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diumenge, 25 de juny del 2017

Buscando la inspiración en nuestro actuar

 Actuar siempre correctamente ... ¿es posible?

En la vida estamos actuando constantemente, no tenemos elección, debemos hacerlo.  Nuestros actos pueden tener más o menos éxito, dependerá de las circunstancias y también de nuestra habilidad.

La habilidad puede adquirirse y mejorarse con la práctica, en cambio las circunstancias son cambiantes, dinámicas; el que puede ser apropiado aquí y ahora, quizá ya no lo será en otro momento y lugar, el que es apropiado para alguien no tiene porque serlo para otra persona. Cada momento y cada situación es nuevo, debe ser evaluado sin caer en automatismos, en acciones predeterminadas. Por eso, un acto perfecto es una creación nueva, ligada al instante y a las condiciones. Los actos automáticos, repetitivos, solo pueden ser correctos en entornos repetitivos, estáticos.

Pero evaluar cada situación puede ser difícil, incluso imposible, quizá porque no disponemos de toda la información, o porque es inaccesible, o porque no tenemos suficiente tiempo para evaluarla, o quizá tenemos ideas preconcebidas que nos impiden evaluar con realismo la situación. En realidad, nunca tendremos la seguridad de no equivocarnos en nuestras acciones, por mucha experiencia y habilidad que tengamos.

Este razonamiento es válido para todo acto, también para los actos de bondad y de amor. En efecto, es bien sabido que las buenas intenciones no suelen ser suficientes para llevar a cabo acciones de bondad, de ayuda a los demás; incluso puede suceder que, queriendo hacer el bien, causemos mal, que amando, dañemos. 

La inspiración y los actos inspirados

Inspiración: acto de llenar los pulmones de aire | estado en el que sientes una facilidad especial para la creación

La inspiración suele asociarse principalmente a la creación artística, y en menor grado, a la investigación científica. Pero acabamos de ver que un acto puede, y debería considerarse como una creación que hacemos, es nuestra contribución a una situación concreta. Pensemos pues en actos cotidianos inspirados. Tal como sabemos por los artistas y científicos, la inspiración ha de buscarse antes del acto; cuando llega, se pasa a ese estado creativo especial, la mente se llena de ideas, de sensaciones, de sentimientos, y entonces el acto "sale" sin esfuerzo, y es un acto podríamos decir perfecto.  No hay un proceso intelectual previo, un pensar, sino que experimentas un estado creativo, y un impulso a actuar, tu mente se llena con energía creadora. 

Al no haber un proceso de razonamiento previo, la acción inspirada siempre es impersonal, no la decides, más bien te decide ella a ti, eres su canal de expresión. Al actuar de forma inspirada de hecho no te estas esforzando, incluso aunque exteriormente sea un trabajo exigente, agotador, interiormente no sientes ningún esfuerzo, no necesitas forzar nada, sino que fluyes con la acción de forma natural. A pesar de que es  impersonal, de que no estas buscando ningún beneficio personal, no obstante lo obtienes, y es que la satisfacción de realizar, de materializar una inspiración, te llena como no podría hacerlo ninguna acción personal.

La misma regla vale para los actos de amor-bondad: si son inspirados, serán impersonales, y siempre, siempre, beneficiaran a la persona querida. La mente sabrá, más allá de toda duda, la línea correcta de actuación para el beneficio de la otra persona. Ya no hay fallo posible en una acción de amor-bondad inspirada. Y la satisfacción de realizar un acto de amor inspirado es la mayor de todas, te llena de alegría incondicional. De hecho, aplicar la inspiración a la realización material del amor es en sí mismo un camino directo de auto-realización y de felicidad.

¿Como conseguimos la inspiración?

Pues de la misma forma que adquirimos las habilidades: con la práctica. Hay que ir a por ello. Algunas indicaciones para el trabajo:

  • La mente ha de estar calmada, relajada, atenta. No se trata de pensar mucho como hemos de actuar. Todo lo contrario. La mente ha de estar en un estado receptivo, abierto, incluso expectante. Sólo en este estado mental podemos recibir la inspiración. Este es un requisito indispensable, pero no suficiente: no siempre vendrá la inspiración cuando queramos, hay que ser pacientes, sobre todo si aún no tenemos práctica. Si practicamos relajación y/o meditación este requisito no será un problema para nosotros.
  • Mentalmente "ponemos" la situación sobre la que queramos actuar "delante nuestro", pero sin pensar, sólo la contemplamos, con atención voluntaria y mente relajada. Observamos, y también nos ponemos "en espera", como si pusiéramos un interrogante en la situación, pero esperando la respuesta, con calma, sin forzar. En cierto modo es una actitud muy "mindfulness", o de conciencia plena, pues observamos sin juzgar, con una mente en silencio pero que está preguntando, muy abierta a lo que venga, incluso siendo quizá expertos en el tema, nos ponemos en modo "principiante".
  • Mantener la actitud impersonal, sólo somos un intermediario entre la situación y la inspiración que esperamos que nos llene. Mantener la voluntad de querer actuar, pero en espera de inspiración.
  • Si estamos ante una situación  que realmente requiere nuestra acción inmediata, la inspiración vendrá siempre, no nos dejará en la estacada, excepto cuando no tengamos el estado mental adecuado. Si la mente no está receptiva, simplemente estará cerrada a la inspiración.

Con la práctica vendrán los resultados. Cuanto más practiquemos, si lo hacemos correctamente, más inspiración obtendremos.

"Cuando llegue la inspiración espero que me encuentre trabajando."

- Picasso - 

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