Idiomes | Idiomas | Languages

dimarts, 28 de març del 2017

Consejos prácticos para ser plenamente consciente en la jornada laboral

  1. Empieza el día con 10 minutos de meditación.
  2. Tómate tu tiempo y disfruta del desayuno en tu casa.
  3. Recuerda de estar agradecido por estar vivo y por disponer de otro día para vivir
  4. Intenta no dividir tu tiempo entre "mi tiempo" y "tiempo de trabajar"; todo el tiempo puede ser tu tiempo si te mantienes en el momento presente y en contacto con lo que está sucediendo a tu cuerpo y mente. No hay razón para vivir el tiempo de trabajo como menos placentero que el tiempo libre.
  5. Resiste el impulso de utilizar tu móvil mientras vienes o vuelves del trabajo, o mientras acudes a citas. Por el contrario, aprovecha ese tiempo para estar contigo mismo, atento a ti mismo, o bien contempla el mundo que te rodea.
  6. Propón crear un espacio en el trabajo para el descanso y la interiorización. Acude a ese espacio con regularidad para parar, calmarte y descansar unos minutos. Acostúmbrate al hábito de parar un minuto, hacer algunas respiraciones profundas y volver a conectar con tu cuerpo, devolviendo tus pensamientos al presente.
  7. En la comida, no comas tus pensamientos y preocupaciones, déjalos atrás. Procura no comer en el despacho, cambia de ambiente, sal a pasear.
  8. Haz del tiempo del café, té, etc un pequeño ritual, no sigas trabajando, y por unos minutos disfruta de tus sentidos, del aroma, del gusto, del aspecto de la taza, etc.
  9. Antes de un evento estresante, visualiza alguna persona que consideres que está muy presente, muy en paz, siente esa paz y presencia en ti, porque eres tu el que la está sintiendo a través de tu visualización, y llévala contigo al evento.
  10. Si te das cuenta de que estas enfadado, disgustado, no actúes ni digas nada en ese estado, primero atiende a tu respiración, sigue por unos instantes el flujo de aire, y cuando te sientas más relajado, entonces considera actuar.
  11. Procura ver a todos tus compañeros de trabajo, jefes incluidos, como tus aliados en una empresa común, el éxito de uno es de todos, disfruta de las ventajas de trabajar en equipo con una meta común. 
  12. Expresa tu reconocimiento y gratitud a tus compañeros de forma regular, transformando el clima de trabajo en uno más placentero para todos, más armonioso.
  13. Intenta relajarte de vuelta a casa, para no llevarte contigo el trabajo y sus complicaciones.
  14. Cuando llegues a casa, tómate unos minutos para conectar de nuevo contigo mismo antes de empezar a realizar tareas domésticas. Cuando empieces, haz sólo una cosa a la vez, prestándole toda tu atención. Recuerda que la multitarea significa no prestar plena atención a nada. 
  15. Al final del día, haz un repaso mentalmente de todo lo bueno que ha sucedido y que has hecho en ese día, y agradécelo.


Traducido y adaptado del original en inglés:

15 practical steps Thay says we can take to bring mindfulness to our work:
1. Start your day with 10 minutes of sitting in meditation.
2. Take the time to sit down and enjoy eating breakfast at home.
3. Remind yourself every day of your gratitude for being alive and having 24 brand-new hours to live.
4. Try not to divide your time into "my time" and "work." All time can be your own time if you stay in the present moment and keep in touch with what’s happening in your body and mind. There’s no reason why your time at work should be any less pleasant than your time anywhere else.
5. Resist the urge to make calls on your cell phone while on your way to and from work, or on your way to appointments. Allow yourself this time to just be with yourself, with nature and with the world around you.
6. Arrange a breathing area at work where you can go to calm down, stop and have a rest. Take regular breathing breaks to come back to your body and to bring your thoughts back to the present.
7. At lunchtime, eat only your food and not your fears or worries. Don’t eat lunch at your desk. Change environments. Go for a walk.
8. Make a ritual out of drinking your tea. Stop work and look deeply into your tea to see everything that went into making it: the clouds and the rain, the tea plantations and the workers harvesting the tea.
9. Before going to a meeting, visualize someone very peaceful, mindful and skillful being with you. Take refuge in this person to help stay calm and peaceful.
10. If you feel anger or irritation, refrain from saying or doing anything straight away. Come back to your breathing and follow your in- and out-breath until you’ve calmed down.
11. Practice looking at your boss, your superiors, your colleagues or your subordinates as your allies and not as your enemies. Recognize that working collaboratively brings more satisfaction and joy than working alone. Know that the success and happiness of everyone is your own success.
12. Express your gratitude and appreciation to your colleagues regularly for their positive qualities. This will transform the whole work environment, making it much more harmonious and pleasant for everyone.
13. Try to relax and restore yourself before going home so you don’t bring accumulated negative energy or frustration home with you.
14. Take some time to relax and come back to yourself when you get home before starting on household chores. Recognize that multitasking means you’re never fully present for any one thing. Do one thing at a time and give it your full attention.
15. At the end of the day, keep a journal of all the good things that happened in your day. Water your seeds of joy and gratitude regularly so they can grow.

- Thich Nhat Hanh
"15 Practical Ways To Find Your Zen At Work", The Huffington Post.

diumenge, 26 de març del 2017

La decepción y su mensaje positivo

La decepción es una emoción negativa relacionada con la tristeza. Imagen tomada de http://universodeemociones.com/

Nos decepcionamos cuando una realidad que estamos viviendo en un momento determinado no cumple con nuestras expectativas, y no estamos preparados para ello, bien por que no nos lo esperábamos, en cuyo caso hay también un elemento de sorpresa, bien por que no queríamos ver la realidad, nos resistíamos, hasta que no queda más remedio que aceptarla, pero a disgusto. 

Siendo que la vida no está en absoluto bajo nuestro control, parece que deberíamos caer en decepciones a menudo, al ver que nuestros planes, deseos, proyectos, etc no se cumplen, y de hecho es así, pero la mayoría de veces la decepción es muy leve, muy pasajera, la emoción se experimenta con poca energía, debido a que el suceso que no cumple nuestras expectativas no era muy importante para nosotros, así que nos es fácil sobreponernos. 

El problema se presenta cuando nuestra idea de como son las cosas tiene mucha importancia para nosotros, y la realidad nos lo desmonta de golpe, de forma inmediata, sin darnos tiempo a prepararnos psicológicamente. Puede ser uno de nuestros sueños, un proyecto, o una relación, algo importante, que en un momento se cae, se viene abajo. En este caso la emoción negativa se vive intensamente, dolorosamente, sufrimos. Especialmente si estábamos apegados a eso que nos falla, si confiábamos en ello, o lo deseábamos con vehemencia. 

Por ejemplo si estamos muy apegados a la idea de triunfar profesionalmente, y la realidad nos muestra lo contrario, sufriremos. Claro que en este caso podemos volver a intentarlo una y otra vez, un fracaso no tiene porque ser el final. 

Quizá por este motivo la decepción que nos produce una persona que no cumple nuestras expectativas es la más dura, ya que frecuentemente no hay posibilidad de intentarlo de nuevo, la persona se revela como realmente es y no como imaginábamos que era, y no podemos cambiarla, ahí sólo queda la resignación. Además al confiar en una persona se produce una situación de apego, de afecto, lo que hace la decepción más dura de soportar. Una situación así sería aquella en la que estamos pasando un mal momento, y procuramos llevarlo lo mejor posible, sin que se nos note, pero en un momento dado confiamos nuestro estado a una persona a la que consideramos amiga, esperando una empatía, un afecto, un calor humano, y lo que recibimos a cambio es alguna frase pre-frabricada o una palmadita en la espalda , "que no sea nada"; la realidad nos golpea de repente, y la decepción puede ser mayúscula. En un momento nos damos cuenta de lo que realmente significábamos para esa persona: nada.

La decepción, como emoción negativa, esto es, de negación de una idea que teníamos aceptada, puede conllevar estrés, tristeza, incluso depresión. Para sobreponerse es necesario un trabajo cognitivo, un darse cuenta de nuestro error, de nuestras suposiciones erróneas, y ver el lado positivo, que es el conocer la realidad y dejar de creer en imaginaciones irreales. Para este trabajo cognitivo puede ser de gran ayuda recurrir a técnicas de relajación y meditación, ya que no es cuestión de ponerse a pensar en lo equivocados que estábamos, no, al contrario, eso puede producir sentimientos de frustración, lo que hay que hacer es mantener una mirada lúcida sobre lo ocurrido, con la voluntad de entender, de ver, no de razonar sobre ello. Y por supuesto, paralelamente a este trabajo cognitivo será recomendable recurrir a a algunos de los protocolos existentes para reducir los efectos de las emociones negativas en general, que suelen recomendar cuidarse mucho a uno mismo, atenderse, darse comodidades y pequeños placeres, disfrutar de las cosas que nos gustan, etc.








dijous, 16 de març del 2017

Sobre el amor y el apego

Recientemente he meditado sobre el amor con desapego. Aunque la idea parece contener una gran verdad, no obstante alguna cosa no me acababa de encajar en el planteamiento, quizá por una resistencia interna a aceptar la verdad, quizá porque mi intuición me decía que era una verdad parcial, no absoluta, me quedé con esta duda. Para resolverla me dediqué por unos días a informarme, y a meditar en ello.

El apego

El desapego es lo contrario del apego, es la falta de apego. Y el apego, es un vínculo afectivo, potente y duradero, que se establece entre dos personas, relacionado directamente con la empatía, la comunicación fluida entre las personas y por supuesto con el amor. El apego es una característica biológica, pues nos acerca a aquel que sabemos nos comprende, nos apoya, nos da seguridad, etc. Aparece en la infancia con respecto a los padres, que el niño ve como figuras protectoras y amorosas, que siempre están ahí para él. Pero también aparece en relaciones adultas, pues el adulto sigue valorando, aunque no al nivel de necesidad del niño, una seguridad, un apoyo emocional, un alguien que esté ahí incondicionalmente, tener alguien así es de gran valor para cualquiera.

La teoría del apego (Bowlby, 1988) considera que el  crear vínculos emocionales íntimos estables con individuos particulares es un componente básico de la naturaleza humana, ya presente en forma germinal en el recién nacido y continuando a través de la vida adulta hasta la vejez. Psicológicamente, una relación con apego en el adulto puede tomar varias formas, desde una relación de amistad hasta una relación romántica. Además también se distingue entre apego con seguridad y apego con inseguridad (Cindy Hazan, Phillip Shaver, 1980). 

La relación con apego y con seguridad se basa en opiniones positivas de la persona sobre sí misma, sobre su pareja y su relación, ambos se sienten cómodos tanto con la intimidad como con la independencia que se dejan entre sí, equilibrando los dos aspectos vitales. En cambio en las relaciones con apego e inseguridad, hay un miedo, una inseguridad, una falta de confianza que hace que la persona sufra cuando le parece que la relación se debilita, aunque sea una impresión falsa, lo cual lleva a querer controlar, atar al otro, a quitarle independencia por miedo a perderle. Evidentemente, esta última forma de apego suele resultar en relaciones con una buena dosis de sufrimiento, mientras que el apego con seguridad se revela como una sana relación, como parecen confirmar numerosos estudios.

El apego y la intimidad

La intimidad en una relación implica que la persona revela algo importante sobre sí mismo, se abre al otro, la persona se sienta validada, comprendida y atendida, y por ello de forma natural se produce un apego a esa persona con la que sabemos que podemos confiar nuestra intimidad. La persona sabe que puede revelar sus verdaderos pensamientos, vivencias, sentimientos, deseos y temores sin miedo al rechazo o a la crítica, se confía para el cuidado y apoyo emocional, incluso puede llevar a la voluntad de involucrarse en intimidad física en el caso de potenciales parejas románticas.

Una serie de estudios (
Collins y Feeney) muestran cómo cada estilo de apego se relaciona de forma distinta con la voluntad de auto-revelación, la disposición a confiar y la voluntad de involucrarse en la intimidad física. El estilo de apego seguro generalmente se relaciona con más auto-revelación, más confianza en los compañeros y más intimidad física que otros estilos de apego en el que el miedo a la pérdida, y por tanto cierta desconfianza, hace su aparición.

En resumen, el apego en el ser humano, cuando es sano, esto es, sin miedo, sin dependencias disfuncionales, es una relación de confianza, enriquecedora, un saber que hay alguien disponible en quien confiar, de forma permanente, estable. Es un valor seguro, por así decirlo. 


El planteamiento incorrecto del amor con desapego

Citaré algunas ideas al respecto, y algunos textos en la línea que mi amiga compartió conmigo para ilustrarme, pero que más bien me llenaron de dudas. Decir primero que la idea original bebe de las fuentes de las tradiciones místicas orientales, siendo el no-apego una idea básica en el Budismo, el cual entró en la mentalidad occidental en la segunda mitad del siglo XX, y en este siglo XXI, a través de otra idea originalmente budista, el mindfulness, se está difundiendo masivamente a gran velocidad, con el peligro evidente que ello conlleva: las malinterpretaciones, el mercantilismo, las ideas sacadas de su contexto, las adaptaciones al estilo de vida occidental que más bien son deformaciones del concepto original.  Hay que recordar que toda esta doctrina del mindfulness y también del desapego se gesta en ambientes espirituales, incluso monásticos, buscando la iluminación. Cito primero las ideas que considero están fuera de contexto y pueden llevar a malinterpretaciones, pero quizá están siendo aceptadas y puestas en práctica por desconocimiento. Las siguientes citas son del autor conocido como Osho.

Cuando el amor florece completamente, todo simplemente es. No surge el miedo al mañana y, por tanto, no hay lugar para el apego, la dependencia, el matrimonio o cualquier clase de contrato, de atadura.
Aquí tenemos un primer lío entre amor trascendente, espiritual, apego, y amor cotidiano; identifica el apego con el miedo, la dependencia y con la atadura, pero en todo caso eso puede ser cierto cuando hay apego con inseguridad, el apego disfuncional que hemos explicado. El apego sano es confiado, sin miedo, la persona se siente íntimamente unida con otra. En cuanto a la idea de dependencia, llevada al extremo, implica que se nos dice que no dependamos de nadie, y eso es absurdo, la vida es relación, es dependencia, nos necesitamos unos a otros; de nuevo, hay dependencia sana y insana, disfuncional, tiene que haber un equilibrio, y en el apego con confianza tenemos ese equilibrio.


 El apego es el deseo de que nunca cambie la pareja.
El apego sano no es ningún deseo de nada, es más bien una relación de confianza, bien establecida. Está claro que somos humanos, y podemos equivocarnos, y la confianza perderse, pero no pensamos en ello, estamos confiados, viviendo y disfrutando de la persona.

¡El amor no conoce el apego!, porque el amor desconoce la posibilidad de perder la dignidad.
El amor trascendente, del que luego hablaremos, no tiene objeto, simplemente es, y entonces es cierto que no hay apego a nadie. Pero cuando tocamos de pies en el suelo, y manifestamos, materializamos el amor hacia otras personas, y también lo recibimos de otros, es humano y natural que aparezca el apego hacia lo amado, por percibirse como de gran valor para nosotros. Así que esta cita, cierta para un amor místico, no dual, global, simplemente no tiene sentido en la relación con los demás.

El amor es universal. Una vez que florece tu comprensión del amor, no hay lugar para el apego. Puedes seguir cambiando de pareja, pero eso no significa que estés abandonando a nadie. Puede que vuelvas otra vez con la misma pareja; no hay lugar para los prejuicios.
De nuevo el mismo lío de confundir el amor en sí, trascendente, con el amor manifestado; siguiendo al pié de la letra esta afirmación a modo de consigna no puedes confiar en que la persona esté ahí disponible, estás como ido, volado, saltando de flor en flor según como sopla el viento, que por cierto, suele ser el viento del deseo: te unes a quien te interesa en ese momento, luego vuelas hacia otro sitio. Efectivamente no puede haber apego, ni siquiera del sano, pues no puedes confiar en esa persona, puede que hoy esté, pero probablemente no durará demasiado, porque está desarraigada.

El significado correcto de amar con desapego

Volvamos la vista a la fuente original del concepto de desapego. Buda acerca de las relaciones íntimas opinaba que un hombre y una mujer en una relación amorosa y de apoyo son como un emparejamiento de un dios y una diosa. El alentó a la gente a participar en las relaciones y disfrutar de ellas en toda su extensión, son maravillosas oportunidades para practicar la bondad amorosa, la generosidad y el apoyo mutuo. Por ello, un compromiso comprometido a largo plazo es tanto más una oportunidad para profundizar en el entendimiento y el cultivo de estas cualidades. !Qué enorme diferencia con las consignas que hemos discutido antes! 

El problema no es apegarse con el ser amado, es apegarse de forma errónea, disfuncional, como hemos señalado. Preguntémonos: ¿hasta que punto estoy usando el amor de mi pareja para llenar un vacío en mi propio amor y aceptación de mí mismo? Un individuo verdaderamente saludable es aquel que es completo por sí mismo, y no necesita depender de nada ni de nadie para sentirse entero y contenido. Pero eso no implica que debamos ir solos, aislarnos de los demás, o huir de las relaciones estables por miedo a la dependencia. Es simplemente no depender de alguien o algo externo a mí como condición necesaria para mi felicidad. 


Desapego y compasión

Ese es el ideal: amar sin sentir que necesitas al otro. Claro, es genial saber lo que es el ideal, pero muy pocas personas están realmente allí, porque es necesario estar iluminado para realmente ser así.
Pero el hecho es casi nadie está iluminado. Todos tenemos momentos en los que nos encontramos con sentimientos de soledad, inadecuación o inseguridad. Es una respuesta humana muy normal tratar de compensar estos sentimientos desagradables usando el amor de otra persona para cubrirlos. Y ahí entra la compasión, entendida como comprensión de nuestra debilidad. 


Así que no nos dejemos atrapar por ideologías de lo que el apego debe o no debe ser, de lo que está bien o mal. No perdamos de vista el bosque por los árboles. Una sana  relación con un compañero, es por naturaleza donde nos abrimos completamente a otra persona, es un gran terreno de trabajo para entender la verdadera naturaleza del yo y del otro. Cuando bajamos nuestras defensas y nos permitimos ser vulnerables a otra persona, tenemos la oportunidad de explorar profundamente la naturaleza de nuestros propios egos, deseos y expectativas. Podemos desafiarnos a aspirar a una relación iluminada, que está marcada por un amor puro, desinteresado e incondicional. Lo que emerge es una asociación de individuos completos que, efectivamente, no se necesitan unos a otros, sino que abiertamente dan y toman apoyo amoroso unos de otros. Pero ese es el ideal. No forcemos las cosas, de otro modo, imaginamos que ya estamos ahí, pero en realidad estamos huyendo de nosotros mismos, tenemos miedo de ser heridos, de ser dependientes, de quedar atados. El miedo nunca, nunca es una buena elección. Seamos humanos, compasivos, y crezcamos a nuestro ritmo.





 

dimecres, 15 de març del 2017

Nuestras ideas sobre la realidad

Forma parte del desarrollo normal de la persona el formarse ideas sobre la realidad en la que vive, ideas sobre él mismo como persona, sobre las demás personas, sobre el mundo en el que vive. Esas ideas le sirven como guía para entender el mundo, para posicionarse ante él, para tomar decisiones. En cierto modo, las ideas de una persona le definen como persona: hay una identificación, de forma que se hace difícil, para el propio individuo, distinguirse a él mismo de sus propias ideas sobre el mundo.

Pero sucede que el mundo es complejo, las personas son complejas, la realidad es polifacética, todavía más, es dinámica, no estática, evoluciona constantemente. Lo que podía ser más o menos cierto un siglo atrás, puede serlo menos en al actualidad, y aún menos un siglo en el futuro. En cambio, muy a menudo, las ideas que nos formamos son simples, expresan un punto de vista muy particular, y son bastante estáticas, no evolucionan, o lo hacen lentamente. Hay, entre otras, una explicación biológica para esto: el cerebro busca una estabilidad, una vez establecidas unas conexiones neuronales, hay una resistencia a cambiarlas, y si se cambian ha de haber una razón de peso para ello, como por ejemplo asegurar la supervivencia del cuerpo. Esto lo tenemos en común con otras especies.

En el ser humano hay además otra causa para la conservación a ultranza de puntos de vista que son parciales, que sólo incluyen un aspecto de la realidad,  y es el mecanismo psicológico de la identificación, que ya hemos mencionado. Cuando una persona se confunde con sus ideas, y esta confusión puede ser muy profunda, muy arraigada, el abandonar esas ideas produce una vivencia de disolución parcial del yo, de muerte parcial, de desaparición de uno mismo, de vacío existencial. Es una sensación desagradable, tanto más fuerte como más confundida está la identidad de la persona con sus ideas. 

Esto explica que pueda suceder que la persona se resista a cambiar de idea, de punto de vista, de creencias, incluso aunque la realidad le esté mostrando claramente que se equivoca, pues reconocerlo es, en cierto modo, perder identidad. Por eso sucede que:

No hay peor ciego que el que no quiere ver. - Refranero español.
No hay peor sordo que el que no quiere oír. No hay peor desentendido que el que no quiere entender. - Baltasar Gracián: El Criticón

Si la idea en cuestión se ha mantenido de por vida, durante muchos años, la vivencia puede ser devastadora, pues el punto de vista está muy arraigado en la personalidad, y la persona que se ve obligada a abandonar su idea pasa por un período de destrucción de parte de su personalidad. De la misma forma que en el nivel biológico una costumbre no se cambia porque sí, sino por una razón de peso como la supervivencia, en este nivel psicológico también es necesaria una fuerte motivación para entrar en tal proceso de renovación. De hecho es un proceso sano, pues limpiamos unas ideas parciales, relativas, que se han revelado como falsas, de forma que la persona puede evolucionar hacia un conocimiento más auténtico de sí mismo, pero también es doloroso, de ahí las resistencias.

Hay aún otro motivo para mantener unas ideas incluso cuando la realidad nos muestra su parcialidad, o incluso su absoluta falsedad: la inconsciencia, o la falta de consciencia. La persona a menudo, aunque crea que cuando está despierta está plenamente consciente, de hecho está dirigida en buen grado por su inconsciente, un hecho conocido y señalado por la ciencia, desde Freud. Entonces tenemos una persona con creencias arraigadas, confundidas (más exacto sería decir enredadas) con su personalidad, que además es más o menos inconsciente de ello. Al ser inconsciente de su identificación con sus ideas, no se da cuenta de ello, dificultando aún más su liberación del error.

Por tanto cuando nos hacemos más auto-conscientes de nuestros pensamientos, nos des-identificamos de ellos, al menos en cierto grado,  facilitando el cambiarlos sin sufrir por ello. En clave de humor, sería algo como:

Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros. - Groucho Marx

En el caso contrario, manteniendo identificaciones inconscientes, nos arriesgamos a sufrir mucho por ello.  Había una vez una niña que creció con la idea de que ahí afuera había su príncipe azul esperándola, y que algún día se encontrarían y tendrían una vida de amor y felicidad absolutas, tal como había leído en diversos cuentos, y visto en películas de Hollywood. Esa idea se incorporó a su mente con tal arraigo que era inseparable de ella misma, era su concepción del mundo. No importaba que a su alrededor abundaran las parejas desgraciadas, rotas, eso no iba con ella, no afectaba a sus ideas, estaba blindada, ciega a la realidad que la rodeaba. Encontró a su príncipe a los 19 años, y se casó con él a los 20. A partir de ahí vivió todo lo contrario de lo que imaginó, su príncipe la engañaba con otras habitualmente, la trataba con poco respeto, la convivencia se convirtió en algo ni remotamente cercano a lo imaginado. Pero en su inconsciente, esa mujer no cambió sus ideas, no podía hacerlo, era incapaz, estaba demasiado  apegada a sus ideas y además de forma inconsciente, así que lo que hizo es sufrir, cerrarse, deprimirse, lamentarse de su mala suerte, durante largos años, hasta que finalmente, agotada su vitalidad, cometió suicidio. Si el lector considera este final demasiado extremo, sepa que es un tema todavía tabú, pero si se informa, descubrirá que la tasa de suicidios en la población española (y también en otras sociedades del mundo) es increíblemente alta, del orden de 10 suicidios diarios, no es para tomarlo a broma.

Otro campo de cultivo para las ideas fijas erróneas son las ideologías, que son un conjunto de ideas ofrecidas como un todo, de carácter doctrinal, a la que la persona se acoge, siguiendo sus líneas generales y objetivos. De nuevo, si nos identificamos, si nos cogemos muy en serio una ideología, estamos corriendo un grave riesgo. Sucede también que podemos cometer injusticias con otros, e incluso actos de violencia, por defender nuestra ideología particular, y de esto tenemos numerosos ejemplos en las noticias, cada día. Para leer un poco más sobre ésto, recomiendo el artículo Límitaciones de la toma de decisiones racionales, especialmente el apartado Creencias, Ideologías y Políticas. 

La recomendación para evitar los males de las ideas fijas es: trabajar la auto-conciencia de uno mismo, aprender a distanciarse de nuestras propias ideas, observarlas, y hacer un poco como Groucho Marx, no tomárselas demasiado en serio.



divendres, 3 de març del 2017

El amor como motivación última

La motivación es un fuego interior.
Si alguien intenta encender ese
fuego en ti, probablemente
arderá muy brevemente.

Básicamente, estamos motivados acerca de algo cuando tenemos una razón para actuar de cierta manera relacionados con ese algo. Por ejemplo, hay muchas motivaciones para trabajar treinta y cinco o más horas a la semana, como disfrutar haciendo algo útil para otros, o expresar nuestras potencialidades a través de un trabajo bien hecho, o incluso simplemente por dinero, de hecho, esta última posibilidad a menudo es más una necesidad que una motivación.


Uno de los significados de la palabra amor es tener un placer por, tener una disposición muy positiva hacia algo. Por
eso puede suceder que hagamos alguna cosa simplemente porque amamos hacerlo:  el amor es una motivación para obrar, para actuar; cuando estamos haciendo algo en lo que realmente disfrutamos, podemos decir que nos encanta hacerlo, no son necesarias más motivaciones.  Incluso las personas que trabajan para ganar mucho dinero, suele decirse que lo hacen porque "aman el dinero". Reflexionando un poco, podemos ver que incluso las personas que trabajan simplemente por vivir, por necesidad, también están motivadas por un deseo de vivir bien, de no caer en la pobreza, y es así porque se aman lo suficiente a sí mismo, o a su familia, o a ambos, para actuar de esta manera.

Por lo tanto, consideremos un momento esta afirmación:
en última instancia, toda motivación se basa en el amor por algo, tal vez por amor propio, por nosotros mismos, o por nuestra familia, amigos, o por un trabajo bien hecho, por el poder, por amor al dinero y a las cosas que podemos comprar con él, por una ideología, etc. Sin amor no hay ninguna motivación para actuar.

Dejadme ir más lejos, al ámbito social: todas las cosas que nos rodean son creadas con alguna motivación, que bien podría ser el amor; el edificio donde vives se construyó a base del trabajo de muchos, motivados para hacerlo, y ahora te permite  disfrutar de un hogar cálido y seguro, también las calles, los transportes, las tiendas, los muchos servicios a nuestra disposición, están destinados a crear un ambiente agradable a la sociedad, para cuidar de nosotros mismos y de los demás, podemos ver aquí actuando el amor, una voluntad y energía creadoras orientadas al bienestar propio y ajeno.


Reflexionando de esta manera, el lector puede darse cuenta de cuán implicado está el amor como motivación última en todas las obras y acciones humanas. Incluso en las aparentemente malas, siempre hay una motivación de cuidar de algo, de alimentar algo, de amar alguna cosa, sólo que en estos casos concretos las ideas equivocadas que se tienen en la mente lo distorsionan enormemente.

Ahora vamos aún más lejos: ¿cuál es la motivación, si la hay, de la vida en sí misma? La ciencia, pragmáticamente, dice que no hay motivación, las cosas simplemente sucedieron ... aunque es increíblemente improbable que la complejidad de la vida surja y evolucione sin ningún motivo, pero la ciencia, por su propia naturaleza, tiene que mantener esa posición, el científico se basa en el método científico, si no, dejaría de ser científico. Pero aquí no tenemos ninguna restricción para reflexionar. ¿Podemos pensar en el amor como motivación última para la vida? ¿Por qué nuestros miles de millones de células están trabajando juntas, cooperando de manera increíblemente sofisticada y exacta, para mantener nuestro cuerpo vivo instante a instante? ¿La vida no tiene motivo, es desmotivada? Tratemos de considerar, por un momento, que el amor pueda ser también la motivación de toda vida; para captar la sutileza de esta idea, hay que hacerlo con una mente abierta, sin pre-juicios, simplemente observando las resonancias que se producen al contemplar el concepto, meditando sobre ello, en una actitud mindfulness, de conciencia sin pensamientos, sin juicios, y con aceptación.

Del mismo modo, toda la creación, desde la gran explosión llamada Big Bang hasta el Universo actual, es una evolución desde la "nada" hasta el cosmos que tenemos y en el que vivimos. ¿Sin motivación alguna? ¿Creación increíblemente compleja, evolución al azar? De nuevo, así debe afirmarlo la ciencia, es obligatorio para cualquier científico pensar de tal manera, pero una vez más, nosotros podemos tratar de considerar que hay una motivación subyacente, una motivación primaria, la misma en todo el cosmos. Se expresa de innumerables formas particulares, partículas elementales cooperando para formar átomos, moléculas, materia, seres humanos cooperando para formar desde famílias hasta sofisticadas sociedades y organizaciones. Un impulso primordial, el amor, motiva toda la dinámica del cosmos. Tratemos de meditar en ello, con la disposición mental adecuada, y veamos a donde nos conduce.