Idiomes | Idiomas | Languages

dilluns, 24 de setembre del 2018

Conciencia plena mientras dormimos

Nuestra mente es un fluir continuo de conciencia momento a momento, un poco como un suministro interno de noticias de última hora de Twitter. Si nos quedamos dormidos con una mente no en calma, entonces nuestro suministro de noticias durante el sueño reflejará eso. Por ejemplo, podemos tener un sueño intermitente, o un sueño inquieto o despertar a las 3 a.m. incapaces de conciliar el sueño debido a pensamientos ansiosos.

En cambio si nos tomamos una pequeña cantidad de tiempo cada noche antes de quedarnos dormidos para pacificar y relajar nuestra mente, entonces nuestro suministro de "noticias mentales" reflejará ese estado. Nuestro sueño será más profundo y más reparador, e incluso podemos tener sueños reveladores que nos pueden ser de ayuda al despertar. Practicando más, podemos llegar a meditar mientras dormimos.

Atención plena sutil, durante el sueño


El entrenamiento en atención plena durante el sueño es un método especial conocido de hace mucho dentro por ejemplo del Budismo (Yoga del sueño: Dream Yoga). Todas las noches hay muchas imágenes y sensaciones en nuestra mente, como nuestros sueños y otras apariencias sutiles. Al comienzo de nuestro entrenamiento, carecemos de una  atención suficientemente sutil, por lo que no recordamos ninguna de estas cosas. Sin embargo, al afinar nuestra atención eventualmente podremos recordar nuestros sueños todas las noches.

Al aprender a identificar cuándo estamos soñando podremos soñar lúcidamente, lo que significa estar más o menos conscientes de que estamos soñando, con un cierto control sobre lo que sucede, y así transformar la experiencia del sueño en experiencias de auto-conocimiento.

Encontrar veinte minutos al día para meditar puede ser para muchos un desafío, ¡qué increíble sería si pudiéramos utilizar las horas de sueño para la meditación profunda e ininterrumpida todas las noches! Esta práctica hace que el tiempo que dormimos sea increíblemente productivo.

Para desarrollar esta habilidad, debemos tratar de entrenar todas las noches, comenzando cuanto antes mejor. Al fomentar la costumbre, crearemos nuevas conexiones cerebrales, como es sabido que ocurre siempre que nos esforzamos en adquirir nuevas habilidades, que algún día nos permitirán meditar durante toda la noche sin esfuerzo.

Entrenamiento de la atención sutil 

Establecer la determinación de permanecer atento durante toda la noche es fundamental para el éxito de esta práctica. Necesitamos tener un deseo sincero de poder llevar nuestra conciencia a través de la noche sin olvidar. Antes de intentarlo, podemos meditar brevemente sobre nuestra decisión de mantener la conciencia de que estamos soñando hasta que nos despertemos.

Necesitaremos paciencia en esta práctica porque estamos contrarrestando el hábito profundo mantenido toda la vida de volvernos inconscientes cuando nos dormimos. Es fácil frustrarse por la mañana cuando nos despertamos y sentimos que no recordamos nada, no debemos caer en el desánimo, recordemos que cada intento sincero, decidido, lentamente irá creando las conexiones cerebrales necesarias, quizá lentamente pero firmemente, si nuestra decisión también se mantiene firme

Podemos distinguir varios niveles de desarrollo de la habilidad, y cada uno de nosotros decidirá hasta cual pretende llegar.

  • Nivel 1: seguimos inconscientes mientras dormimos, pero al relajar profundamente nuestra mente antes de caer dormidos, nuestro sueño mejora en calidad, descansamos mejor. Para entrenar la habilidad necesaria, antes de caer dormidos meditamos sobre algún tema relajante, o éticamente elevado, sobre la bondad, etc, intentando sentir como el objeto escogido se va difuminando conforme nos dormimos, acompañando el proceso. La tradición hindú aconseja la repetición de mantras antes de caer dormido. Al día siguiente al instante de despertar, y antes de moverse, dedicar unos pocos minutos  a recordar nuestro estado antes de caer dormidos, y a sentir nuestro estado actual,  de semi-vigilia.
  • Nivel 2: somos capaces de darnos cuenta de que estamos soñando, y podemos retener un recuerdo parcial del sueño cuando despertamos;  por ello, somos capaces de mantener un diario de sueños, donde registramos parte de lo que soñamos cada noche. Este diario sirve como refuerzo para la habilidad: nuestro cerebro se da cuenta de que nos interesa recordar el sueño, para al día siguiente registrarlo en el diario, y por ello refuerza la habilidad necesaria. 
  • Nivel 3: despertamos parcialmente en el escenario del sueño, y podemos hasta cierto punto controlarlo. Seremos capaces de bloquear los malos sueños y disfrutar de los agradables. Es la continuación del nivel anterior, al que llegaremos si nuestra decisión de seguir mejorando nuestra conciencia sutil es firme.
  • Niveles superiores: nos damos cuenta de que nosotros no somos ese cuerpo que nos representa en el sueño, si no que somos la conciencia, que puede identificarse con el soñador o bien elevarse y contemplar de forma no identificada todo el escenario y sus protagonistas. Es muy parecido a lo que puede suceder  en una meditación de conciencia plena durante la vigilia, en la que el meditador es un observador sin juicio pero con conciencia plena de todo el escenario, que incluye su propio cuerpo, emociones y pensamientos. Dependiendo de la persona concreta, diversas tradiciones (como el Sufismo o el Budismo) consideran que este estado puede conducir a experiencias de tipo místico.

"Cuando despertamos de un sueño a la conciencia despierta, no pasamos de la irrealidad a la realidad, pasamos de un nivel inferior de realidad a un nivel superior. Y, dicen los místicos de todas las religiones, hay un nivel aún más alto, comparado con el cual esta vida despierta nuestra es tan insustancial como un sueño.
Sin embargo, hasta que nos despertemos, nada suena más absurdo que la afirmación de que estamos soñando, y nada parece más sólido que este mundo de los sentidos. ¿Por qué debería ser así? Si la bondad original es nuestra naturaleza real, ¿por qué no podemos verlo así? La respuesta es simple: porque vemos la vida no como es, sino como lo que nosotros somos. Vemos 'a través de un cristal oscuro', a través de las lentes distorsionantes de la mente: todas las capas de sentimiento, hábito, instinto y memoria que cubre el núcleo puro de la bondad en lo profundo ".  Eknath Easwaran.

Referencias

 

divendres, 7 de setembre del 2018

Sin palabras

Las palabras representan conceptos, acciones, y relaciones entre ellos, nos sirven para hacernos una idea de la realidad, y para transmitirla a otros.

Pero la realidad es demasiado grande, demasiado compleja, para ser encerrada, representada por ideas, conceptos y palabras. La simple vivencia directa de lo que está ocurriendo, momento a momento, está más allá de cualquier descripción conceptual. La misma vida es en sí indefinible. Las cosas más importantes de nuestra vida, son casi imposibles de describir, y si lo hacemos, las reducimos, no somos capaces de explicarlas como son realmente. 
Explicar a alguien un paisaje no le transmite la vivencia personal
 
Pensemos en alguna situación importante de nuestra vida; si tenemos que reproducirla en palabras, sólo podremos mencionar aspectos parciales de la experiencia vital que tuvimos, incluso siendo muy buenos relatando acontecimientos, nuestra vivencia interior se resistirá a ser conceptualizada, reducida a palabras. 

Vivimos todo aquello de los que somos conscientes, y sólo de lo que somos conscientes, pero la propia consciencia en sí está más allá de cualquier descripción exacta, sólo podemos describir aspectos parciales de ella. Por ello, nuestros contenidos de conciencia, también se resisten a ser totalmente explicados, reducidos a palabras. Frecuentemente vivimos estados que no somos capaces de describir con exactitud.

Se nos ha educado para conceptualizarlo todo, nos pasamos la vida pensando casi compulsivamente, pero la vida en sí no es ningún concepto. ni ningún conjunto de conceptos, es mucho más que eso. No hay palabras para describir la vida, como no hay palabras para describir lo que somos, la totalidad que somos. Y no obstante, podemos descubrir lo que es la vida y quienes somos nosotros, pero para ello debemos abrir la mente a la vivencia no conceptual, es necesario experimentar directamente la vida con curiosidad, con atención, sin juzgar, sin querer reducirlo todo a conceptos, simplemente percibir y comprender. Y lo que entendamos, saber que no podremos representarlo con palabras, pues nos quedaremos sin palabras. Como mucho sólo podremos dar aproximaciones, señalar una dirección, pero no ir más allá, hay que vivirlo en primera persona, no puede explicarse.