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divendres, 11 d’agost del 2023

Individualidad superficial y profunda: encontrando al testigo interior



"La posibilidad de desarrollar el ser más profundo y cómo hacerlo, es el siguiente interrogante. Al hablar del ser de un hombre en contraposición a sus facultades, significa su alma vital, y al decir que ese ser decide, indica que todas sus impresiones están impregnadas de vida individual; que toda expresión irradia de la personalidad y que esta personalidad es finalmente la responsable. Ahora bien, tal penetración puede lograrse donde ella no existe, siendo esto posible, en virtud de que el hombre, que posee una mente y un alma, representa un sentido de conexión, en el cual su conciencia actúa libremente. Es libre de destacar lo que quiere; de acuerdo al lugar acentuado, el organismo psíquico cambia su centro, obteniéndose realmente un nuevo centro del Ser. Por lo tanto si la investigación teórica demuestra que según el enfoque de la conciencia, el centro del hombre radica en su Ser o en la superficie, es prácticamente posible provocar el necesario proceso de cambio. De allí que en principio, todos pueden lograr elevar su Ser, para lo cual sólo se necesita acentuar persistentemente su Ser esencial, procurando constantemente expresar sólo lo que está realmente de acuerdo con su Ser interno. Esta tarea es seguramente difícil. Su solución no sólo es un proceso muy lento, sino que necesita una técnica especial de adiestramiento." Hermann Keyserling: Creative Understanding



"Cualquiera que sean los pensamientos que vienen a la mente , déjalos estar . Con los ojos cerrados, siendo testigo de los diversos pensamientos que vienen en tu mente y no trates de controlar conscientemente el proceso de pensamiento. No te perturbes...". Swami Satyanandao



"Practicar Mindfulness cultiva esta capacidad de ser el testigo interior: aprendes como evitar queda atrapado por hábitos y viejos patrones de conducta, y en cambio despertar a tu inteligencia natural". 8 Keys to Practicing Mindfulness: Practical Strategies for Emotional Health - Manuela Mischke Reeds




Analizando la conciencia

Percepción: Los recién nacidos claramente parecen experimentar sus propios cuerpos, el medio ambiente, la presencia de sus padres, etcétera, aunque de manera irreflexiva y orientada al presente. Si identificamos percepción con consciencia, los bebés no se vuelven conscientes conforme se desarrollan, son conscientes desde el principio.

AtenciónDijksterhuis y Nordgren, por ejemplo, insisten en que "es muy importante darse cuenta de que la atención es la clave para distinguir entre el pensamiento inconsciente y el pensamiento consciente. El pensamiento consciente es pensado con atención". Esto implica que si un pensamiento escapa a la atención, entonces es inconsciente.

Experienciar: cuando un proceso es sentido, decimos que forma parte de nuestra experiencia, es experienciado. Pero, ¿es la mera falta de atención suficiente para afirmar que un proceso mental carece de las cualidades de la experiencia? ¿No podría ser un proceso que escapa al foco de atención y que todavía se siente como algo? Considere su respiración ahora mismo: la sensación de aire que fluye a través de sus ventanas de la nariz, los movimientos de su diafragma, etcétera. ¿No estaba experimentando estas sensaciones hace un momento, antes de dirigir su atención a ellos? ¿O simplemente no sabía que los estaba experimentando todo el tiempo? Al dirigir su atención a estas sensaciones, ¿las hace conscientes o simplemente las hace experimentar la calidad extra de saber que las sensaciones eran conscientes?

Meta-conscienciaJonathan Schooler ha establecido una distinción clara entre procesos conscientes y meta-conscientes. Mientras que ambos tipos implican las cualidades de la experiencia, los procesos meta-conscientes también implican lo que él llamó re-representación. "Periódicamente la atención se dirige hacia la evaluación explícita del contenido de la experiencia. La meta-conciencia resultante implica una representación explícita de la conciencia en la que uno interpreta, describe o caracteriza de otra manera el estado de la mente."

Conocimiento consciente: el conocimiento consciente de una experiencia, que subyace a la introspección. Los sujetos no pueden reportar -ni siquiera a ellos mismos- experiencias que no son re-representadas. Sin embargo, nada impide que ocurran experiencias conscientes sin re-representación. Por ejemplo, se ha demostrado que los sueños carecen de re-representación, a pesar del hecho innegable que se experimentan en la conciencia. Esta brecha entre la reportabilidad y los contenidos de la conciencia ha motivado la aparición de los llamados "paradigmas de no-informe" en la neurociencia moderna de la conciencia.

Niveles de conciencia: desarrollo y evolución

Niveles de conciencia
La filosofía Yoga, que incluye una psicología yóguica, nos dice que la conciencia utiliza para expresarse "vehículos de conciencia", unos vehículos que ella misma crea, y a los que puede asociarse o desligarse. Los vehículos pueden ser materiales, el cuerpo físico, o inmateriales, o cuerpos sutiles. En cambio, en el pensamiento occidental, se considera a la conciencia como parte inseparable del psiquismo, y por extensión, de la actividad cerebral, pero esta visión dificulta la comprensión detallada de lo que es realmente la conciencia, pues la investigación científica no ha logrado localizar dónde se crea la conciencia en el cerebro, parece surgir por todas partes, y por ninguna, como si iluminara el cerebro a veces por unas zonas, a veces por otras.

En el Yoga, la conciencia asume sucesivamente el control de cada nivel de conciencia (los denomina cuerpos), trascendiendo los inferiores a medida que controla medios más sutiles. Siguiendo a Thérèse Brosse (Conciencia-Energia, Editorial Taurus), aplicamos la idea a la evolución de la conciencia y a sus niveles.


Antes de nada necesitamos una definición operativa de conciencia, una que no se limite a describir una mente consciente, sino una que trascienda la mente; definamos primero la conciencia habitual humana:

Conciencia: principio activo o energía que genera un estado de atención y presencia intensa, un estar totalmente presentes a nosotros mismos, y enfocados a un objeto de interés; la actividad psíquica, siguiendo al foco de atención, converge en él, en vez de estar dispersa como es habitual. Nuestro ser se vuelca, por así decirlo en un objeto o acto.
Ahora podemos intentar generalizar la definición para abarcar otros niveles biológicos, además del humano:

Conciencia: principio activo o energía que organiza, integra y unifica un nivel biológico, integrándolo, controlándolo, utilizándolo para expresar conciencia-ser en ese nivel. 
Evolución de la conciencia
En un animal como por ejemplo un reptil o un pájaro, la conciencia está operando en el nivel vegetativo corporal, organizando las funciones corporales para estabilizar sus funciones y hacer posible la vida, ese es el nivel máximo alcanzado por la conciencia en ese ser; hay un nivel inferior, el celular, que ya ha sido trascendido: la conciencia está activa en el nivel superior orgánico, que controla al nivel inferior celular. A su vez el nivel celular controla (o utiliza de forma controlada) el nivel inferior bioquímico. En un gato o aún más en un perro, la conciencia ha evolucionado hasta el nivel siguiente, el afectivo-mental, que no controla totalmente, está ahí funcionando, y los niveles inferiores son menos conscientes y más automáticos, inconscientes. En un ser humano corriente, de principios del siglo XXI, la conciencia está empezando a controlar y a trascender ese nivel afectivo-mental, la persona es muy mental, aunque con gran influencia emocional, de hecho siguen entremezclados el nivel emocional y el mental, siendo a menudo imposible separar emociones de pensamientos. En cada nivel biológico vemos que la conciencia activa y controla ese nivel, y la evolución de las especies es también evolución de la conciencia, que va ocupando y utilizando niveles cada vez más sutiles, pasando por el bioquímico, celular, orgánico, hasta el emocional-mental. 

En cada nivel biológico podemos distinguir tres fases de activación de la conciencia, que para ilustrarlos podemos usar el ejemplo del crecimiento de un bebé:
  1. Fase de innovación. Inicialmente, toma de contacto de la conciencia con el nivel biológico, se llega a ese nivel, pero sin tener control de él. Seria el caso de un recién nacido que está empezando a percibir información sensorial, pero no puede todavía procesarla totalmente, mucha información es percibida pero no entendida ni utilizada.
  2. Fase de aprendizaje e integración. A continuación, uso continuado de ese nivel, es un aprendizaje por medio del cual la conciencia va construyendo un mecanismo funcional usando los elementos del nivel. En el caso del bebé, va integrando la información sensorial hasta llegar a consolidar su conciencia corporal, ya cuando es un niño.
  3. Fase de equilibrio. Por último, control total y trascendencia del nivel; se domina el nivel, y la conciencia está preparada para poder acceder a niveles biológicos más sutiles, en los cuales repetirá el mismo proceso. El niño tiene lo suficientemente desarrollada la conciencia corporal, y empieza a tomar contacto con el siguiente nivel, el afectivo-mental.
En la infancia, una vez controlado el nivel sensorial, nos iniciamos en el nivel emocional-mental;  el uso del lenguaje ayuda a modelar la mente, y además lo hace relacionando palabras primero con imágenes sensoriales, más tarde con significados y conceptos abstractos. En esta etapa es importante asociar correctamente las palabras con sus significados exactos, para evitar que se construya un pensamiento superficial que se arrastrará hasta la edad adulta; esta seria la labor de la educación, de la escuela. Además el lenguaje incluye la entrada de la conciencia en la esfera social, ya que la estructura de una lengua refleja la sociedad en la que se usa, y utilizar un lenguaje influye en nuestra psicología; de ahí la importancia de usar indistintamente varios idiomas desde la infancia, se construye una mentalidad más abierta, más rica. 

Mientras la conciencia está aprendiendo en el nivel lenguaje-socialización, se está aprendiendo cómo funciona lo social a través de la palabra, de la comunicación, de la percepción de lo que provoca la palabra en los demás, de sus respuestas. En esta fase el adulto debería responder siempre de forma positiva, con sensatez y amor, incluso aunque el niño se muestre desafiante, o quiera provocarnos para ver que sucede, esa es la mejor forma de socializar, y no respondiendo con ira o con rigor. De ello dependerá su socialización.

Hay también otra forma de ver los diferentes niveles biológicos desde el punto de vista de la conciencia: los niveles inferiores, ya controlados, son denominados niveles objetivos, mientras que los superiores, en vía de descubrimiento y aprendizaje, son denominados niveles subjetivos. Para un niño pequeño, sus emociones y pensamientos son totalmente subjetivos, mientras que su cuerpo es objetivo, ya que este nivel está ya trascendido por la conciencia. Para un meditador avanzado, las emociones y los pensamientos son totalmente objetivos, pues su conciencia ha trascendido ese nivel para empezar a utilizar un nivel más sutil, en el que hay silencio mental y presencia pura sin pensamientos, y para él este nivel avanzado es todavía subjetivo. Esta forma de definir la objetividad y la subjetividad es mucho más refinada y creemos que útil que la de considerar que lo objetivo es todo lo que existe de la piel para fuera, y lo subjetivo de la piel hacia dentro.

En cualquier nivel en el que la conciencia esté aprendiendo a funcionar, no está en sí limitada a ese nivel, es capaz de evolucionar. Va objetivando cada vez un campo más amplio, físico-sensorial, emocional-mental-social, ... y en cambio lo subjetivo cada vez es más sutil, pasando de las emociones a los pensamientos, y más adelante al sentido de individualidad más allá del pensar. 

Convicciones y conciencia
La persona que tenga su conciencia instalada en un cierto nivel tendrá dificultades para percibir información de niveles superiores; por ejemplo, si estamos muy centrados en el nivel afectivo, y tenemos convicciones a ese nivel, las consideraciones intelectuales no le serán útiles, y no nos harán cambiar de parecer. Así, si dos personas establecidas en niveles distintos de conciencia intercambian opiniones, difícilmente se entenderán, en todo caso, la que funciona a un nivel superior deberá esforzarse por ir al nivel inferior de su interlocutor, comprendiendo que toda "discusión" será estéril. La excepción es cuando la persona quiere, está buscando una elevación de su campo de conciencia, en ese caso su mente está abierta, predispuesta, y podrá beneficiarse de la conversación incluso a niveles superiores a los suyos en ese momento, podrá "elevarse".

Actitud tolerante y capacidad de discriminación

Ser tolerante de vez en cuando, o como actitud

Me he encontrado en Twitter una imagen, que adjunto, explicando lo que es y lo que no es la tolerancia, el ser tolerante; estaba situada en un hilo de comentarios con polémica, por lo visto se ha publicado con intencionalidad política, intentando mostrar, desde una opción política a la otra opción contraria como intolerante. El artículo original de Giovanni Sartori puede leerse aquí.


La imagen comienza definiendo lo que no es tolerancia, no acaba de dar una definición directa, sino indirecta; además, la define como una "propiedad elástica", esto es, que no siempre se aplica sino que se adapta a las circunstancias, y según el autor, lo hace o  no según tres criterios: no ser tolerante con el dogmatismo, ni con quien quiere lastimarnos, y además se exige que la tolerancia tiene que ser recíproca. En este punto convendría distinguir la tolerancia como acción puntual de la actitud tolerante: la primera es aquella que, en un momento y situación dados, decidimos aplicar, pero quizá en otra situación, no; la segunda, la actitud, es una predisposición estable de la persona a ser tolerante, en principio independientemente de las circunstancias; la persona tolerante es la que tiene y mantiene esta actitud. ¿Hay que poner límites a la actitud tolerante? Pues no estará claro a menos que primero definamos claramente que entendemos por ser tolerante.

Tolerancia: Actitud de la persona que respeta las opiniones, ideas o actitudes de las demás personas aunque no coincidan con las propias. El concepto se origina en el latín tolerare (“soportar”) y hace referencia al nivel de admisión o aprobación frente a aquello que es contrario a nuestra moral. Se trata, en otras palabras, de la actitud que adoptamos cuando nos encontramos con algo que resulta distinto a nuestros valores. 
La definición de diccionario sólo contempla la actitud tolerante, no la tolerancia de quita y pon según las circunstancias: la pretendida "elasticidad" de la tolerancia debería ser anecdótica, de otro modo no sería una actitud estable.

¿A veces conviene ser intolerantes?

Veamos ahora los casos dudosos, aquellos en los que no tenemos claro que ser tolerante sea una elección correcta. Para decidir correctamente si serlo o no hay que distinguir con claridad las situaciones en las que no procede ser tolerante: siguiendo a Sartori, lo que es ser dogmático, y lo que significa querer lastimarnos. En cuanto a la reciprocidad de la tolerancia, no debería ser un condicionante: si nuestra tolerancia sólo va a ser activa cuando sean tolerantes con nosotros, poca tolerancia vamos a mostrar; es deseable que sea así, por supuesto, pero no es una condición obligatoria.

Antes de seguir, es interesante aclarar la motivación que podemos tener para mostrarnos intolerantes a una situación. Hemos visto que tolerar significa aceptar, respetar, admitir, en resumen, dejar ser la cosa como es; distingamos ahora, discriminemos, entre lo que es tolerar y lo que es  

La capacidad de ver claramente lo que es ser dogmático y lo que no, y lo que significa querer lastimarnos, es la capacidad de discriminación; una palabra que se ha usado y abusado exclusivamente en su aspecto negativo, la de separar personas por sus ideas o condiciones sociales. La capacidad de discriminar es la capacidad de separar, de distinguir, de clasificar, en general; por ejemplo entre lo que es éticamente correcto y lo que no lo es, o lo que es un razonamiento riguroso y lo que es una falacia argumentativa. Es muy importante cultivar la capacidad de discriminar, sin ella vamos perdidos, confundiendo unas cosas por otras. Para discriminar una cosa de otra, esto es, distinguirlas, primero de todo necesitamos definirlas con claridad, saber de qué estamos hablando, necesitamos esa información previa, precisa; sólo entonces podremos discriminar la información, separándola en categorías.  

El caso que nos ocupa de la virtud de la tolerancia nos viene como anillo al dedo para ejemplificar la necesidad de ser capaz de discriminar conceptos y situaciones.

¿Qué nos mueve a actuar?

Estamos tan inmersos en el mundo exterior, en sus inacabables tareas, problemas a resolver, eventos, información que procesar, que acabamos confundiendo el ser con el hacer, e incluso el ser con el tener. Pero cuando nos recogemos, cuando encontramos un tiempo y un lugar para el silencio, para interiorizarnos, nos damos cuenta de que en esos instantes simplemente somos, sin hacer nada. Por eso es importante aislarse en la soledad y el silencio de vez en cuando, para recuperar la visión real de nosotros mismos: somos, luego hacemos y tenemos. La acción necesita un sujeto que la realice, y la propiedad necesita un sujeto poseedor; ese sujeto es, siempre es, tanto si hace como si no hace, tanto si tiene como si no tiene.

Cuando has conseguido recuperar esa visión, tan a menudo ensombrecida por un ritmo de vida a veces caótico, o acelerado, o las dos cosas, es cuando puedes pasar a hacer otra indagación sobre ti mismo: ¿cuando actúo, qué es lo que me motiva a hacerlo? ¿Qué nos mueve a actuar? Antes de hacerte esa pregunta has tenido que recuperar la conciencia de simplemente ser, aunque sea parcialmente, pues si confundes tu ser con tu hacer, no tienes la perspectiva necesaria para preguntarte por tu hacer, pues lo crees parte de ti mismo. Cuando ves que son cosas distintas, entonces puedes mirar tu hacer desde tu ser, intentando comprenderlo. 

Lo que iras descubriendo es en parte lo que la ciencia ya nos dice hace décadas: tu hacer es mayormente inconsciente, automático, reactivo; de hecho no sólo tu hacer en cuanto acción externa, también tu pensar, tus pensamientos, aparecen solos, sin desearlos, automáticamente. Al ir descubriendo más y más tu ser, todo lo demás se va viendo como externo al ser, incluso los pensamientos, que antes de veían como algo muy interior, muy personal, se van viendo así también: el pensar desde el punto de vista del sólo ser, es también un hacer. Por eso podemos estar en silencio mental, porque paramos de hacer pensamientos. 

Saber por experiencia directa

Conciencia, percepción, conocimiento y conciencia plena

He estado releyendo uno de los libros de Antonio Blay, que fue un investigador pionero de la naturaleza humana y de su potencial interior poco conocido en su momento, concretamente su "Despertar y sendero de realización", del año 1978, y he encontrado pasajes muy reveladores sobre conceptos relacionados con la conciencia, la percepción, el conocimiento y la conciencia plena o mindfulness, que actualmente son objeto de estudio, investigación y entrenamiento en todo el mundo, y así y todo seguimos teniendo grandes lagunas de comprensión. Vamos a intentar en este artículo utilizar la experiencia directa de Blay y sus escritos para mejorar nuestra compresión y poder mejorar también nuestra práctica de la relajación, la meditación y la conciencia plena.

Pensamiento compulsivo

Es sabido que la educación que hemos tenido las personas que hoy en día somos adultas ha sido preferentemente intelectual, racional, al menos desde que acabamos la educación infantil; teníamos que superar exámenes de asignaturas como matemáticas, historia, literatura, geografía, y otras que intentaban resumir todo el conocimiento de la humanidad parcelándola en temas separados. La sociedad también funciona así, parcelada en profesiones, en especialidades, y además somete al ciudadano a presión continua parecida a los exámenes: hay que "ganarse la vida", hay que afrontar hipotecas, resolver problemas de todo tipo, familiares, personales, de la vivienda, de la comunidad de vecinos, del trabajo ... Todo este modo de vivir potencia al máximo el pensamiento racional, que está continuamente evaluando situaciones, analizando y buscando problemas y soluciones, hasta tal punto que llega un momento que ya no se sabe parar: incluso cuando no hay nada que hacer, cuando se puede descansar, la inercia del pensamiento sigue buscando problemas ... o recordando problemas pasados, nos hacemos adictos al pensar.

Conciencia y pensamiento compulsivo

La conciencia no está bien definida como concepto, no se ha conseguido todavía, aunque todos tenemos una noción de lo que es.  Aquí nos referiremos a la capacidad de ser conscientes por un lado, y por otro a los contenidos de conciencia, o campo de conciencia. 

La capacidad de ser consciente equivale a la capacidad de darse cuenta, de percibir mentalmente; los sentidos, por ejemplo, proporcionan información sensorial, pero si no hay una capacidad de consciencia sensorial que se conecte con los sentidos, la información suministrada no sirve de nada, o de bien poco. Es importante notar el uso de la palabra ser en  la frase capacidad de ser consciente: lo somos o no lo somos. El campo de conciencia está formado por todos los contenidos de la conciencia en un momento dado, incluidos los recuperados de la memoria cuando recordamos algo y lo traemos a la conciencia actual. 

¿Cuáles son los contenidos habituales de nuestra conciencia? Para una persona con pensamiento compulsivo, la práctica totalidad de su campo de conciencia está condicionado por lo que piensa: si está solucionando un problema, su conciencia se llenará de los datos relativos a ese problema, si está preocupada, su campo de conciencia estará ocupado por su preocupación. Si alguna cosa de forma fortuita le llama la atención y entra en su campo de conciencia, no durará mucho ahí, pues su pensamiento compulsivo se encargará de volver a dirigir su atención de nuevo a sus cuitas, problemas y asuntos. 

Somos nuestros contenidos de conciencia

En el sentido existencial, o sea, hablando sobre lo que vivimos y expresamos, somos nuestros contenidos de conciencia, y no podemos ser otra cosa. Todo lo que no esté en nuestro campo de conciencia o bien no existe para nosotros, o bien es inconsciente; teniendo en cuenta que aquello que llamamos inconsciente se "llena" de contenidos antiguos que fueron en su día conscientes, vemos que todo lo que sabemos, conocemos, decidimos, percibimos y creemos, está, ha estado o estará contenido en nuestra conciencia. 

Pero resulta que nuestra conciencia no es lo mismo que nuestro pensamiento; esto se hace evidente cuando un día nos damos cuenta claramente de que estamos pensando, lo observamos, nos hacemos conscientes de nuestro propio proceso de pensar.  O sea que nuestro campo de  conciencia puede incluir al proceso de pensar. También nos puede suceder quedar absortos contemplando un paisaje, o una obra de arte, o escuchando música ... en esos instantes estamos plenamente conscientes de aquello, pero no pensamos nada, sólo percibimos, estamos presentes. O sea que habitualmente nuestro campo de conciencia está supeditado a nuestro pensamiento, pero la capacidad de ser consciente no está limitada a lo que pensamos. Por ello, es posible trasladar el foco de la conciencia fuera del pensamiento. Ello puede hacerse en dos direcciones:
  1. Expandiendo la conciencia de forma inclusiva: sigue incluyendo los pensamientos pero no de forma exclusiva, sino compartida con otros objetos de conciencia
  2. Trasladando la conciencia: apartamos los pensamientos y la dirigimos a objetos sin pensar en nada concreto, sólo "observando". Más que expandir la conciencia, lo que hacemos es concentrarla en un objeto.

Expansión de consciencia

Cuando nos hacemos conscientes de aspectos de la realidad a los que estábamos cerrados nuestra campo de consciencia se expande; para la persona que tenia una conciencia muy encerrada, absorbida en sus pensamientos, tal expansión de conciencia es como una relajación, como un descanso, pues la atención deja de estar crispada en el pensar, retroalimentándolo, y la compulsión a pensar sin parar se relaja. Es por ejemplo lo que sucede cuando se practican






Conciencia con corazón


La inervación de miocitos cardíacos delata el antiguo vínculo entre el corazón, el intestino y la afectividad: el nervio vago que controla la frecuencia cardíaca emana de los centros del sistema nervioso central que regulan la alimentación y el comportamiento afectivo. Bishopric NH: Evolution of the heart from bacteria to man. Ann N Y Acad Sci. 2005 Jun;1047:13-29

Del mismo modo que la aplicación de sándalo en la frente enfría todo el cuerpo, el alma, aunque reside localmente en el corazón, infunde su conciencia en todo el cuerpo.. Bhagavad Gita: Capítulo 2

Se debe meditar en Mí dentro del corazón y hacerme la meta suprema de la vida.. El Bhagavad Gita, Capítulo 6.

"El sufismo es la religión del corazón, la religión en la que lo más importante es buscar a Dios en el corazón de la humanidad.Cuanto más vivo es el corazón, más sensible es; lo que causa sensibilidad es el elemento de amor en el corazón, y el amor es Dios. La persona cuyo corazón no es sensible es sin sentimientos; su corazón no está vivo, sino muerto. En ese caso, el espíritu divino está enterrado en su corazón." Hazrat Inayat Khan, maestro sufí.

En la Iglesia católica, el Sagrado Corazón de Jesús es la devoción referida al corazón de Jesucristo, como un símbolo de amor divino.

Sagrado Corazón de Jesús, orígen y promesas 




Conciencia-Energía

"Hace falta mucha energía para mantenerse en estado de conciencia plena durante mucho tiempo". Kabat-Zinn: Vivir con plenitud las crisis. En efecto, es un hallazgo científico reciente con profundas implicaciones para nuestra comprensión de la conexión entre el cerebro y la conciencia: "puedes pensar en la conciencia no como una propiedad del cerebro, sino de la energía de la persona" (Brain Energy Use Key to Understanding Consciousness, Robert G. Shulman, Yale University).

El cerebro consume alrededor de un 20% de la energía corporal; 2/3 de la energía del cerebro se usa para generar las señales eléctricas entre las neuronas del cerebro, el otro 1/3 se destina al mantenimiento de la salud de las neuronas (Why Does the Brain Need So Much Power? -Scientific American). 

Es conveniente tener claro qué entendemos por "conciencia" antes de hablar de ella; en efecto, se ignora comúnmente lo que significa, y muchas personas con formación científica y/o técnica son reacios a hablar de ella imaginando que se trata de algo irreal o fantasmagórico, y eso incluso teniendo en cuenta que ¡ellos mismos se supone que son conscientes! Y lo mismo podemos decir de la energía, una palabra que usamos con frecuencia, quizá si saber exactamente que implica.

La energía, desde el punto de vista de la Física (o sea de la ciencia), lo es todo, afirmación que a menudo suele acompañarse de la más famosa de las ecuaciones, E = mc², que nos da la equivalencia numérica exacta entre materia (representada por la letra m) y energía (letra E), siendo la letra c la representación de la velocidad de la luz. El Universo se compone de energía manifestada en múltiples formas, algunas son no materiales, como la electricidad o el magnetismo, y otras son materiales; la materia es energía vibrante que se ha estructurado de una forma muy compleja, agrupándose con una concentración fabulosa: en un grano de arena fina de un milímetro de diámetro hay concentrada una energía equivalente a 20.000 KWh de energía eléctrica, suficiente para mover un coche eléctrico de 80KWh (unos 105CV) durante 250 horas continuadas (a 2 horas diarias de uso de coche, eso representa 4 meses de uso diario, 7 días a la semana ... ¡con un grano de arena fina!). Toda esa energía fabulosa está a nuestro alrededor, en equilibrio, condensada.

Para la conciencia tomaremos la definición más amplia posible, en la línea de la Dr. Thérèsse Brosse (Conciencia-Energia, actualmente descatalogado), no restringiéndonos a la humana: la conciencia seria el elemento aglutinador, coordinador, de la energía, sería aquello que la organiza y estructura en sus infinitas manifestaciones: sin conciencia la energía se des-estructura y deja de materializarse; nuestro grano de arena fina dejaría de comportarse como tal, liberando su energía ... como todo el Universo, sería como otro Big-Bang pero al revés, no de creación sino de destrucción. La conciencia, en muy diversos niveles de manifestación, mantiene  estructurado y estable todo lo manifestado. Esta es la propuesta no solo de Brosse, si no de otros científicos interesados en el tema

Resumen hasta Febrero de 2018






Ideas, ideologías y conciencia plena
Vida, inteligencia, consciencia y individualidad emergen de la Realidad
El proceso de soltar los miedos
Reencarnación
Vivir en el presente no implica que el pasado no exista
El poder está en lo sutil, en lo invisible, no en lo visible
Política, inteligencia espiritual y mindfulness
Enredados de forma insconsciente
Mindfulness exterior, interior y central
El ego es inconsciencia, y puede trascenderse
Percepción no sensorial y meditación
Una presencia intensa, pero silenciosa 
Trascendencia: qué es, dificultades, advertencias y oportunidades que nos aporta
¿Quienes somos? Evolución de la conciencia
  

diumenge, 6 d’agost del 2023

El "mal" es una creación de la mente humana?

"En vez de juzgarlo todo, y casi siempre como incorrecto y malo, considera que todo está bien, y espera y verás los resultados en ti.

El iniciado. Cyril Scott

Juzgar

Una de las funciones principales de nuestra mente es juzgar, o discernir entre lo correcto e incorrecto, lo moral y lo inmoral, lo ético y lo no ético, lo bueno y lo malo, etc. Se trata de una función heredada de nuestros antepasados en la evolución de las especies, en un cerebro primitivo se trata de discernir entre lo sano y lo insano para no ingerir alimento tóxico, o entre lo seguro y lo inseguro para no ser cazado. Es por tanto una función de supervivencia que se ha desarrollado en los seres humanos hasta límites increíbles.

Consideremos el bien y el mal en general como conceptos que nuestra función de discernir se supone que es capaz de identificar. De entrada veremos que no son conceptos absolutos sino relativos, pues lo que una persona considera no siempre coincide con otra persona, además hay también diferencias entre culturas y entre épocas. Comparemos con la mente básica de un ser menos evolucionado pero inteligente como un perro, ¿distingue este los conceptos de bien y mal? No, sólo tiene la función de distinción en términos de supervivencia, no de crítica a comportamientos, no puede considerar un comportamiento como incorrecto.

En cambio hay personas que desarrollan demasiado la función de crítica, de censura de aquello que ven como incorrecto; siendo además que el ser humano en el presente estado de evolución es en gran medida un ser mental, esto es que se identifica a sí mismo con lo que piensa, ya tenemos el lío montado: tenemos personas que todo lo juzgan como correcto o incorrecto, y además se identifican personalmente con sus juicios, que son siempre parciales por necesidad.

La mirada  celestial

La cita del principio de este texto corresponde a una de las historia del libro El Iniciado en la cual el protagonista conoce a un párroco de pueblo extremadamente juzgador, todo lo pasa por la criba de su particular fe, de su interpretación religiosa. Como consecuencia en casi todo ve faltas, pecados, inmoralidades, etc. Ese constante criticarlo todo ocupa tanto su mente que esta está llena de críticas negativas, y por tanto en un estado de negatividad constante: es una persona infeliz por definición, pues quien tiene la mente llena de negatividad sea por los motivos que sea, cierra la puerta a que entre la felicidad en ella. De ahí el consejo del iniciado, de soltar todos esos juicios negativos y verlo todo como fundamentalmente correcto, y esperar a ver los efectos en él mismo, que no serán otros que sentir la felicidad intrínseca que está dentro, que está en el Ser interior de todos nosotros.

Aquí fundamentalmente se refiere a la visión absoluta, pues desde la visión relativa, superficial, ya sabemos que no todo es correcto, dependerá de muchas cosas humanas, de nuestra educación, creencias, de nuestra sociedad, de nuestra época... pero prescindiendo de todas esas capas, yendo a la Realidad total,  global, eterna, no encontraremos nada que está mal en sí mismo, siempre necesitaremos relativizar la realidad para juzgar como malo lo que sea. No se trata de situarse siempre en ese nivel por supuesto, vivimos en la realidad con minúscula mientras seamos seres encarnados, de lo que se trata es de no olvidar que todos esos juicios humanos son relativos, no confundirlos con lo que es absoluto, tener una mirada amplia para con todo, una mirada que en la película de animación El príncipe de Egipto denomina la mirada celestial (ver vídeo). Aunque en esta película tal mirada se refiera al valor de las cosas y de la propia vida de la persona, se aplica perfectamente al juicio parcial e imperfecto que hacemos sobre todas las cosas y personas. 

 

En el otro extremo, la mirada del mal puede crear demonios

Tal como aquel párroco de El Iniciado de tanto juzgar a los demás se estaba convirtiendo en un personaje negativo y casi amargado, tenemos otra película de animación, El Jorobado de Notre Dame, en la que el archidiácono de la catedral de Notre-Dame de París, un en teoría hombre de Dios de hecho más bien es un hombre del demonio, torturado por su ideología personal que califica como inmoral prácticamente todo pero al mismo tiempo atraído por la hermosa gitana.


Así, lo que otra persona interpretaría como amor, deseo natural, atracción por la belleza, el religioso fundamentalista lo interpreta como el mal que le puede llevar al infierno (en el que en realidad ya está sin saberlo) y acaba creyendo que la gitana es la encarnación de mal pues le genera esas tentaciones maléficas, y por tanto nace en él el deseo de matarla. Su realidad es ver el mal por sistema, y al hacerlo así crea su propio infierno personal y él mismo se convierte en el demonio que intenta evitar.

dissabte, 5 d’agost del 2023

Voluntad vs deseo

¿Qué es la voluntad? 

La voluntad puede verse como la potencia del ser que le mueve a manifestarse, a materializar algo, a hacer algo. Ese ser puede estar a distintos niveles de conciencia. 

La voluntad inconsciente

Es una voluntad en gran parte inconsciente, que se apoya en vivencias  del pasado; nos mueve a pensar sin haber decidido hacerlo (ruminación mental), a desear lo que quizá no nos conviene, a actuar de forma reactiva, automática. En realidad, es la misma voluntad que nos mantiene vivos, es la voluntad de vivir y de seguir vivos, que se expresa en diferentes niveles, es la razón última de que el corazón lata, de nuestros impulsos primarios. En parte viene genéticamente determinada, y en parte es aprendida desde nuestra infancia. Cuando incorporamos una concepción del mundo a nuestra mente, tomándola como absolutamente cierta, esa concepción se incrusta en nuestro inconsciente, se programa allí como parte básica de nuestro estar en el mundo, y la voluntad basal se encargará de defenderla contra ataques externos y de aplicarla, realizarla en la práctica. Es una voluntad básicamente de supervivencia, de apego a lo personal, de cuidado de nosotros mismos en cuanto cuerpo y personalidad.
 
Señalemos que dado que la mayor parte de la humanidad todavía está fuertemente dirigida por su inconsciente (ver vídeo explicativo), su voluntad también suele serlo.

La voluntad consciente

Es la voluntad libre de automatismos inconscientes y por tanto liberada de anhelo de supervivencia, de apego a lo personal; al no estar  centrada en nosotros mismos se motiva a hacer el bien, por hacer las cosas bien, por el beneficio de los demás, por altruismo, por amor incondicional, por idealismo. Esa voluntad no es, no puede ser programada, reactiva, siempre es actual, se desarrolla momento a momento, no está condicionada por lo que nos haya sucedido en el pasado, puede apoyarse en nuestros conocimientos adquiridos en el pasado pero no queda limitada en nada por ellos. 
El que sea voluntad no egocentrada no implica que sea espiritual, pues puede estar motivada por ideologías por ejemplo totalitarias, en las que el individuo cree saber lo que es mejor para la colectividad, e incluso para toda la humanidad, y entonces pone su voluntad al servicio de materializar esa idea, todos los dictadores en buena parte caen en esta categoria.

Enamoraramientos, encariñarse y otros amores

Enamorarse está actualmente para mucha gente en desuso, a menudose considera un error, una fuente de dolor, algo desfasado, y se enfocan las relaciones de forma más pragmática, con menos ataduras, cuanto menos, mejor; esta actitud es especialmente frecuente en quien practica el feminismo militante, pues su filosofía de vida incluye el evitar a toda costa la dependencia emocional o de cualquier otro tipo de otra persona. Así, encontramos incluso amantes de la poesía e incluso quien escribe poesía, que en otros tiempos se identificaba con el romanticismo, que actualmente desprecian el romanticismo, y llegan a hacer poesía relativa a relaciones esporádicas, superficiales, meramente sexuales. 

Encariñarse por otro lado no es que esté en desuso, es que nunca ha tenido el protagonismo que ha tenido el enamoramiento, y eso que son emociones bastante cercanas, ambas según la ciencia de las emociones (ver por ejemplo: https://www.psicoactiva.com/blog/universo-emociones-hermoso-mapa-interior/) pertenecientes a la emoción amorosa.

Fragmento de la Galáxia del Amor (https://universodeemociones.com/amor/)
Fragmento de la Galaxia del Amor (https://universodeemociones.com/amor/)

Tal como lo define el RAE, cariño es la "inclinación de amor o buen afecto que se siente hacia alguien o algo" . ¿Qué diferencia hay entre enamorarse y encariñarse y por qué puede interesarnos? 

Distinguir las facetas del Amor

Empezando por la segunda pregunta: es importante distinguir cariño de enamoramiento porque existe mucha confusión en entender lo que es el amor, que no es precisamente un asunto menor. En la imagen del fragmento de la Galaxia del Amor ya vemos que se ramifica en una serie de variantes como la amabilidad, la ternura, el afecto, etc,  todas son expresiones de amor pero con matices importantes. El enamoramiento en tiempos pasados tomó tal protagonismo que llegó a ser sinónimo de amar, cuando sólo es una variante de amor pasional, posesivo y de pareja, relegando a una segunda categoría el resto de facetas del amor. No obstante, no hay tales categorías en cuanto a más o menos calidad o intensidad sino formas de expresión, todas son expresiones de amor.

¿Entonces enamorarse no es recomendable? 

El enamoramiento o amor romántico se suele identificar como una combinación de atracción e idealización; idealizar es no ver los defectos y en cambio magnificar las virtudes o incluso imaginarlas cuando no existen, por tanto es un autoengaño más o menos completo, aunque no es exclusivo del enamoramiento, el amor filial a menudo también obvia los defectos y ensalza las cualidades, y es normal que sea así pues amar implica al otro implica valorarlo positivamente y no dar importancia a los defectos siempre existentes, es sólo peligroso cuando hay un autoengaño demasiado exagerado que con el tiempo se cae y viene la decepción. Quizá el problema es de orden: si primero amamos y por tanto no nos fijamos en los defectos no tiene nada de problemático, pero si sucede al revés, si primero no vemos los defectos y en parte por eso nos enamoramos de un ideal inexistente. 


Estilos de amar según la psicología:

https://www.verywellmind.com/theories-of-love-2795341