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diumenge, 25 de juny del 2017

Buscando la inspiración en nuestro actuar

 Actuar siempre correctamente ... ¿es posible?

En la vida estamos actuando constantemente, no tenemos elección, debemos hacerlo.  Nuestros actos pueden tener más o menos éxito, dependerá de las circunstancias y también de nuestra habilidad.

La habilidad puede adquirirse y mejorarse con la práctica, en cambio las circunstancias son cambiantes, dinámicas; el que puede ser apropiado aquí y ahora, quizá ya no lo será en otro momento y lugar, el que es apropiado para alguien no tiene porque serlo para otra persona. Cada momento y cada situación es nuevo, debe ser evaluado sin caer en automatismos, en acciones predeterminadas. Por eso, un acto perfecto es una creación nueva, ligada al instante y a las condiciones. Los actos automáticos, repetitivos, solo pueden ser correctos en entornos repetitivos, estáticos.

Pero evaluar cada situación puede ser difícil, incluso imposible, quizá porque no disponemos de toda la información, o porque es inaccesible, o porque no tenemos suficiente tiempo para evaluarla, o quizá tenemos ideas preconcebidas que nos impiden evaluar con realismo la situación. En realidad, nunca tendremos la seguridad de no equivocarnos en nuestras acciones, por mucha experiencia y habilidad que tengamos.

Este razonamiento es válido para todo acto, también para los actos de bondad y de amor. En efecto, es bien sabido que las buenas intenciones no suelen ser suficientes para llevar a cabo acciones de bondad, de ayuda a los demás; incluso puede suceder que, queriendo hacer el bien, causemos mal, que amando, dañemos. 

La inspiración y los actos inspirados

Inspiración: acto de llenar los pulmones de aire | estado en el que sientes una facilidad especial para la creación

La inspiración suele asociarse principalmente a la creación artística, y en menor grado, a la investigación científica. Pero acabamos de ver que un acto puede, y debería considerarse como una creación que hacemos, es nuestra contribución a una situación concreta. Pensemos pues en actos cotidianos inspirados. Tal como sabemos por los artistas y científicos, la inspiración ha de buscarse antes del acto; cuando llega, se pasa a ese estado creativo especial, la mente se llena de ideas, de sensaciones, de sentimientos, y entonces el acto "sale" sin esfuerzo, y es un acto podríamos decir perfecto.  No hay un proceso intelectual previo, un pensar, sino que experimentas un estado creativo, y un impulso a actuar, tu mente se llena con energía creadora. 

Al no haber un proceso de razonamiento previo, la acción inspirada siempre es impersonal, no la decides, más bien te decide ella a ti, eres su canal de expresión. Al actuar de forma inspirada de hecho no te estas esforzando, incluso aunque exteriormente sea un trabajo exigente, agotador, interiormente no sientes ningún esfuerzo, no necesitas forzar nada, sino que fluyes con la acción de forma natural. A pesar de que es  impersonal, de que no estas buscando ningún beneficio personal, no obstante lo obtienes, y es que la satisfacción de realizar, de materializar una inspiración, te llena como no podría hacerlo ninguna acción personal.

La misma regla vale para los actos de amor-bondad: si son inspirados, serán impersonales, y siempre, siempre, beneficiaran a la persona querida. La mente sabrá, más allá de toda duda, la línea correcta de actuación para el beneficio de la otra persona. Ya no hay fallo posible en una acción de amor-bondad inspirada. Y la satisfacción de realizar un acto de amor inspirado es la mayor de todas, te llena de alegría incondicional. De hecho, aplicar la inspiración a la realización material del amor es en sí mismo un camino directo de auto-realización y de felicidad.

¿Como conseguimos la inspiración?

Pues de la misma forma que adquirimos las habilidades: con la práctica. Hay que ir a por ello. Algunas indicaciones para el trabajo:

  • La mente ha de estar calmada, relajada, atenta. No se trata de pensar mucho como hemos de actuar. Todo lo contrario. La mente ha de estar en un estado receptivo, abierto, incluso expectante. Sólo en este estado mental podemos recibir la inspiración. Este es un requisito indispensable, pero no suficiente: no siempre vendrá la inspiración cuando queramos, hay que ser pacientes, sobre todo si aún no tenemos práctica. Si practicamos relajación y/o meditación este requisito no será un problema para nosotros.
  • Mentalmente "ponemos" la situación sobre la que queramos actuar "delante nuestro", pero sin pensar, sólo la contemplamos, con atención voluntaria y mente relajada. Observamos, y también nos ponemos "en espera", como si pusiéramos un interrogante en la situación, pero esperando la respuesta, con calma, sin forzar. En cierto modo es una actitud muy "mindfulness", o de conciencia plena, pues observamos sin juzgar, con una mente en silencio pero que está preguntando, muy abierta a lo que venga, incluso siendo quizá expertos en el tema, nos ponemos en modo "principiante".
  • Mantener la actitud impersonal, sólo somos un intermediario entre la situación y la inspiración que esperamos que nos llene. Mantener la voluntad de querer actuar, pero en espera de inspiración.
  • Si estamos ante una situación  que realmente requiere nuestra acción inmediata, la inspiración vendrá siempre, no nos dejará en la estacada, excepto cuando no tengamos el estado mental adecuado. Si la mente no está receptiva, simplemente estará cerrada a la inspiración.

Con la práctica vendrán los resultados. Cuanto más practiquemos, si lo hacemos correctamente, más inspiración obtendremos.

"Cuando llegue la inspiración espero que me encuentre trabajando."

- Picasso - 

dijous, 22 de juny del 2017

La vivencia de amar es tuya, de nadie más


Aprender a seguir en-amor-ado, en el amor,
sin nadie concreto del que estar enamorado,
puede parecer imposible,
y en verdad que no es tan fácil,
pues la mente marcha sola, divaga, recordando esos tiempos,
en los que el amor fluía fácilmente entre los dos,
o al menos eso creías, al menos eso te imaginabas.

En estos momentos de recuerdo, de melancolía,
notas como si te faltase el aire,
como si no pudieras respirar, te ahogas,
te falta la persona que encendió tu amor,
pero entonces, con un esfuerzo de voluntad,
reconduces la atención a la sensación en sí de amar,
no al objeto externo que la provocó, si no a tu propia vivencia de amar,
recuerdas aquella sensación, y la revives, a voluntad,
sin pensar, sin juzgar, sólo viviendo la sensación maravillosa de amar,
con plena conciencia.

Te das cuenta entonces que la vivencia de amar era tuya
que es todavía tuya, que siempre ha sido tuya,
creías que te la habían quitado, negado, que ya no la tenías,
pero sólo era una creencia,
pues ahora ves que aún la puedes evocar, experimentar, vivir, está en ti,
entonces notas como si volviera al aire, respiras de nuevo.

Y así, día a día, estando muy atento, 
capturando el momento en que la mente divaga,
capturando el momento en que la tristeza vuelve,
dándote cuenta de que ese amor está aún en ti, de que eres tu,
de que creías que necesitabas a alguien para vivirlo,
y era sólo una creencia en tu mente,
que necesita ser convencida de lo contrario,
mostrándole, pacientemente, la verdad,
entonces vas aprendiendo a estar permanentemente en el amor,
a quedarte ahí, en tu amor, 
en lo que eres en el fondo, lo que siempre has sido, sin saberlo,
y que ya nadie te podrá volver a negar, nunca más.




dimarts, 20 de juny del 2017

Vivenciar el amor-felicidad: experimentarlo directamente

Nuestra mente suele funcionar, por así decirlo, en "modo objeto": todo, absolutamente todo lo percibido, lo asocia a algún objeto externo, de hecho a un objeto de conciencia, que suele estar relacionado directamente con un objeto externo. Por eso, la felicidad tiene que venir dada por la posesión y disfrute de objetos, como poseer alguna cosa deseada, una posición económica y social cómoda, un trabajo estupendo, una pareja ideal, etc.  También pueden haber objetos más mentales, no tan directamente relacionados con nada material, como puede ser una idea, una ideología, o una opinión. 

En este modo de funcionamiento, todo se conceptualiza:  si estamos disfrutando de un coche nuevo, o de la idea de comprar un coche nuevo, el objeto mental "coche" ha estado formado previamente, y el sujeto le ha asociado unas características, según sus gustos personales, lo ve desde su punto de vista personal, del "ego"; cualquier idea estará mezclada con la personalidad concreta, que no es más que otro conjunto de ideas y de memorias sobre la propia persona. Lo mismo con las relaciones interpersonales: cada persona con la que tratamos se conceptualiza: desde nuestra perspectiva personal le asignamos una lista de cualidades, defectos, propiedades, etiquetas; es buena persona, es enérgico, es tímida, etc.

Hay otro modo de funcionamiento de la mente en el cual no hay una conceptualización de los objetos percibidos, simplemente se perciben de forma más directa, sin filtros preconcebidos, sin etiquetar nada. Hay una observación, que al hacerse más profunda, sosteniendo la atención, puede llamarse contemplación de la cosa. Al no haber ideación, el ego no participa, no hay una mezcla de lo percibido con las ideas personales sobre uno mismo. Cuando permanecemos atentos a lo percibido y a la vez a la percepción en sí, o sea a los sentimientos, sensaciones, efectos que nos produce, sin pensamientos, tenemos una experiencia de percepción directa que se llama vivenciar la cosa: la vivimos, de forma directa, sin filtros ni etiquetas mentales. Una de las características de mindfulness (atención plena) es esta: observar sin juicio, simplemente contemplar y vivenciar. 

Veamos ahora una aplicación práctica al plano afectivo-amor-felicidad: supongamos que estamos disfrutando de la compañía de alguien querido, apreciado. En modo objeto, nuestra mente asocia nuestro estado afectivo con la persona que lo produce, mezclando un montón de conceptos: nuestra idea de la persona, los recuerdos, las expectativas de que reaccione del modo esperado, nuestra imagen de nosotros mismos, etc. Creemos que esa persona nos produce un estado agradable, y tenemos una explicación para ello: nos comprende, nos hacer reír, etc.  En cambio, si vivimos la experiencia en el modo contemplativo, no hay ninguna idea, sólo la vivencia afectiva. Al vivir la afectividad de forma directa, al darnos cuenta de nuestro estado afectivo, sin relacionarlo con ningún concepto previo, eventualmente nos daremos cuenta de que ese estado afectivo es nuestro, se genera en nosotros, desde el punto de vista vivencial, ese estado somos nosotros. La persona querida actúa sólo como activador del estado, que es nuestro, nos pertenece. 

Perseverando en la práctica del vivenciar directamente los estados afectivos, se llega a apoderarse de ellos: podemos evocar en cualquier momento un estado de alegría-amor-felicidad, ya que es nuestro, nadie nos lo da y nadie nos lo puede quitar. Como mucho, nos pueden ayudar a percibirlo, cuando todavía dependemos de la mente ligada a objetos externos, pero cuando adquirimos la visión contemplativa, y la afianzamos, nosotros somos alegría-amor-felicidad, independientemente de las circunstancias externas.

divendres, 16 de juny del 2017

Meditando en la no dualidad y en el sujeto último

Cierro los ojos.
Llevo mi atención al cuerpo, relajo mi cuerpo.
Mantengo mi atención en el cuerpo, enfoco la sensación de relajación.
Es una sensación agradable, placentera.
Me doy cuenta de que ahora, justo ahora, no estoy pensando, me limito a percibir.
Me doy cuenta de que ahora estoy en silencio.
Llevo mi atención al silencio.
Es como un espacio interior, calmo. 
Parece vacío, pero se experimenta como algo vivo.
A este estado se le llama silencio mental
Es el paso previo necesario antes de poder profundizar en nuestra conciencia.

Desde el silencio mental, abro los ojos, observo mi entorno.
No veo separación, sino unión, continuidad, de todo lo que me rodea.
Incluso mi propio cuerpo es también parte del medio ambiente, es uno con él.
Y mis emociones están integradas con mi cuerpo, también son parte del ambiente.
Y mis pensamientos vienen de mi cerebro, son parte del cuerpo, son también parte del ambiente.
Sólo veo una realidad que lo abarca todo. Incluso a mi mismo. Todo.
Esta percepción se llama percepción no dual.
En ese estado no puedes sentir soledad. ¿Cómo podrías sentirlo?
Es imposible, porque uno se siente uno con todo.


Ahora profundizo mi atención, la llevo al fondo de mi mente, que en este momento es una mente muy tranquila, sin pensamientos, pero que está muy despierta, mirando, observando, percibiendo.
Y entonces, percibo en el fondo de la mente una presencia, tenue, pero clara.
Esta presencia se llama el sujeto último, o el yo profundo, o el yo superior.
Es distinto del yo psicológico, pues sólo se detecta en ausencia total de pensamientos.

Es necesaria cierta práctica para detectarlo; con el tiempo se percibe más fácilmente, y con más claridad. Llega a ser evidente.

Sólo ese sujeto último, el que observa, se siente separado de lo observado.
Hay un campo de percepción no-dual que comprende todo lo existente, y en el centro del campo está el observador, el sujeto que observa.
Pero ese sujeto no es nada en particular.
No es cuerpo, no es emociones, no es pensamientos. No es nada.
Todo esto es externo al sujeto último.
Y sin embargo, el sujeto es alguien. Se siente como alguien, pero sin ningún atributo.

Concentrando la atención en ese sujeto sutil, con la mente en profunda calma, experimento una presencia y una paz.  

Experimento una especie de estabilidad absoluta.  
El sujeto último se siente más allá de toda experiencia fenoménica, se siente estable, inalterable. 
Te das cuenta de que siempre ha estado ahí, no observado hasta ahora.
Cuando la mente se establece en profunda contemplación del sujeto último, estamos en el estado llamado realización del yo, o auto-realización. También se le llama centramiento, porque la atención se sitúa en el centro del campo de la conciencia, en el sujeto que experimenta el campo. 

Con la atención situada en el centro del campo de la conciencia, la mente queda en un estado de ecuanimidad, paz y gozo.
No hay problemas que resolver. Hay una visión de la vida como un todo, como un  flujo de todo, una única vida no dual que abraza a todo. Hay aceptación de la realidad como es.  

Tal estado se llama estado de atención plena, o mindfulness. 

Silencio mental, percepción no dual, realización del sujeto último, y estado de paz, ecuanimidad y atención plena, son diferentes aspectos de lo mismo, de una realidad. Trabajando a fondo alguno de ellos, se consiguen los demás.

 

dimecres, 14 de juny del 2017

Loving-kindness, o "bondad amante"

La cualidad denominada Loving-kindness, una bondad amante o amorosa, es uno de los conceptos importantes del Budismo, también se hace referencia en tradiciones como el Hinduismo, Jainismo, y en menor medida, en el Judaísmo y el Cristianismo. (Loving-Kindness en Wikipedia). Aquí vemos la visión desde el Budismo.

La llave de la felicidad

Se habla mucho de la felicidad, hay cursos sobre ello, la psicologia positiva ha desarrollado un acercamiento riguroso al tema; según el Budismo, la llave de la felicidad está en amar, no en ser amado, sino en amar.

No parece haber mucha felicidad actualmente, ni siquiera en las sociedades ricas. Quizá por eso más y más personas están comenzando a explorar otras formas más espirituales de afrontar la vida. 

A través de familiarizarse con los tres aspectos del amor - cariño-ternura, afecto y deseo - podemos realmente ayudar a otros y resolver nuestros propios problemas. Y funciona al instante. 

¿Qué tan difícil es amar a los demás? No es tan difícil como pensamos (ahí está el problema: el pensamiento). Para mucha gente experimentar el amor es la forma más directa de volver a la mente positiva y feliz.

El primer tipo de amor, el afecto, ser afectuoso, es tener un corazón cálido y un sentimiento de cercanía a los demás, casi como una madre siente hacia su hijo, pero sin apego. Si podemos aprender a desarrollar un corazón cálido y amoroso en general, no sólo a alguien en particular, cumpliremos nuestro deseo más profundo de ser felices todo el tiempo. Esto es lo que realmente necesitamos. quizá en la escuela se nos enseña muchas cosas, pero esto no se enseña en ninguna.

Probablemente pensamos: si tengo dinero, seré feliz todo el tiempo. Si tengo un buen amigo, un novio o una novia, estaré feliz todo el tiempo. Si tengo una buena reputación o una posición más alta, seré feliz todo el tiempo. Esto está equivocado.
Si todo el mundo practica sinceramente el amor afectuoso, todos los problemas entre las personas se resolverán y nunca volverán a surgir. Esto está garantizado. Lo firmo. -

Geshe Kelsang Gyatso -
La tecnología puede resolver muchos problemas externos, pero no todos; de hecho la paz mundial está en mayor peligro que nunca con la facilidad de producir bombas caseras y así sucesivamente, sin mencionar las armas de destrucción masiva. E incluso cuando lleguemos hasta el "iPhone 500", seguiremos sufriendo los problemas reales de apego, ira, celos, ignorancia, etc.


El Buda siempre explicaba primero los beneficios de varias prácticas antes de enseñarles la técnica, porque él sabía cómo funcionan nuestras mentes - cómo nos gusta la publicidad para llevarnos a probarlo 😉 Cuando nos lo explican bien, desarrollamos el deseo de probar el amor. Y saborear el amor es entonces la mejor publicidad; ¡Querrás más! 

Cómo hacerlo?

Nos determinamos a desarrollar y mantener un corazón afectuoso hacia todos los seres vivientes sin excepción. Hacemos esto una y otra vez,  poniendo nuestra voluntad, hacemos este trabajo .... No hay mayor acción virtuosa que esta.   - Geshe Kelsang Gyatso -  

Sólo pensando profundamente de esta manera por un momento ya trae resultados. Las acciones mentales o las intenciones son más poderosas que las acciones físicas o verbales, ya que el significado de estas últimas depende enteramente de las intenciones con las que las hacemos. Ni siquiera necesitamos hacer nada verbal o físico (aunque naturalmente podemos y naturalmente lo haremos) - solo necesitamos mover nuestra mente en esa dirección. De una mente dirigida hacia la bondad, surgen buenas intenciones. Evidentemente, no basta con tener buenas intenciones para obtener buenos resultados externos, es más complicado que eso, pero el efecto interior en nosotros si será infalible.

Amor con deseo, o con apego

Cuando conocemos a alguien podemos empezar a tener un amor puro, estar muy agradecidos con ellos y desearles ser felices. Pero a medida que pasa el tiempo, el apego se arrastra con sus expectativas  luego ya no es tan agradable. Podemos mantener el período de la luna de miel dejando el apego y creciendo el amor. Con el apego, nuestro amor deseando que alguien sea feliz es condicional, la otra persona tiene que comportarse de cierta forma, la que deseamos, o bien la queremos a nuestro lado continuamente. Con esta condicionalidad, esta necesidad, estamos en mayor o menor medida atrapados y atados a lo que otros hacen, piensan o dicen. 

Si sabemos la diferencia entre la forma en que se sienten el amor y el apego, podremos elegir el amor. Podemos llegar al punto en que nos sentimos genuinamente, "Incluso si sales por esa puerta, estoy bien mientras estés feliz, porque eso es lo que realmente quiero". Nuestro amor y por lo tanto nuestra felicidad permanecen iguales. También, he notado que cuando hago surgir mi amor por un objeto de apego, dejando ir el apego, no es difícil entonces extender ese amor a todos los demás - es una manera de "abrir las compuertas" que estan en la mente. Así que elegimos el amor porque el amor es lo que nos hará felices a todos nosotros. 

Traducido y adaptado del artículo Choose Love - Luna Kadampa
 



diumenge, 11 de juny del 2017

La muerte es solo un concepto


Existencialmente, somos lo que sentimos y lo que pensamos, en cada instante.
De lo que sentíamos y pensábamos hace diez años, ¿qué queda ahora?
¿Y que queda de lo que sentíamos y pensábamos en nuestra infancia?
¿Habían en nuestra vida personas que ya no están?
¿Quizás ideas, proyectos, sueños, que se desvanecieron?
Lo que existencialmente somos, está cambiando continuamente.
No obstante, nos sentimos igual de vivos ahora, hace diez años, o en la infancia.
No interpretamos ese cambio como muerte.
Son cambios en nuestra vida, sólo cambios, no muertes.

De la misma forma, desde un punto de vista global, todo es cambio.
Toda la existencia está cambiando continuamente.
Cambios sutiles, o drásticos. Lentos, o rápidos.
Desde el punto de vista de la totalidad, hay la existencia cambiante.
Desde nuestro punto de vista limitado, a ciertos cambios les llamamos muerte, conceptualizamos esos cambios.
En la totalidad, las cosas, las personas, las situaciones, aparecen y desaparecen, como lo hacen nuestros pensamientos y sentimientos, son meros cambios en el todo dinámico.
Desde el punto de vista global, no existe nada como la muerte, entendido como un final de la vida, pues sólo existe la Vida, cambiante, dinámica.
Sufrimos por la muerte, nos asusta, nos quita lo que amábamos, porque no fluimos con la Vida, con el cambio. Es como si quisiéramos congelar nuestros pensamientos, y no quisiéramos que "murieran".
Para la totalidad de la existencia, todo lo que existe en cada momento es como un pensamiento: temporal, fugaz, cambiante.





divendres, 2 de juny del 2017

Un cuento breve

Los cuentos son muy útiles para abrir la mente, de forma metafórica, subliminal, a verdades que pueden pasar desapercibidas cuando estamos situados, como es habitual, en nuestro nivel mental analítico. Con este cuento sobre un peregrinaje, intentamos mostrar una búsqueda que mucha gente está realizando toda su vida, muchas veces de forma inconsciente. Al final del artículo, desvelamos la metáfora oculta en el relato.



Hace mucho tiempo, en una generación antigua, en un distante país montañoso, existía la costumbre de peregrinar a lo largo de un camino que recorría todo el país. De trecho en trecho, una vez aquí, otra vez allí, el peregrino iba encontrando fuentes donde saciar la sed, sólo que esas fuentes eran muy irregulares en su obsequiar con la anhelada agua al cansado caminante; sucedía a menudo encontrarse con fuentes de las que sólo podías beber gota a gota, otras eran más generosas, pero el refrescante chorro no solía durar demasiado, pasando de repente a ser un mero goteo o incluso una ausencia total de agua. 

Alto de La Cruz de Fuentes
Rutas de Cantabria
senderismocantabria.wordpress.com

Siendo así, encontrabas peregrinos que, al encontrar una buena fuente, habían dejado de andar, por miedo a no encontrar otra más allá en el camino. Algunas de esas fuentes habían sido generosas en el pasado, pero ahora ya no;  se veía a algunos peregrinos aferrados a esas fuentes que sólo les obsequiaban con un lento goteo, y les veías sedientos, casi deshidratados, aprovechando hasta la última gota de la fuente, y no seguían su camino ya que pensaban "mejor esta escasez que la ausencia total de agua que puedo encontrar si sigo adelante, al menos no muero de sed; además, esta fuente fue generosa conmigo en un pasado no tan lejano, por lo que es posible que algún día el agua vuelva a brotar con fuerza, tal como recuerdo que así fue".

Uno de esos peregrinos, ya con muchos  meses de peregrinaje en sus piernas, había tenido todas esas experiencias en diversas ocasiones: fuentes caudalosas que se habían secado por completo, se había aferrado a fuentes casi secas con vanas esperanzas hasta que se cansó de esperar y siguió su camino, largas caminatas sin encontrar más que fuentes secas, todo eso lo había ya vivido. Y sucedía que llevaba ya muchas horas caminando sin encontrar agua, padeciendo esa sed que había sido casi una constante desde que empezó su peregrinaje, mucho tiempo atrás. Su mente frecuentemente retrocedía en el tiempo, recordando las mejores fuentes que había encontrado en su camino, cada una había sido especial, el sabor del agua era distinto en cada sitio, pero siempre exquisito, tal como sabe el agua fresca al sediento, no hay mejor placer que saciar la sed cuando realmente se padece sed.

Ese peregrino experimentado llegó a otra fuente, y comprobó que sólo manaban algunas gotas intermitentes. Tuvo un momento de desesperación, de rendición y de gran cansancio, pero entonces sus sentidos, aguzados por los largos meses de solitario peregrinaje en las montañas, captaron un murmullo lejano, muy tenue; cerró los ojos y se concentró en él, no fuera que su imaginación le estuviera engañando. Y al concentrarse más en aquel murmullo tan lejano, lo captó más claramente, e incluso su olfato pareció que detectaba el frescor del agua que el viento transportaba, desde algún sitio lejano. De hecho, se dio cuenta de que ya había percibido ese murmullo tiempo atrás, mientras caminaba, pero no le había prestado más atención. Convencido de que estaba notando la presencia de agua, se esforzó en sentir de donde venían las sensaciones, y notó que venían de las montañas, pero no en el trayecto del camino, sino más arriba, hacia las cumbres. Vaciló un momento, pues salirse del camino era entrar en lo desconocido, pero su sed, su anhelo de agua, y sus aguzados sentidos, todo junto, le decidieron a salirse del camino. 

Avanzó pues campo a través, y a medida que avanzaba, el terreno se veía más húmedo, y el murmullo lejano se hacía un poco, pero solo un poco, más audible. Al cabo de un rato el peregrino tuvo miedo de perderse en la montaña, de no encontrar la anhelada agua, y de perecer, así que volvió a su mente la última fuente que había encontrado, y su escaso pero constante goteo, que ahora le parecía más deseable que nunca. Así que presa del miedo dio media vuelta y volvió al camino, y a la paupérrima fuente. Mientras apuraba gota a gota de agua, sintió pena de sí mismo, pensando "pobre de mí, he vuelto a caer en aferrarme a este misérrimo goteo que me permite vivir, pero manteniéndome siempre sediento, y temeroso de no recibir nada si me alejo, buscando saciar mi sed por completo". Y al verse a sí mismo de esa manera, comprendió que no iba a seguir más ese camino, que pasara lo que pasara, su camino iba a ser otro. Y se decidió firmemente a no ceder más por miedo, o por pereza, o por conformismo, o por una falsa esperanza de que las cosas cambiaran y de repente abundara al agua en todas las fuentes de forma permanente. 

Volvió a alejarse del camino, algunos peregrinos lo vieron adentrarse en el bosque, y le llamaron, avisándole de que no se alejara, que se perdería y de buen seguro perecería, pero no les hizo caso, y le tomaron por loco. A medida que se adentraba en el húmedo bosque la sensación de frescor, de humedad, le tonificaba, aunque todavía tenia ansias de beber agua. Y llegó a un remanso donde había una pequeña balsa natural con agua cristalina, a donde sin pensarlo dos veces se lanzó literalmente, bebiendo, refrescándose, experimentando un gozo que nunca había sentido. Tuvo entonces el pensamiento de quedarse allí, de abandonar su caminar; pero él aún era un peregrino, y sus sentidos detectaban el murmullo de una corriente que ahora no estaba tan lejana. Y supo en ese instante que toda la agua de todas las fuentes del camino que había dejado atrás procedía, a través de la tierra, de ese río de montaña del que todavía estaba lejos, pero ya no tanto como antes. Y que esa balsa en la que se bañaba también estaba llena gracias a ese mismo río, que era la fuente de todas las fuentes, sin  limitaciones, constante. Así que con espíritu de peregrino, decidió seguir adelante, hasta llegar al origen de todo el agua, y el final definitivo de toda sed.


En este cuento el agua simboliza el amor, en todas sus manifestaciones, familiar, de pareja, amistad, ideales, ...  Todos somos peregrinos en el camino de la vida, aunque a menudo nos paramos, dejamos de avanzar, por varios motivos, como puede ser el conformismo o el miedo a salir perdiendo, nos quedamos en zonas de confort que frecuentemente son, de hecho,  de bastante poco confort. Las diversas fuentes simbolizan el amor que recibimos del exterior, que es inconstante, variable, dependiendo de las circunstancias;  por este motivo hay tanto conformismo, un cesar de buscar lo realmente valioso, creyendo que es un ideal inalcanzable, nos quedamos al lado de esa fuente, apegados, sin energías para saciar de verdad nuestra sed, o vamos saltando de fuente en fuente, buscando un poco más. Hace falta valor para adentrarse en terreno desconocido, alejarse del camino trillado, para buscar la fuente última, que es el Ser, de donde brota todo amor y todo ser concreto. El Ser se realiza en nuestra mente individual a través de la meditación. Siempre está disponible, sólo hay que ir a buscarlo.