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dimarts, 31 de maig del 2016

El apego y el amor

Amor mundano y amor incondicional: kama y prema 

 
¿Cuál es la relación entre el amor y el apego? El apego se define como "afición o inclinación hacia alguien o algo". Son inseparables el amor y el apego? Contestar la pregunta contraria es fácil: podemos tener apego, sin amor, por ejemplo, el apego a una posición social, al dinero, etc, no es amor en absoluto, aunque a veces se hable de "amor al dinero", confundiendo apego con amor. Sin embargo, ¿que podemos decir sobre el amor sin apego? 

Está en la naturaleza humana el buscar el amor con una gran cantidad de apego incorporada. De hecho, muchas personas no pueden entender el amor sin apego. El contrario del apego, desapego, suena frío, sin sentimientos: ¡el amor con desapego no puede ser amor! opina mucha gente. No obstante, Eknath Easwaran, que fue un reconocido profesor de meditación así como autor de numerosos libros sobre espiritualidad, afirma en "The conquest of mind": en sánscrito hay dos palabras diferentes relacionadas con el concepto de amor: Prema y Kama. Prema es amor puro, incondicional, inegoísta, que sólo quiere la felicidad de la persona amada, nada más. Por otro lado tenemos Kama: amor, ego-centrado, incluso con tonos románticos, en el que "te amo" significa en realidad "tu me gustas, me places, así que te quiero a mi lado". Es un error muy común pensar que sólo existe Kama, pero el verdadero amor es Prema.

Amando incondicionalmente

Existe la posibilidad de ser capaces de amar tanto cuando las cosas con el otro van como queremos como también cuando las cosas no van a nuestro gusto, de hecho esta es una excelente prueba para la medida de nuestra clase de amor. Es difícil, es cierto, porque estamos pensando, en nuestro inconsciente profundo, lo contrario: si la persona amada no nos corresponde como esperamos, debe ser que algo está fallando, no puede haber amor. Es Kama: ya no me places, no me convienes, o yo no te plazco o convengo a ti. 

Aprender a amar incondicionalmente, aprender a expresar Prema,  tiene una recompensa grande para la propia persona y para los demás: una persona que puede amar en cualquier circunstancia es alguien tremendamente seguro, estable en su amor, no sufre nunca, ni pide nunca nada. Es una persona que incluso si tratamos de ofenderla, no podremos, y siempre mantendrá su amor, sin condiciones. Es libre, puede expresar su amor, en cualquier circunstancia. Puede disfrutar del amor, ¡incluso con gente desagradable! Nadie puede bloquear, neutralizar su amor incondicional. Porque sentir tal amor incondicional, estable, inalterable, sentir Prema, es verdaderamente disfrutar del amor, haciendo que en comparación el amor con apego, Kama, sea muy poca cosa, un amor débil, inestable, temporal, inseguro.

Estando ese amor incondicional libre de apego, no necesita nada del otro; así pues, si en cualquier momento la persona que ama incondicionalmente ha de apartarse, temporalmente o definitivamente, de la persona amada, no sufrirá por ello, así como el Sol no se apena cuando una nube le impide iluminarnos, ni tampoco cuando nos alejamos de él, entrando en nuestra casa. El Sol simplemente irradia luz constante, sin pedir nada a cambio, sin apegarse a nada de lo iluminado, y de la misma forma la persona que ama incondicionalmente irradia amor  constante, sin esperar nada, ni apenarse cuando el ser amado se aleja. El sufrimiento siempre tiene un componente egoísta, condicional, hay que dejar ir, dejar fluir, e incluso así, seguir amando ...
 
 

diumenge, 29 de maig del 2016

Meditación reflexiva, o la meditación para la sabiduría

Meditar también es pensar profundamente

En Occidente desde las últimas décadas del siglo XX no ha parado de crecer el interés por la meditación, de las que hay diferentes tipos y técnicas, ver por ejemplo Tipos y técnicas de meditación. Desde mi experiencia, creo que prácticamente todos los tipos de meditación que se están practicando tienden a conseguir el silencio mental, cultivando la atención pura desligada del pensamiento. Este es un camino muy recomendable, pues da a nuestro foco de atención una profundidad que más allá de los acontecimientos externos y de los pensamientos más o menos automáticos que todos tenemos.

Una vez se ha practicado esta meditación como medio de entrenar la atención de forma que podemos estar plenamente lúcidos sin estar haciendo nada, ni estar pensando en nada, y se ha logrado este silencio mental hasta cierto grado, no es necesario haberlo conseguido al 100%, basta con poseer cierto control, estaremos capacitados para iniciar un tipo distinto de meditación, en el que volvemos a pensar, pero de un modo distinto al habitual. De hecho, la palabra meditar significa eso:

Meditar: Pensar atenta y detenidamente sobre algo. Ejemplos: ¿Has meditado tu decisión? Debes meditar sobre el problema. Diccionario RAE
En este diccionario meditar es sinónimo de reflexionar. En idioma inglés encontramos en el Cambridge dictionary:

Meditate:
  1. to think calm thoughts for a long period in order to relax or as a religious, activity
  2. to think deeply,
  3. to spend short, regular periods in deep (especially religious) thought,



y para el verbo reflexionar (reflect) introduce un matiz distinto: to think in a serious and careful way. En estas definiciones las palabras claves son atenta, detenidamente, profundamente, cuidadosamente, pensamientos tranquilos. Evidentemente, esta forma de pensar no es la habitual en Occidente y en nuestros tiempos, quizá lo fue en un pasado, pero no ahora. Antes de la revolución industrial la vida era mucho más pausada, y además la inmensa mayoría de la población no pensaba, en el sentido de reflexionar profundamente sobre algo, más que nada porque no tenían una mente entrenada para ello, pues sólo una pequeña fracción de la población podía estudiar. Y de los que tenían la suerte de poder estudiar, también sólo  una pequeña fracción de ellos dedicaban algún tiempo a este pensar profundo y reflexivo. En nuestra época todo el mundo estudia, pero la avalancha de información, inabarcable, que nos rodea, unido a un estilo de vida acelerado, no crea las condiciones necesarias para un pensar profundo. 

Es por este motivo que necesitamos la meditación orientada al silencio mental, para recuperar la calma de la mente. Pero al mismo tiempo, la meditación sin pensamiento reflexivo le parece a mucha gente con una personalidad concreta orientada a la acción, como un viajar a ninguna parte, como un anularse a sí mismo, y tienen cierta razón, ya que:

La meditación no es una evasión, es un encuentro sereno con la realidad ". Thich Nhat Hanh

En efecto, no debemos ver la meditación tradicional que se está haciendo como una simple evasión de los problemas y del ritmo de vida frenético, que hacemos durante unos minutos al día, sino como un entrenamiento básico de nuestra mente, que debe estar calmada antes de empezar a poder pensar con profundidad. Y,  ¿en que vamos a pensar en profundidad? Pues podemos reflexionar en dos grandes categorías de temas: sobre nosotros mismos y sobre la naturaleza de la realidad. Por cierto, si empezamos a reflexionar en la realidad, de hecho estamos siguiendo una de las escuelas de Yoga clásico, el Jnana Yoga, que pretende desarrollar el más alto y verdadero conocimiento.



Meditar reflexivamente en nosotros mismos

En esta meditación reflexiva intentamos entendernos mejor a nosotros mismos, en profundidad: ¿qué somos realmente? ¿quienes somos? ¿cuáles son nuestras motivaciones más profundas? ¿que produce nuestros  sentimientos y emociones? etc. Es un seguir el antiguo aforismo conócete a ti mismo, antiguo pero en absoluto pasado de moda, bien al contrario, sigue siendo una gran recomendación.  

A medida que trabajamos día a día este meditar reflexivo acerca de nosotros mismos y de cómo nos relacionamos con nuestro entorno, vamos acercándonos a la sabiduría, entendida como un entendimiento profundo de la realidad. Los dos tipos de meditación, la del silencio y calma mental y la reflexiva, son complementarias, pueden trabajarse a la vez, y una reforzará a la otra.


Una advertencia: si vamos a intentar meditar reflexivamente, recordemos que estamos suponiendo que ya hemos practicado meditación orientada a la relajación y silencio mental durante cierto tiempo, y hemos conseguido cierto nivel de tranquilización mental y emocional, necesarias antes de empezar a pensar reflexivamente; si no cumplimos esta condición previa, lo más probable es que al intentar reflexionar lo que acabemos haciendo es intelectualizar la reflexión, o sea pensar de la forma habitual, y no se trata de eso. El que buscamos es reflexionar desde el silencio mental, el "movimiento" mental es mínimo, es un preguntar con la mente, para después guardar silencio mental, contemplando la pregunta, y esperando la respuesta; si no somos capaces de guardar silencio, no oiremos la respuesta, que proviene de lo más profundo de la mente, donde reina el silencio. No es pues un estilo de meditación para principiantes.


Guión de meditación reflexiva para el auto-conocimiento

Vamos a dar a continuación un guión de meditación reflexiva que puede servir como simple ejemplo de lo que estamos hablando o como un auténtico guión de trabajo, que el lector puede aplicar, adaptar a sus intereses, etc. 

1. Antes de empezar, elegimos el tema sobre el que vamos a meditar; en este ejemplo, el tema será la emoción de la ira en todas sus variantes: indignación ante una injusticia, odio contra algo o alguien, etc. Es una emoción negativa (no nos proporciona bienestar, y es destructiva) y muy potente; ¿qué queremos saber? queremos conocer, ver, su origen en nosotros, su verdadera causa, y si realmente es necesaria, tal como la mayoría de gente opina.

2. Si, como es recomendable para realmente llegar al fondo, vamos a meditar en el tema escogido durante varias sesiones, puede ser interesante recoger información sobre el tema, para utilizarla en la meditación. La información en nuestra época es abundante, así que esto será relativamente fácil. ¿Qué tipo de información? Pues toda sirve, tanto la analítico-científica como la filosófica, eso sí, procurando seleccionarla de calidad. Por ejemplo, para el tema que estamos usando como ejemplo, podemos leer escritos sobre gestión emocional, inteligencia emocional, gestión de la ira, etc. así como también usar fuentes de las tradiciones espirituales, que nos pueden proporcionar aforismos útiles para la meditación, como por ejemplo:
"cuando la lujuria (el deseo en general) no es satisfecho, se transforma en ira" - Bhagavad Gita
"aquel que vive sin ira es el más feliz" - El Buda

3. Empezamos la meditación como solemos hacerla, en nuestro sitio preferido, preparando el cuerpo para que no nos moleste durante el tiempo que vamos a dedicar a la sesión. La posición recomendable es sentado con la espalda bien recta, puede ser en una silla o en un cojín o un banco de meditación, cada uno escogerá lo que mejor le convenga. Relajamos tensiones, respiramos profundamente varias veces, soltando tensiones, y cerramos los ojos.

4. Practicamos el silencio mental durante unos minutos; nuestro objetivo es calmar la mente. Si nuestra práctica habitual consiste en recitar mantras, podemos hacerlo, el objetivo es el mismo: evitar que la mente divague. O bien usemos cualquier otra técnica meditativa que hayamos trabajado. Podemos mantener esta fase de tranquilización mental durante unos 10 minutos.

5. Pasamos a la siguiente fase, en la que  "presentamos" ante la mente, usando nuestra atención, el tema escogido; observemos que usamos el verbo presentar, no el verbo pensar. Esto es clave. No pensamos, sólo observamos con la mente calmada. Presentamos un aforismo, una pregunta, a la mente calmada, sin pensar en ello, con actitud interrogadora, con voluntad de querer saber, y esperamos una respuesta, sin pensar, sin forzar nada, intentado captar, intentando "ver" la respuesta,  que debe venir de la profundidad de la mente. O bien no planteamos ninguna pregunta, sino que presentamos un concepto que queremos entender en profundidad. En todo caso nuestra actitud ha de ser la de alguien que no conoce y quiere saber. El deseo de saber es el motor que impulsa toda la práctica, y la actitud de guardar silencio mental esperando la respuesta es la que permite que el conocimiento directo se presente. En inglés la palabra insight representa bastante bien lo que buscamos. Mantenemos el silencio mental en espera de respuesta durante algunos minutos.

6. Volvemos al estado meditativo del paso 4, aplicando la técnica que acostumbramos a usar. No importa si no hemos obtenido respuesta. Puede ser un proceso largo. Estamos plantando la semilla del conocimiento profundo, hay que ser paciente y dejar que la Naturaleza siga su ritmo. 

7. Salimos del estado meditativo como es habitual: todavía con los ojos cerrados respiramos profundamente, movilizamos manos, extremidades, cabeza, y por último abrimos los ojos y volvemos a tomar contacto sensorial con el entorno, sin prisas.

Meditar reflexivamente en la naturaleza de la realidad

La otra gran categoría de temas de meditación es la de la naturaleza última de la realidad. Se plantean preguntas tales como ¿qué es la vida? ¿qué es el tiempo? ¿y el espacio? La pauta a seguir es la misma que hemos visto en el guión de meditación: incorporar a nuestra sesión habitual un apartado para plantear, para presentar, uno de esos temas, desde un punto de vista trascendente, no intelectual. Es muy importante informarse sobre el tema, como ya se ha comentado. Por ejemplo, si nos preguntamos sobre la naturaleza del espacio y/o del tiempo, podemos leer libros o artículos divulgativos (o técnicos si tenemos el nivel científico necesario) sobre Relatividad Especial. En cualquier caso, cuando nos informemos, hemos de acostumbrarnos a leer o escuchar en una actitud parecida a la de la meditación: con plena atención e interés, y con actitud abierta y receptiva.

Algunas reflexiones finales

Como comentábamos en el paso 6, no hay que tener prisa ni querer forzar nada, estamos abriendo una vía nueva de conocimiento a través de nuestra mente consciente, las respuesta no viene dada por la mente consciente, sino que se viene de la mente profunda, a la que nos estamos entrenando a escuchar. Y este es un proceso, no algo que se pueda hacer en una sesión, necesita un tiempo. Pero cada sesión, realizada correctamente, abrirá más y más ese nuevo canal de conocimiento, que no sustituye al intelectual, sino que lo complementa. Ya hemos visto en el paso 2 como hay una recogida de información sobre el tema escogido; el estudio intelectual previo capacita a la mente consciente sobre la cuestión, y la hace más receptiva a ese tema. De hecho, la culminación del proceso se consigue cuando la mente consciente capta la información de la mente profunda sobre el tema elegido, cuando usamos la mente como receptor de conocimiento, complementando así lo que sabía / intuía a través de la actividad intelectual ordinaria.