, pero no lo es tanto cuando tu eres el protagonista, debido a que ahí entran en juego las emociones. En efecto, en el sujeto que vivió esa experiencia, había primero un deseo, una expectativa de esa compañía durante la reunión, deseo que fue frustrado; de la frustración, emoción negativa, surge el deseo de saber el porqué de la situación frustrante, y de ahí surge ese carrusel de pensamientos negativos, seguramente condicionados por experiencias previas también negativas. Si en ese suceso no hubieran participado las emociones, probablemente no se hubiera producido ninguna rumiación mental sobre el asunto, pero al entrar en juego las emociones negativas, el sentirse mal, la mente quiere saber por qué sucede. Como consecuencia, se forma una idea fija, que dirige el comportamiento de la persona: desde ese momento evitó a su compañera en las reuniones, y con el tiempo, ese comportamiento se reforzó hasta extenderse a todo tipo de situaciones, no solo a las reuniones. Se había establecido una actitud negativa infundada, inconsciente, hacia una persona.

Quizá el lector considere que a él no le sucede el formarse opiniones tan a la ligera; hay que tener en cuenta que a veces este proceso puede ser muy sutil, poco perceptible, casi inconsciente, pero así y todo, afectar a nuestro comportamiento.  

Conciencia plena durante la ideación

Si hemos desarrollado suficientemente nuestra conciencia del aquí y ahora, seremos capaces de darnos cuenta de nuestros estados emocionales mientras se forman las ideas en nuestra mente, como reacción a sucesos externos, especialmente en la relaciones humanas. El proceso de querer entender, formando ideas de lo que ocurre a nuestro alrededor, es innato al ser humano, sucede, sin que sea necesario decidirlo. Por ello, frecuentemente es un proceso automático, inconsciente o semi-consciente, y será conveniente percatarse de él cuando sucede, haciéndolo más consciente. Al darnos cuenta de ese proceso, podemos monitorizarlo, evitando caer en prejuicios emocionales, vigilando el ser precisos e imparciales, y sobre todo no tomando nuestra idea como verdad absoluta, más bien como una percepción parcial que puede ser útil o no.

Ideologías


En este sentido es conveniente recordar los peligros de las ideologías: ideas preconcebidas y pre-aceptadas como ciertas por el grupo que "se acoge" a la ideología. Se caracterizan por ser conjuntos cerrados de ideas, no revisables, parciales como todas las ideas, pero absolutistas en su propósito de dibujar realidades, esto es especialmente cierto en las ideologías radicales, que precisamente se definen por no ceder en sus posiciones y además por querer transformar la sociedad para que se adapte a su visión, son ideologías revolucionarias. Hay muchas personas que defienden "sus" ideologías como si fueran las únicas correctas, produciendo rechazo en otras personas, y enfrentamientos entre grupos e individuos que pueden ser desde sólo verbales hasta extremadamente violentos. 

La ventaja de las ideologías es que son un conjunto de ideas, normalmente elaboradas por intelectuales, bastante coherente, sin contradicciones internas, y por ello proporcionan un marco mental prefabricado, sólido, a la persona que al tomar contacto con la ideología, le resuena a verdad, a realidad, y automáticamente (insistimos, automáticamente) se "adhiere" mentalmente a ella. 

La desventaja es la que ya hemos comentado: siendo toda idea forzosamente parcial, la ideología también lo es, sólo que aquí la persona toma como absolutas no una idea propia, sino un conjunto de ideas coherentes prestadas, que además con compartidas por un grupo numeroso de personas "que piensan como tu"; tiene por tanto más fuerza que un única idea personal, y se hace mucho más difícil que la persona se haga plenamente consciente de las limitaciones de "su" ideología. Entra además en la aceptación de una ideología el componente emocional: cualquier intento de discusión o negación de la ideología puede provocar una reacción emocional, al tener la ideología más poder de provocar la identificación de la persona con sus ideas, debido a su coherencia y pertenencia a grupos amplios, que  una idea personal, no compartida. La persona queda cerrada a visiones distintas de la realidad que no concuerden con su ideología, por tanto, queda cerrada a la realidad y a otras muchas personas. Es lo que sucede a esta militante radical feminista (como ella misma se define), aunque empieza a ser consciente de ello:

Me da miedo caer en la endogamia intelectual. Hace años estoy rodeada de pura gente que piensa casi idéntico a mí, y cuando alguien llega con su opinión diametralmente opuesta, me dan ganas de vomitar. Cuando algún amigo de la infancia me dice que “esa puta que se embarazó para amarrarme” o cosas así, más que ganas de debatir o compartir puntos de vista, me dan ganas de vomitarle en la cara y no volver a verlo. Jamás. Dejo así de exponerme a situaciones que me permitan analizar distintos puntos de vista, y voy cayendo en un fanatismo loco donde sólo yo tengo la razón. - http://serfilosofista.blogspot.com.es/2015/08/las-exageraciones-del-feminismo-primera.html

Ideología con conciencia plena

Viendo las cosas con plena conciencia, podemos aprovechar las ventajas de las ideologías y al mismo tiempo evitar sus inconvenientes. Podemos usarlas para mejorar nuestra imagen de la realidad, enriqueciéndola, pero sin caer en generalizaciones y absolutismos, y mucho menos en identificaciones personales.

A continuación tenemos dos posiciones antagónicas: primero, la defensa del capitalismo desde una ideología capitalista:

En efecto, ese “monstruo” conocido como “mercado” del cual populistas y socialistas nos llaman a temer, no es otra cosa que una abstracción de nosotros mismos y nuestras valoraciones; el mercado es simplemente el modo de denominar al momento y el lugar en el que nosotros, las personas de carne y hueso, podemos intercambiar libremente con otros para nuestro propio beneficio quedando sujeto nuestro éxito en el intercambio a nuestra capacidad de beneficiar a los demás. La propaganda anticapitalista nos ha hecho perder de vista esto último: el mercado es el conjunto de personas que compiten para cooperar. - https://www.elcato.org/en-defensa-del-capitalismo -

A continuación, el ataque al capitalismo desde una ideología anti-capitalista:

En una realidad regida por el capital solo un puñado se encuentra en el centro de la dominación y la posesión. De alguna manera puede decirse que en el corazón del capitalismo late una fuerza destructiva que nos conduce inevitablemente al caos y el colapso, y de ahí a la nada y el vacío. En vista de que su única meta es acumular y no distribuir la riqueza, los recursos que producen riqueza deben ser controlados, por lo tanto, la guerra es inevitable. La riqueza puede comprar mucha de la representación que necesita para obtener las leyes necesarias para más acumulación y concentración de riqueza. Esto significa que conforme la concentración de la riqueza se incrementa, la democracia se degrada y al final se destruye. - http://pijamasurf.com/2012/08/6-argumentos-para-acabar-con-el-capitalismo/ -
Probablemente el lector se sentirá identificado, más o menos, con alguna de las anteriores posiciones, en el sentido de coincidencia de opiniones. Pero ya hemos comentado que una cosa es sentirse cercano a una ideología y otra es hacerse una idea precisa, imparcial y revisable de la realidad, o en otras palabras, poseer sabiduría, no simples opiniones parciales. Desde una mirada imparcial se hace obvio que ambas opiniones dicen verdades parciales, y que todavía nadie ha sido capaz de idear un sistema económico que aproveche las ventajas del sistema capitalista evitando sus peligros; reconocer esto es abrir la puerta a más conocimiento, es constructivo, pues busca la mejora de lo existente desde la imparcialidad. Cerrarse en cualquiera de las posiciones anteriores es poco o nada constructivo, más bien es negacionista: se niegan otros aspectos de la realidad. 

Política e inconsciencia

Para acabar con el tema, advertir que con las posiciones políticas pasa lo mismo, pues la política está siempre inspirada por la ideología del partido político del que se trate. Desde el momento que el político profesional se cree que su ideología es "la mejor", es poco consciente de la realidad. Da un poco de miedo pensar que personas claramente inconscientes a la realidad estén gobernando, esperemos que en un futuro cercano esto cambie, como quizá está sucediendo en Gran Bretaña con la iniciativa de llevar mindfulness a la política. Mientras tanto, tenemos que convivir con bastante inconsciencia política:


«Una cosa es ser solidario, y otra es serlo a cambio de nada». M. Rajoy
«Los paros laborales convocados para hoy en toda Catalunya son por motivos políticos, y por tanto son "de corte nazi"».  Rafael Hernando
«Con la renta básica garantizada todo el mundo querrá venir, tienes que poner francotiradores». José Carlos Díez.
«La concejala de Ciudadanos María Fernández Trujillo ha dimitido de su cargo como presidenta de Onda Cádiz; yo entiendo que no se pueda compatibilizar todo y que diera un paso a un lado».  David Navarro. Respuesta de María Fernández:  «Navarro es un "miserable" y un "machista"  por vincular mi dimisión con mi maternidad


















diumenge, 26 de novembre del 2017

Vida, inteligencia, consciencia y individualidad emergen de la Realidad

Este artículo se aparta, aparentemente, de la línea de este blog, tratando temas de divulgación científica en vez de los habituales sobre relajación, meditación y conciencia plena; la idea es proporcionar una base de conocimiento que haga más fácil el entender conceptos como "sentirse uno con todo lo existente" o "el Ser es uno e indivisible" que aparecen en meditación. Puede suceder que se experimenten esos estados mientras se medita, y al acabar la sesión la mente se quede aturdida, incapaz de relacionar sus conceptos intelectuales con lo que se acaba de experimentar. Reflexionando sobre lo que tratamos en este artículo puede ayudar a integrar el conocimiento intelectual con la experiencia. 

La vida vista como propiedad emergente

Estructura de un virus. https://www.sciencelearn.org.nz/
Alrededor nuestro vemos la diversidad de la vida, de seres vivos, que son sistemas complejos, altamente organizados, estructurados, con muchas funciones actuando coordinadamente para mantener la vida. Lo que es la vida en sí es de difícil definición, pues es más que simplemente la suma de muchas estructuras bioquímicas; un virus no es más que una estructura simple que encierra una molécula de ADN, pero esa estructura está "diseñada" para romper las membranas celulares, colarse dentro de la célula, y re-programarla para convertirla en una fábrica de virus idénticos al original. Una estructura simple que actúa como un organismo parásito, infectando organismos más complejos (vivos) y los usa para reproducirse a si mismo. 

Antes de que existiera lo que llamamos vida sobre la Tierra, antes incluso de que existieran virus, se crearon en el océano Tierra las macro-moléculas llamadas proteínas, que tenían la capacidad de replicarse a sí mismas a partir del material del medio ambiente, del mismo modo que los seres vivos; si tenemos curiosidad por los detalles sugiero el artículo Génesis (II): el origen de la vida, a nivel divulgativo, sin complicaciones para expertos.  De la complejidad bioquímica surgió la vida, pero la línea divisoria entre bioquímica y vida es difusa.  No sabemos distinguir claramente qué es lo que produce y define la vida. Sabemos distinguir entre un ser vivo y un ser inerte, por observación directa, pero si analizamos detenidamente, intelectualmente, la diferencia entre ambos llegamos a un punto donde todo se difumina, en los dominios de la química. Cuando una propiedad, como la de estar vivo, surge de entre otras propiedades, estructuras  y funciones, como en este caso de las funciones bioquímicas y de las estructuras del organismo vivo, sin que esté claro cómo surge (siendo más que la suma de las partes) decimos que esa propiedad es emergente, "emerge" de la base que lo sustenta sin que sepamos todos los detalles de tal emergencia. 

La inteligencia vista como propiedad emergente

Inteligencia, y emoción
La definición usual de inteligencia la limita a una facultad de la mente que posibilita las funciones cognitivas de aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea de la realidad.  Bien. Cuando el virus de la ilustración anterior contacta con una célula, los diversos "pinchos" que están distribuidos por la cubierta del virus se enganchan a la célula, y "algo" en el virus (afinidades químicas y otros efectos) lo detecta: el virus inyecta su ADN en la célula para re-programarla y eventualmente destruirla. ¿Es este un comportamiento inteligente? En este proceso, que es complejo en sus detalles, hay percepción (contacto con la célula victima), hay decisiones programadas (acoplarse a la célula, perforar su membrana, inyectar el ADN letal), y hay un objetivo: la reproducción. ¿Dónde está la mente que lo dirige todo? En ningún  sitio. Es un proceso programado, pero inteligente sin duda.

Podemos ver la inteligencia también como algo que emerge de la propia Naturaleza, que vemos actuar en todas las escalas posibles, desde un objeto que cae al suelo debido a una "ley de la gravedad" inmanente, pasando por el virus que parece saber muy bien lo que se hace, hasta los organismos superiores, que han desarrollado su propia maquinaria de percibir y de pensar: un sistema nervioso  y un cerebro. Quizá hemos estado viendo la inteligencia, y la mente, desde un punto de vista muy centrado en el ser humano, un punto de vista sesgado; en realidad, la inteligencia está por todos sitios, en mayor o menor grado, con más o con menos consciencia (en la piedra que cae o en el virus, nula o casi nula), por ello se puede definir como otra propiedad emergente de la Naturaleza.

Consciencia e individualidad, propiedades emergentes

¿Es consciente? ¿Es un individuo? ¿Lo sabe?
La consciencia es una propiedad de la mente que tampoco podemos describir con exactitud, ni podemos analizar y descomponer en partes constitutivas; simplemente surge, en menor o mayor grado, acompañando al despliegue de funciones cognitivas superiores. Occidente ha descubierto recientemente lo que otras culturas más antiguas sabían desde hace milenios: la consciencia puede entrenarse y desarrollarse, puede hacerse crecer, tanto en amplitud como en profundidad, y al hacerlo el cerebro se adapta, se optimiza, y con él, todo el sistema nervioso y las funciones cognitivas. No es sólo una facultad humana: al ser una propiedad emergente, tampoco podemos establecer una línea definitoria "aquí hay consciencia, aquí no la hay", siempre será relativa; ¿tiene consciencia un perro? ¿y un recién nacido? ¿y una mariposa? 


Del mismo modo, la individualidad desde el punto de vista humano es una vivencia, es un sentirse ser alguien, también es una idea. ¿Se siente ser alguien un perro? ¿Y un niño de un año? ¿Somos más conscientes los adultos que los niños? ¿En qué sentido? En algunos  meditadores avanzados la expansión del campo de conciencia les lleva a expandir también su individualidad, sintiéndose uno con todo, y al mismo tiempo seguir siendo alguien más allá de todo. Vemos que la individualidad también tiene muchos grados, y no está clara la linea divisoria entre sentirse ser alguien y no sentirse ser nadie. 

Nosotros, propiedades emergentes de la realidad

Vida, inteligencia, mente, consciencia e individualidad, son fenómenos emergentes de la Realidad, surgen de ella, de forma temporal; se generan desde el Todo y se vuelven a absorber en el Todo. Reflexionando sobre ello, podemos ver que nos damos, quizás, demasiada importancia, nos lo tomamos todo de forma demasiado personal, pues todo lo que nos define, mejor dicho, todo lo que creemos que nos define, vida, cuerpo, mente, consciencia e individualidad, no son realmente "nuestras", son propiedades emergentes de la realidad,  están por todos sitios, y nosotros somos expresiones temporales de esas propiedades, tal como una ola es una expresión temporal de un único océano. 

Un mar de individualidades conscientes, temporales



dimecres, 22 de novembre del 2017

El proceso de soltar los miedos

Miedos inconscientes
Ayer se dio la coincidencia de que mi vecino y yo salimos al mismo tiempo al rellano para ir al trabajo, después de comer. Me he vuelto bastante sensitivo a las emociones de los demás, así que noté inmediatamente su sensación de incomodidad, creo que hubiera preferido no coincidir con nadie, seguramente es de esas personas, bastante comunes, que cuando oyen que alguien sale a la escalera se esperan un minuto detrás de la puerta para no coincidir.  Es curioso ese comportamiento, pues es una persona que trabaja atendiendo a gente, también es buena persona, estará sobre los 50 años de edad, no es ningún inexperto de la vida, y hace diecisiete años (!) que somos vecinos, pero así y todo bajó conmigo dos tramos de escalera, unos dos minutos escasos, prácticamente sin hablar (yo si hablé, el sólo emitió algún gruñido de aprobación, supongo), sin un "que tal se presenta la tarde" o un "como está la familia", y sólo al llegar a la calle dijo un lacónico e impersonal "bueno, vamos a pasar la tarde". 


El miedo a ser manipulado, ofendido, puesto en duda, discutido, o dañado de alguna forma más bien inverosímil está muy presente en las sociedades desarrolladas, en las que, en teoría, se está más seguro y se vive mejor. Ese miedo indefinido es automático y bastante inconsciente: mi vecino negaría su incomodidad a coincidir con alguien en la escalera, pues "no queda bien" reconocerlo, otro miedo a quedar en evidencia añadido al miedo a ser invadido en su intimidad. El gran problema de ese miedo es que forma parte de nuestro ego, con el que estamos identificados, creemos que somos ese miedo, y eso lo hace difícil de ver y de calmar.

El origen del miedo
Se habla bastante acerca del dolor provocado con la identificación con el ego y sus miedos, y también acerca de la liberación de ese ego-miedo, pero no tanto sobre lo doloroso que es pasar de estar completamente vinculado a ese miedo a desvincularse, a soltarlo. El proceso de soltar los miedos con los que nos identificamos  requiere una gran valentía, porque básicamente estamos cambiando completamente nuestra forma de percibir la realidad, es como cambiar nuestro ADN; estamos deshaciendo un patrón de comportamiento que no es solo nuestro patrón personal, es el patrón humano: proyectamos en el mundo un trillón de posibilidades de mejorar nuestra situación y resolver nuestros problema.  Podemos tener dientes más blancos, un cuerpo más esbelto,  una vida sin conflictos, un mundo sin violencia. Incluso podemos vivir felices ... de vez en cuando. Este patrón nos mantiene permanentemente insatisfechos, buscando algo más, y eso nos causa sufrimiento inconsciente, aunque a veces se hace tan intenso que se vuelve consciente, y entonces buscamos ayuda.

Soltar los miedos ficticios
Pobre en posesiones, pero satisfecha y feliz
La meditación nos proporciona una forma de soltar los miedos: nos alienta a no juzgar lo que surja en nuestra mente. De hecho, nos alienta a no atender siquiera lo que surge en nuestra mente. Lo que generalmente llamamos bueno o malo simplemente lo reconocemos como pensamientos, sin todo el drama habitual que acompaña a "lo correcto y lo incorrecto". Nos entrenamos para dejar que los pensamientos aparezcan y se vayan sin retenerlos, los dejamos fluir.  Esta disciplina  nos prepara para dejar de temer y descubrir un estado de ser nuevo e imparcial.

La vivencia de ciertas emociones negativas puede parecer particularmente enredada con el deseo de resolución: ira, indignación, ansiedad... A menos que podamos relajarnos de estas emociones, es muy difícil permanecer neutral cuando las experimentamos. Queremos la victoria o la derrota, el elogio o la culpa. Por ejemplo, si alguien nos abandona, no queremos estar con esa incomodidad cruda, y quizá evocamos una identidad familiar de nosotros mismos como una víctima desventurada, o tal vez evitemos la crudeza actuando y diciéndole a la persona lo equivocado que está. Automáticamente queremos cubrir el dolor de una forma u otra, identificándonos con victoria o victimismo.

Describiremos cinco formas de soltar la compulsión del miedo a resultar dañados de alguna forma imaginaria: experimentar menos deseo, estar satisfecho, evitar actividades innecesarias, ser disciplinado y no buscar la seguridad en los propios pensamientos discursivos. 

Experimentar menos deseo
Buena parte de los pensamientos que nos vienen sin que los llamemos tienen como base deseos: de estar en otro sitio, de acabar con lo que estamos haciendo, de que llegue el fin de semana, de llamar a esa persona, ... Cada vez que los etiquetamos como "un pensamiento" y los dejamos pasar en lugar de atenderlos, estamos debilitando indirectamente los deseos que subyacen en esos pensamientos, liberándonos de ellos, al menos en parte. 
 
Estar satisfecho
En realidad no tenemos nada que perder, pero estamos programados para sentir que sí tenemos mucho que perder, una sensación enraizada en el miedo a la soledad, al cambio, a todo lo que no se puede resolver, a la inexistencia. Cuando prestamos plena atención al presente, al aquí y ahora, aceptando nuestra inquietud y temor con plena conciencia, algo sutil comienza a cambiar, y llegamos a estar contentos de estar simplemente aquí-ahora con un estado de ánimo estable y viviendo con aceptación lo que está sucediendo.

Evitar actividades innecesarias
Cuando nos sentimos solos, o empezamos a enfrentamos a nosotros mismos, buscamos algo que nos salve, buscamos una vía de escape, realizamos actividades simplemente para estar ocupados. Eso se llama actividad innecesaria. Es una manera de mantenernos ocupados para que no tengamos que sentir ningún dolor.
¿Podríamos dejar de tratar de escapar de estar a solas con nosotros mismos? ¿Qué tal el practicar no escapar cuando comenzamos a entrar en pánico? Relajarse en soledad, simplemente no haciendo nada en especial, es una ocupación muy digna. Como dice el poeta japonés Ryokan: "Si quieres encontrar el significado, deja de perseguir tantas cosas".

Ser disciplinado
Aquí, significa que en cada oportunidad, estemos dispuestos a regresar suavemente al momento presente. Podríamos incluso quedarnos quietos el tiempo suficiente para darnos cuenta de cómo son las cosas en realidad. Esto nos permite finalmente descubrir un estado de ser completamente inmaculado. Nuestras suposiciones habituales, todas nuestras ideas sobre cómo son las cosas, nos impiden ver cualquier la realidad de manera fresca y abierta. Diremos, "Oh, sí, ya lo sé". Pero realmente no lo sabemos. En última instancia, no sabemos nada. No hay certeza sobre nada. Esta verdad básica duele, y queremos huir de ella. Aceptar y relajarse con el fluir de la vida, con aceptación, es una buena disciplina para darnos cuenta de la profundidad de los momentos no resueltos de nuestras vidas.

No buscar la seguridad en los propios pensamientos discursivos
"No lo está haciendo bien", "tengo que resolver esto y lo otro", "voy a tener un día largo y pesado" ... Buscamos el compañerismo y la comprensión de nuestra propia conversación constante con nosotros mismos sobre cómo es y cómo no es, si es o no es, si debería o no debería, si puede o no puede ... Todo eso en meditación lo etiquetamos como "pensamientos": no tienen realidad objetiva. Se nos anima a "mirar" esa charla y dejarla pasar, sin hacerle caso. A ser profundamente nosotros mismos, sin charlas virtuales con otros sujetos imaginarios.

Artículo basado en Six Kinds ofLoneliness, by Pema Chödrön




 

dissabte, 18 de novembre del 2017

Reencarnación

La reencarnación forma parte de algunas de las tradiciones espirituales de nuestro mundo, como el Budismo o el hinduismo, seguidas por cientos de millones de personas. Esta creencia, vista desde el lado "práctico", de lo que nos puede aportar, nos da una imagen de nuestra existencia parecida a asistir a la escuela, mostrando la existencia humana como un aprendizaje continuo, más allá de la duración de cada vida individual, personal. Nos da un tiempo casi infinito para aprender de nuestros errores y de los de los demás. Podemos repetir curso indefinidamente, hasta que superamos nuestra ignorancia y superamos el curso. Desde este punto de vista se ve como positivo. También se muestra su lado negativo, el tener que volver a vivir las mismas situaciones, normalmente negativas, hasta que se aprende la lección que encierran, puede verse como una especie de castigo a la ignorancia, más que como una oportunidad de aprendizaje. Son puntos de vista.

Fuente: steemit.com/body/@govinda/reincarnation-transmigration-of-the-soul

En la cultura occidental se presta muy poca atención a esta creencia, seguramente debido a que estamos muy orientados e influidos intelectualmente por la ciencia y por una visión más bien hedonista de la vida, además de por un ensalzamiento de la personalidad, del ego, de lo superficial; los occidentales queremos hacer muchas cosas, queremos ser lo que hacemos y/o lo que tenemos, mucha gente actualmente "no puede parar de hacer muchas cosas", si lo hacen empiezan a sentirse incómodos, sienten desazón, como si su existencia fuera vacía por falta de actividad. Creer en la reencarnación, o simplemente pensar seriamente sobre ella, choca frontalmente contra todos esos esquemas occidentales: la ciencia se opone radicalmente a su existencia, y si fuera cierta, entonces nuestra personalidad actual, todo nuestros contenidos mentales, conocimientos, emociones, todo eso se pierde, no sobrevive, y por tanto nosotros no seriamos nada de todo eso, es una negación de lo que la gente cree que es, y es lógico que se le preste poca atención, pues ataca todo el sistema occidental de actitud ante la vida. Pero, atención, el que sea incómodo no significa que sea falso. Y que la ciencia no quiera hablar del tema tampoco lo invalida, simplemente indica que queda fuera de su ámbito de estudio.

Hay numerosa literatura sobre la reencarnación, en la que se muestra testimonios reales, personas que recordaron detalles muy exactos sobre sus vidas pasadas que pudieron ser comprobados. Incluso hay un estudio riguroso, realizado durante unos 40 años  recogiendo datos por todo el mundo por el psiquiatra Dr. Ian Stevenson, que puede hacer tambalear las convicciones anti-reencarnación de hasta el más convencido, siempre que se tenga una mente abierta, claro está, es imposible hacer cambiar de opinión a aquel que se niega a hacerlo. Pero, ¿cómo puede ser posible? ¿Qué puede permanecer de la persona después de la muerte? No es suficiente con contestar "el alma", pues los testimonios tienen recuerdos de experiencias pasadas, tienen memoria, e incluso ciertos rasgos de la personalidad sobreviven a la muerte, y todo eso no tiene relación con el alma, entendida como espíritu más allá de recuerdos y personalidades, tiene que ver con la mente y con la memoria, una memoria no física. La única posibilidad que concuerda con los recuerdos de vidas pasadas es que esos recuerdos estén registrados en una mente no física, no limitada al cerebro físico. Es una posibilidad que ha sido enunciada por algunos científicos occidentales, y no precisamente mediocres o desconocidos:

El intelecto tiene poco que hacer en el camino hacia el descubrimiento. Se produce un salto en la conciencia, llámalo intuición o lo que quieras; la solución viene a ti y no sabes cómo ni por qué. Lo verdaderamente valioso es la intuición. - Albert Einstein -

Mi cerebro es solo un receptor, en el Universo hay un núcleo del cual obtenemos conocimiento, fortaleza e inspiración. No he penetrado en los secretos de este núcleo, pero sé que existe. - Nikola Tesla -

La multiplicidad es solo aparente, en verdad, solo hay una sola mente ... - Erwin Schrödinger -
Esta única mente que mencionaba Schrödinger (uno de los físicos fundadores de la Mecánica Cuántica) sería la que almacenaría nuestros recuerdos; la conexión entre nuestra mente individual, cerebral, y la mente total, inmaterial, podría ser a través del nivel mental inconsciente. Los detalles de esa conexión no son desconocidos, claro está, pero parece ser la única posibilidad de permanencia de esos recuerdos que atestiguan tantas personas. En nuestra modesta opinión, siguiendo la de esos grandes pensadores tanto occidentales como orientales, y atendiendo a los numerosos testimonios y al riguroso estudio mencionado, no querer ni considerar la posibilidad de la reencarnación es una forma (más) de cerrar la mente a lo incómodo, pero posiblemente real. Abrirnos a esa posibilidad, por otra parte, lo relativiza todo, nuestra visión de la existencia se ensancha hasta el infinito, nuestro concepto de quienes somos se profundiza.

Actualización: otra teoría relativa a una mente universal que posibilitaría la memoria entre vidas es la denominada del campo akásico.
















dijous, 16 de novembre del 2017

Vivir en el presente no implica que el pasado no exista

JuergenG - made by JuergenG - 
Wikimedia Commons

Diversas tradiciones nos recomiendan "vivir en el presente", como Mindfulness, o en la línea de Eckhart Tolle, aunque el concepto "presente" no sea fácil de definir con precisión. En la clásica división del tiempo en pasado-presente-futuro, el presente no es más que una línea de separación entre el pasado (lo ya acontecido) y el futuro (lo aún no acontecido), y esa línea no tiene ninguna duración: ¿cuánto dura el presente? El instante presente es una sensación subjetiva, lo que está ocurriendo "ahora" de hecho es un flujo de información sensorial que se procesa rápidamente en nuestro sistema nervioso, pero no instantáneamente, de suerte que los que nos parece que está ocurriendo ahora de hecho sucedió unas décimas de segundo antes, hay un tiempo de reacción entre la recepción de la información y nuestra consciencia del suceso. No hay un "ahora" definido, hay un flujo continuo de información que pasa por nuestra consciencia.

Conocimiento y tiempo

Si miramos el asunto desde el punto de vista del conocer, del saber, llegamos a la pregunta ¿es posible aprender, adquirir conocimiento, sin el tiempo? Pot un lado, el acto de comprensión puede ser instantáneo: en un momento dado comprendemos algo que hasta entonces no entendíamos, es como si se hiciera la luz en el asunto. Por otro lado, hemos tenido que invertir un tiempo en reflexionar sobre ello, en estudiarlo, antes de entenderlo. El hacernos conscientes de algo es un acto instantáneo, atemporal, pero la preparación necesaria de la mente para llegar a esa realización requiere del tiempo; nuestro conocimiento actual es fruto de la experiencia pasada, nuestra conciencia actual de ese conocimiento es puro presente.

Conciencia y presente

Entonces podemos decir que, al procurar estar "muy en el presente" lo que estamos haciendo es estar muy conscientes, pues la consciencia es en si atemporal, por ello enfocar la mente en lo que sucede aquí y ahora es un medio de desarrollar la consciencia plena. Ello no deberia llevarnos a adoptar actitudes exageradas en el sentido de creer que el pasado no importa y el futuro no existe, como a menudo se afirma; desde el punto de vista de la pura consciencia es de hecho cierto, pues solo para ella solo existe un continuo presente, pero para la totalidad de la mente, de la cual la consciencia es un sector, el tiempo no sólo existe sino que es absolutamente necesario para que la mente trabaje, aprenda, entienda, proyecte, diseñe, etc. No hay progreso ni aprendizaje posible sin el tiempo.

Meditando sobre las experiencias pasadas, desde la plena conciencia

Este asunto relativo a la afirmación de que "el pasado no existe" me tenía un tanto preocupado, hace ya un tiempo (valga la redundancia). Muchos de mis seres queridos han quedado en el pasado, infinidad de experiencias felices, plenas, también estan ahí, y decir llanamente que todo eso no existe, aunque se reconoce la verdad indiscutible de la afirmación, me dejaba una sensación de incomodidad, de que algo no me encajaba. Por ello, dedique varias sesiones de meditación reflexiva, en la línea de la contemplación de una verdad o pregunta, a intentar "ver" lo que me quedaba oculto, ininteligible, en la afirmación sobre la inexistencia del pasado. 

Una vez más o menos "instalado" en el silencio mental, como puro observador, y desde ahí, contemplar lo que representa el pasado, me di cuenta de que desde la pura conciencia efectivamente todo es presente ... ¡incluso el pasado! Supongo que es imposible de describir con exactitut esa visión, pero podemos intentarlo; lo que realmente hace que vivamos, que vivenciemos cada suceso es que seamos conscientes de él, y esa consciencia es intemporal; más aún, visto des de la perspectiva del sujeto último, del observador consciente, todo lo vivido en el pasado eres tu, y tu eres todo eso, no hay separación, pues todo es un continuo ahora. No tiene sentido decir que el pasado no existe, tu estabas allí, y desde la intemporalidad, sigues estando, no has cambiado, lo que cambia es el exterior. 

Dicho de otro modo: el tiempo permite el cambio de todo lo exterior, mientras que el observador permanece estable e intemporal, proyectando consciencia sobre lo que sucede de forma continuada. Sin el tiempo el sujeto observador intemporal no percibiria nada, sería sólo pura consciencia sin experièncias, sin vivencias. Y a la vez, todas esas vivencias lo son gracias a la consciencia, que en sí es intemporal. Són como las dos caras de una moneda, en una tenemos el tiempo, lo temporal, en la otra la consciencia-observador, intemporal, esa moneda es la existencia, la realidad de ser.


dissabte, 11 de novembre del 2017

El poder está en lo sutil, en lo invisible, no en lo visible.

El mundo exterior a la persona es lo que suele ocupar gran parte de la atención en la mayoría de nosotros, y es un exterior material, hay "cosas" ahí afuera que percibimos con nuestros sentidos. Vemos el exterior de las personas, su aspecto físico, oímos sus voces, vemos las calles, edificios, objetos grandes y pequeños, sólidos, están ahí, podemos verlos y tocarlos. Y puede parecernos que eso es todo, al menos lo más importante, lo evidente, lo material.

El mundo interior de la persona, sus emociones, sentimientos, ideas, puede ser entonces un mero reflejo automático de ese exterior sólido, un producto del contacto sensorial con el mundo externo: salimos a la calle y vemos que hace un día espléndido, por tanto sentimos una sensación de alegría; nos encontramos con esa persona especial que tanto nos atrae, sentimos entonces la excitación del encuentro, oímos en las noticias información sobre una tragedia, nos entristecemos, etc etc. Viviendo de este modo, nuestro mundo interior depende totalmente del contacto con el mundo exterior, con la realidad tangible. 

Quizá creamos que esos rayos son la electricidad, que la podemos ver, pero no es así: esa luz es la que emite el aire al ponerse incandescente, como pasa en las antiguas bombillas de incandescencia. Lo que fluye en el rayo son partículas subatómicas invisibles, los electrones, increíblemente pequeños, de hecho tanto, que se considera que ¡no tienen tamaño!  Lightning flashes during a thunderstorm. Wikipedia.

Pero si observamos con detenimiento, con afán de descubrir lo que no es evidente, ese mundo exterior sólido y tangible, si miramos qué es lo que hace que se mueva, que sea, ¿que encontramos? Por ejemplo, ¿qué es lo que hace a un día que "sea espléndido"? Pues una combinación de factores: que sea soleado, pero no demasiado caluroso, que el cielo esté despejado, el aire limpio y brillante, y que nuestro estado de ánimo nos permita percibir todo eso, pues una persona deprimida simplemente no se dará cuenta. Los factores ambientales a su vez, dependen de un delicado equilibrio de otros factores: el ángulo de inclinación de la Tierra en su órbita alrededor del Sol determina la intensidad de la luz solar, y eso determina la temperatura en la Tierra; la presencia o ausencia de nubes depende de la presión atmosférica, que a su vez depende de la circulación del aire  calentado por el Sol. La luz del Sol es el principal motor de los cambios atmosféricos, y sabemos que la luz es totalmente inmaterial.

Cuando cogemos un objeto pesado, pensamos que el objeto pesa porque "tiene mucha materia", y no es que sea falso, pero sí inexacto; ese mismo objeto en el espacio no pesa nada. Hay alguna acción sutil, inmaterial, llamada gravedad, que hace que nuestro cuerpo pese, o que un camión de gran tonelaje esté "enganchado" a la carretera con una fuerza de muchas toneladas. Vemos la luz, pero no vemos la gravedad, nadie ha conseguido aún "manejarla", sólo notamos sus efectos, y son inmensos, pues la Tierra gira en torno al Sol gracias a esa gravedad absolutamente sutil. 

Toda la realidad física que nos rodea está sujeta a la leyes de la Naturaleza, que son extremadamente precisas y sutiles. La energía eléctrica que mueve un tren de 1.000 toneladas a 200km/h es inmaterial, la vida de un árbol majestuoso depende de un delicado proceso químico, la fotosíntesis, que en sí combina moléculas, "cosas" increíblemente pequeñas, usando también energía eléctrica y la luz del Sol; si ese proceso se detuviera o simplemente se alterara mínimamente, el majestuoso árbol decaería inmediatamente y moriría. Nuestros sentidos, con los que nos comunicamos con el mundo, dependen de procesos muy exactos y también inmateriales.  

Volvamos al nuestro mundo interior. Es un mundo evidentemente sutil, inmaterial; si depende en buen grado de nuestro contacto con el mundo externo, de hecho, de forma indirecta, está también dependiendo de todos esos factores sutiles que mueven ese exterior.  Supongamos que, en buena medida, nos identificamos con nuestro mundo interior, con nuestra experiencia vital íntima; entonces nosotros mismos somos sutileza, inmaterialidad, que se conecta con la sutileza de la Naturaleza a través de lo que llamamos mundo material, del que nuestro propio cuerpo forma parte. Entonces los objetos materiales son sólo medios de expresión de lo sutil que subyace en ellos, y que los impulsa, incluso los crea y mantiene. Y nuestro cuerpo es también expresión de lo sutil, tanto a nivel bioquímico como a nivel de comportamiento. Esquemáticamente:

El mundo exterior, cuando trabajamos nuestra interioridad, incluye a nuestro cuerpo, y en parte a nuestra personalidad. Nuestro mundo interior, inmaterial, se relaciona directamente con el exterior, el cual a su vez se mueve y se mantiene por la acción de las fuerzas y leyes de la Naturaleza, de por sí también inmateriales.


Intentemos llegar aún más lejos. En el mundo físico sabemos que hay fuerzas sutiles, como la luz, la gravedad y la electricidad, que en última instancia dinamizan y mantienen todo funcionando; esas fuerzas sutiles siguen escrupulosamente una leyes que definen su comportamiento, y no se apartan de esas leyes ni un milímetro, jamás. Cualquier mínima desviación de alguna ley de la Naturaleza produciría una cataśtrofe colosal; por ejemplo, si la gravedad de repente se volviera un 1% más fuerte o más débil, ¡se desestabilizaría  el Universo!, o si variáramos la fuerza eléctrica en esa cantidad, ¡se colapsaría la materia!". Podemos pensar que hay otra "cosa" aún más sutil que todas las fuerzas inmateriales de la Naturaleza, y esa cosa  es su equilibrio preciso y mantenido, el hecho de ser tan exactas, y tan constantes (se sabe que han permanecido así desde que se creó el Universo) es de una sutileza aún mayor que las propias fuerzas.  

¿Cuál es la diferencia entre un estado depresivo y un estado de felicidad? ¿Es algo tangible? Los pensamientos, ¿son tangibles? Un neurocientífico nos dirá que los pensamientos son conexiones eléctricas entre neuronas, y por tanto nos volvemos a encontrar con sutilezas a nivel físico: electricidad y células increíblemente pequeñas (tenemos casi cien mil millones de neuronas en el cerebro). Pero aún hay más sutileza en nuestra interioridad: un cambio de actitud, un "darse cuenta" de la corriente de pensamientos negativos que nos invade, es de una sutileza mayor que los propios pensamientos, y cuando practicamos meditación, aprendemos a distanciarnos, esto es, a apartar de nuestra atención, de nuestra conciencia, las emociones y pensamientos negativos; ¿que hay más sutil que ese "darse cuenta de que estas pensando", o de esa conciencia simple de ser que experimentas? Y no obstante, ese nivel tan sutil es el que marca la diferencia, pues al darnos cuenta conocemos, y a partir de ahí, podemos actuar con conocimiento, podemos cambiar nuestro comportamiento en el mundo externo.

Mirando todo esto atentamente, podremos llegar a la convicción de que de hecho el mundo concreto, material, se mantiene y se mueve gracias a fuerzas absolutamente inmateriales y sutiles, y que esto se aplica tanto al exterior, como a nosotros mismos. Por ello, ignorar este mundo sutil, no atenderlo, es vivir como un autómata, arrastrado inconscientemente por las fuerzas invisibles que lo mueven todo, tanto si nos damos cuenta de ello como si no.




dimarts, 7 de novembre del 2017

Política, inteligencia espiritual y mindfulness

La Política actual se ha desviado de su cometido básico

Ejemplo de tweet de una política hablando
en términos de "ataques" y "defensas"
para referirse a un problema social
En la política de partidos democráticos actual, vemos muy activos los factores que definen a la mente ofuscada por el ego: egoísmo, falta de conciencia, prejuicios, confrontaciones, descalificaciones, y total desunión. La identificación personal con algún partido puede causar conflicto y división entre las personas, de hecho, puede actuar como un refuerzo del ego, pues el ego es división y separación, también es utilización de los demás para el propio provecho.  Por eso, a menudo se hace muy difícil conversar entre personas que votan a partidos distintos, pues están fuertemente adheridos a las ideologías de esos partidos. 

Es una tradición que los candidatos políticos se vean forzados a prácticas de fortalecimiento del ego, como auto-promoción y acusaciones exageradas o manifiestamente falsas con respecto a sus compañeros opositores. Y en su búsqueda y captura del voto, seguirán aplicando esas técnicas poco éticas mientras el electorado sea influenciable por ellas.


Realmente, la política, ¿qué es y para qué sirve? Mejor dicho: ¿qué debería ser y para qué debería servir?

Política: ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados. También: conjunto de los procedimientos y medidas que se adoptan para dirigir los asuntos que afectan a la sociedad o tienen relación con ella. Como actividad, está orientada, en forma ideológica, a la toma de decisiones para alcanzar unos objetivos deseables, y por tanto es una forma de ejercer el poder de decidir como resolver problemas, intentando resolverlos y minimizar el enfrentamiento entre los intereses encontrados que se producen dentro de una sociedad.
La parte que puede ser conflictiva en esta definición es la última, la que habla de ideologías y de intereses encontrados; en efecto, las sociedades humanas actuales son muy complicadas, contienen muchos grupos humanos (empresarios, trabajadores, estudiantes, feministas, jóvenes, jubilados, etc etc) con intereses propios que no suelen coincidir entre sí. Las decisiones que afectan a una sociedad tan diversa y compleja es imposible que beneficien a todos los grupos por igual, y ahí es donde aparecen las ideologías, de las cuales he escrito en mi anterior articulo, enredados de forma inconsciente, en el apartado "La realidad es complicada, y no puede simplificarse". Ahora bien, la definición de política no menciona en ningún sitio las confrontaciones, descalificaciones, mentiras al electorado, y otras "herramientas" de la política actual, al contrario, habla sobre resolver problemas y minimizar el enfrentamiento entre los intereses encontrados. 

Recuperar la política humanista

Además, en último término, ¿cuales son los objetivos a los que se dirige la acción política? Pues es simplemente el bienestar y prosperidad de la ciudadanía, y en ese objetivo deberían coincidir todos los que se dedican a la política, pues las ideologías sólo son, o deberían ser, medios distintos para conseguir el mismo fin. Como hemos mencionado antes, la política actual se ha distanciado de este comportamiento deseable: el de partidos ideológicamente diferenciados que cooperan entre sí para conseguir resolver problemas con un mínimo de enfrentamiento, y este es realmente ya no una ciencia, sino un arte. Los políticos actuales no son científicos de la política, o politólogos, y mucho menos artistas de la política, se limitan a ejercer el poder, o a intentarlo, según las líneas ideológicas que marcan sus partidos. Y seguirán obrando así hasta que la sociedad desee de verdad que cambie el panorama. Son los electores los que deben presionar para que se produzca un cambio en el modelo. Ya lo dijo Gandhi:

Be The Change You Want To See”. Sé el cambio que quieres ver.-Gandhi-

Lo que es deseable en la política es una visión holística de la realidad, de comprensión de los diferentes contextos, integrándolos en una totalidad. Es la capacidad de trascendencia, de ir más allá de las separaciones intelectuales entre ideologías y grupos humanos. Aplicando una inteligencia transpersonal que se sitúa más allá de los ego narcisistas, y trabaja por la sociedad en conjunto, con visión universal. Además, sería una política que va más allá de la mera preocupación por la la subsistencia,  intentando promover el darle sentido espiritual a la vida, es decir, generar sentido trascendente para vivir. Esta definición de política está muy relacionada con la inteligencia espiritual. Seguramente es lo que necesitamos, trabajar nuestra inteligencia espiritual, abrirnos a la trascendencia del ego, y desde esa trascendencia, reclamar acciones políticas que estén en esa línea, dejando atrás los viejos paradigmas de lucha entre ideologías cerradas y excluyentes. 

Esto no es ninguna panacea, al contrario, es una tendencia que está empezando a andar; un ejemplo sería la introducción de la práctica de mindfulness en el Parlamento Británico. Como comentan los promotores de esta iniciativa,
Chris Ruane y Lord Richard Layard

Why introduce it in Parliament? Mindfulness is credited with providing the cognitive and emotional resources that ensure resilience and flexibility in the face of a stressful and fast-changing work environment. It achieves this by encouraging a curious, responsive and creative engagement with the present moment. Even brief periods of mindfulness practice can lead to objectively measured higher cognitive skills such as improved reaction times, comprehension scores, working memory functioning and decision-making.
¿Por qué introducirlo (mindfulness) en el Parlamento? Mindfulness tiene el mérito de proporcionar los recursos cognitivos y emocionales que aseguran la resiliencia y la flexibilidad frente a un ambiente de trabajo estresante y que cambia rápidamente. Lo logra fomentando un compromiso curioso, receptivo y creativo con el momento presente. Incluso períodos breves de práctica de mindfulness pueden conducir a habilidades cognitivas superiores medidas objetivamente, como tiempos de reacción mejorados, puntuaciones mejores en comprensión, funcionamiento de la memoria de trabajo y toma de decisiones.

Y después añaden:

Adoption of mindfulness across the board of education, health, the criminal justice, and the work place, could therefore play a crucial role to play in reducing the burden of mental health problems on individual well-being. And, ultimately,it could encourage the flourishing of a healthy nation.

La adopción de la atención plena en todos los ámbitos de la educación, la salud, la justicia penal y el lugar de trabajo podría, por lo tanto, jugar un papel crucial para reducir la carga de los problemas de salud mental en el bienestar individual. Y, en última instancia, podría alentar el florecimiento de una nación sana. https://www.euroscientist.com/from-mindful-nation-to-mindful-europe/
Por tanto, aquí tenemos otra importante motivación para trabajar nuestra interioridad y nuestra inteligencia espiritual, ya sea a través de mindfulness o de cualquier otra vía: ya no sólo se trata de nuestro bienestar personal, sino también transpersonal a nivel de toda la nación en la que vivimos, y evidentemente, también más allá a nivel global, pues el diálogo y cooperación entre naciones que aplican políticas conscientes será mucho más fácil y fluido.