La agitación de la mente
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El pensador, de Rodin |
Hoy en día mucha gente se ha dado cuenta de que su mente está en continua agitación, generando pensamientos, juicios, preocupaciones, de forma automática sin parar ni un momento, ni de día ni de noche, bien, excepto en las pocas horas de sueño profundo. El estar pensando continuamente es un estado mental disfuncional¹ producido por un ritmo de vida acelerado, por una avalancha que nos llega sin parar de información, de mensajes por el móvil, de correos. No siempre ha sido así: preguntemos a uno de los pocos pastores que quedan que pasan el día en la montaña con sus rebaños, especialmente a uno mayor que nunca no ha usado Internet ni móvil, si estaba todo el día pensando como nos pasa a nosotros, nos dirá que no, que más bien estaba en un estado de vigilancia y observación tranquila, fluida, con pocos o ningún pensamiento. La buena noticia es ese darse cuenta de la situación, darse cuenta es el primer y necesario paso para poder trascender, superar ese estado disfuncional.
Quizá algún lector crea que para estar plenamente activo en un mundo exigente que nos atiborra a tareas sin cesar es necesario estar pensando continuamente, haciendo varias cosas a la vez, que si paramos ese pensar nos volveremos menos eficientes, más pasivos. Quizá otros lectores consideren que todo esto del silencio mental es muy teórico, imposible de aplicar, ya que ven como muy difícil parar el pensamiento más allá de unos pocos segundos. En esta línea se dirigía un articulo del País que afirmaba cosas como "el único modo de no pensar es no estar vivo" (!); en ese artículo se confunde el silencio mental con la anulación de la mente, se dicen algunas cosas ciertas sobre la capacidad de concentrar, o llevar la mente a objetos o actividades relajantes, y eso ya es un paso, pero se niega la posibilidad de ir más allá, evidentemente, se niega por desconocimiento de ese estado de silencio mental. Más acertado es el artículo del Huffington Post "¿existe el silencio mental?", aunque se queda en un nivel descriptivo, sin profundizar ni dar consejos prácticos. Contestemos a estas dos dudas: la de la eficiencia y la de la imposibilidad de dejar de pensar.
Eficiencia en el pensar y en el hacer, o el mito de la multitarea
La Neurociencia muestra que nuestro cerebro no es capaz de manejar conscientemente más de una tarea a la vez, el foco de la conciencia es marcadamente monotarea, concretamente diversos estudios² muestran que la eficiencia disminuye cuando intentamos hacer varias cosas a la vez, y lo que es peor, puede ser dañino. De hecho es imposible prestar atención a más de una cosa simultáneamente; lo que sí puede hacer el cerebro es saltar rápidamente, en segundos, de un tema a otro, y esto da la ilusión de la multitarea ... a costa de forzar el ritmo normal del cerebro, estresándolo, y reduciendo su eficacia.
Cuando pensamos continuamente y velozmente en cosas distintas, estamos prestando atención a esos pensamientos variables, y el estado experimentado es parecido al de la multitarea en el hacer, un estado disfuncional, ineficiente. La actuación más eficiente y sana es aquella que, frente a un problema, tarea a realizar, o idea a considerar, la atiende plenamente, la resuelve completamente, y se olvida de ella para pasar a otra cosa. Y si en ese momento no puede resolverla, simplemente la abandona, pues lo que no puede resolverse no merece más nuestra atención: esperaremos un momento más propicio, o pediremos ayuda, o bien aceptaremos que no hay solución.
¿El silencio mental es anular la mente?
En absoluto, estar en silencio mental conscientemente y a voluntad significa llevar la mente (y el cerebro) a un nivel de actividad distinto, más sutil, caracterizado por una sensación de estar muy despierto, muy consciente de todo lo que te rodea, observando, sin que la mente se vaya a otro lado, sin divagar, sin pensar a cerca de todo lo que observas. La mente está totalmente activa, consciente. De hecho, el pensamiento automático que surge sin quererlo es en buena parte inconsciente, como lo son todos nuestros automatismos, de forma que parar el flujo de pensamientos automáticos a voluntad exige un estar más consciente, y eso es todo lo contrario de anular la mente, es llevarla a otro nivel. Cuando se consigue llegar al estado de silencio mental, se es libre de empezar a pensar en lo que queramos, cuando queramos, es una libertad de pensamiento, nos liberamos del pensar compulsivo, automático.
Efectos del silencio mental
No es necesario conseguir un silencio mental absoluto, que si se realizara de hecho seguramente irá vinculado a una transformación profunda de la personalidad, de la persona en sí misma; simplemente ralentizando el flujo de pensamientos, intercalando pausas de silencio para que el sistema nervioso repose, ya nos traerá beneficios. A nivel de estudios científicos lo que encontramos abundantemente son aplicaciones al tratamiento del estrés, de la ansiedad y de la depresión³; a nivel de publicaciones en general, el silencio mental lo encontramos en muchas tradiciones meditativas: en la meditación Vipassana budista existe el concepto de Noble Silencio⁴, que es total en el sentido de silencio corporal (no sugerir nada), no hablar y no pensar, en la línea de la meditación basada en la tradición hindú el silencio se convierte en sí mismo en tema de meditación⁵, en el Sufismo también el silencio mental es un prerrequisito para llegar a la realización espiritual⁶, y por supuesto también lo es en el Zen que llega a afirmar⁷ "aquellos que estudian Zen deben estar mentalmente tranquilos veinticuatro horas al día", en el Cristianismo aparece vinculada con la meditación contemplativa⁸, también como prerrequisito.¿Cómo conseguir el silencio mental?
Si el lector ha leído todo lo anterior, espero que se encuentre bien motivado para pasar a la práctica, pues de eso se trataba, de convencer de que es posible llegar al estado de silencio mental, aunque sea parcial, y de sus beneficios, para que haya una motivación para el trabajo necesario.
Primero analicemos los obstáculos que encontraremos.
También es importante encontrar un sitio adecuado, sobre todo al principio, cuando todavía somos muy distraíbles. Debería ser un sitio tranquilo y silencioso, acogedor. No es imprescindible, pero si recomendable. Una habitación, una biblioteca, una iglesia, un banco en un parque (con bajo ruido de tráfico).
Si hemos superado el primer obstáculo y tenemos reservado ese espacio de tiempo para la práctica, nos podemos encontrar con una resistencia mental extraordinaria a permanecer en silencio, hay como una pulsión muy fuerte a seguir pensando en ... problemas, conversaciones, temas pendientes, cualquier cosa. Es importante no ponerse en plan "voy a fracasar, no voy a poder, ...", es un estado normal, es sólo el principio. No hay que ser exigente en este trabajo, sería una contradicción querer obtener una paz mental a través de una exigencia. Si lo creemos conveniente, podemos realizar alguna actividad que nos relaje antes de intentar calmar la mente: escuchar música suave, pasear, leer ...
Si tenéis consultas podéis hacerlas en mi página https://www.facebook.com/JordiCuestaAndrea/
Primero analicemos los obstáculos que encontraremos.
Obstáculos y dificultades
La obtención de la habilidad de calmar la mente es progresiva, para obtenerla es necesario un trabajo voluntario, consciente, y metódico, y este es el primer obstáculo: tomar la decisión de trabajar en ello, reservar unos momentos en el día a día para trabajar la habilidad, y ser constante. Necesitaremos al menos un mes, por término medio, para empezar a notar los efectos de una práctica diaria de unos 10 minutos. Si en ese punto abandonamos, volveremos al estado anterior de ruido mental. Al cabo de unos años de práctica constante, la calma mental se establece firmemente, y ya no es necesario practicar más, la mente (y el cerebro) han cambiado. Diez minutos al día es realmente poco tiempo, pero mucha gente pensará, dirá que no puede disponer ni de ese tiempo; esto, naturalmente, es falso, es una afirmación típica procedente de una mente estresada, es precisamente el estrés el que formula la imposibilidad de parar el estrés. Aconsejo no pensar en imposibilidades, reservar ese tiempo cuando mejor convenga (nos levantamos 10' antes por la mañana, nos vamos a la cama 10' antes, nos sentamos en un parque a la hora de comer, o decimos a la familia que necesitamos 10' para nosotros y nos retiramos, etc).También es importante encontrar un sitio adecuado, sobre todo al principio, cuando todavía somos muy distraíbles. Debería ser un sitio tranquilo y silencioso, acogedor. No es imprescindible, pero si recomendable. Una habitación, una biblioteca, una iglesia, un banco en un parque (con bajo ruido de tráfico).
Si hemos superado el primer obstáculo y tenemos reservado ese espacio de tiempo para la práctica, nos podemos encontrar con una resistencia mental extraordinaria a permanecer en silencio, hay como una pulsión muy fuerte a seguir pensando en ... problemas, conversaciones, temas pendientes, cualquier cosa. Es importante no ponerse en plan "voy a fracasar, no voy a poder, ...", es un estado normal, es sólo el principio. No hay que ser exigente en este trabajo, sería una contradicción querer obtener una paz mental a través de una exigencia. Si lo creemos conveniente, podemos realizar alguna actividad que nos relaje antes de intentar calmar la mente: escuchar música suave, pasear, leer ...
La práctica
No hay una única práctica de silencio mental, al contrario, hay muchas, como no podía ser de otro modo viendo la diversidad de tradiciones que la recomiendan. Comentaremos algunas lineas de trabajo:- Meditación Vipassana: en esta tradición se entrena a la atención para observar desapegadamente los pensamientos a medida que aparecen, tomando distancia con ellos. Con el tiempo, este distanciamiento produce una desidentificación con ellos, se ven como ajenos al yo, eso debilita su generación, y se establece el silencio mental más o menos completo.
- Mindfulness: se entrena también la atención de forma que no "salte" a donde los estímulos la llaman, además se amplia su campo, y se añade aceptación sin juicio de lo percibido, y no reactividad. Esta actitud disminuye también el pensamiento automático inconsciente.
- Relajación consciente: la relajación voluntaria, consciente, vivenciada, en primera instancia lleva a la atención a estar por la vivencia del estado relajado, que es agradable, calmando las emociones y la mente. En la raíz del pensamiento compulsivo suelen haber miedos, al fracaso, a cosas no resueltas, a sufrir daños, a no ser capaz de ... la relajación ayuda a soltar todo eso, y nos lleva a un soltar psicológico que produce paz y silencio mental.
- Métodos específicos para entrenar el silencio mental: en las prácticas anteriores el silencio mental es una consecuencia del trabajo, no el objetivo principal; también hay algunos métodos específicos para el silencio mental, mencionaremos el método del Dr. Bertrand Martin⁹, diseñado y aplicado por él mismo a sus pacientes, unos 2.500, y según el autor, con éxito.
Si tenéis consultas podéis hacerlas en mi página https://www.facebook.com/JordiCuestaAndrea/
Notas
(1) Puede llegar a degenerar en ruminación mental, un estado de ansiedad-preocupación inconsciente que la Psicología ha identificado como dañino para la salud. Ver rumination. El pensamiento automático, especialmente cuando está asociado a emociones negativas, también está relacionado con estados de depresión. Artículo científico sobre ruminación a nivel asequible para el público no especialista (en inglés).
(2) Ver por ejemplo Multitasker? Time to break the habit, o El mito de la multitarea.
(3) Una búsqueda en Google Academic de los términos "efectos del silencio mental" nos da algunos resultados, en ingĺes, "mental silence effects", nos sa bastantes más.
(4) Ver por ejemplo Vipassana Meditation
(5) Ver por ejemplo Meditation on Silence.
(6) Ver por ejemplo Silence
(3) Una búsqueda en Google Academic de los términos "efectos del silencio mental" nos da algunos resultados, en ingĺes, "mental silence effects", nos sa bastantes más.
(4) Ver por ejemplo Vipassana Meditation
(5) Ver por ejemplo Meditation on Silence.
(6) Ver por ejemplo Silence
(7)
Zen Essence: The Science of Freedom.
Thomas Cleary.
Shambhala Publications.
(8) Contemplación, artículo en Wikipedia
(9) Silencio Mental. Dr. Bertrand Martin. Editado por el propio autor.
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