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dimarts, 18 de juliol del 2017

El Yoga como forma de vida y camino espiritual. Meditación yóguica.


Ayer estuve en la presentación del último libro de Julián Peragón: La Síntesis del Yoga. Julián es uno de los instructores de Yoga com más experiencia de nuestro país, 40 años practicando Yoga y más de 30 como instructor, así que oirle hablar sobre Yoga es siempre enriquecedor e instructivo, además de muy agradable, pues la persona en sí transmite paz y benevolencia.

Julián conversó sobre lo que es realmente el Yoga, más allá de la imagen convencional de ser sólo una especie de gimnástica de origen hindú, el Yoga es una filosofía de vida y un camino de realización espiritual, cuya meta final es alcanzar un estado de la mente denominado Samadhi, en el cual ésta se absorbe en la mente divina, total. Tanto es así que es perfectamente posible practicar el Yoga sin efectuar posturas -asanas-, que en todo caso son útiles para preparar el cuerpo y la mente antes de una sesión de meditación yóguica. 

Pues el Yoga es unión, del individuo con el todo, a través de la mente, de la percepción y la conciencia. El Vedanta, del cual la rama Advaita está teniendo cierta expansión en Occidente gracias a maestros como Sesha, también va en la línea de la unión-fusión del individuo con el todo, pero son visiones distintas, pues el Vedanta se basa en la conciencia pura, a través de nuestra conciencia individual, que es dual, pues hay un sujeto y lo observado externo a él, su conciencia, nos fundimos en la conciencia universal, que es no dual, pues abarca todo a la vez, el sujeto y lo observado, y se experimenta un estado de no-sujeto, de sólo conciencia total. En cambio en el Yoga la conciencia no es lo primordial, es un instrumento, y el sujeto sigue siendo sujeto hasta que él mismo como identidad se funde con la identidad suprema, divina.

Yoga y no dualidad

Desde mi humilde punto de vista la unión que propone el Yoga es más difícil de conseguir que la del Advaita, es también superior en el sentido de que para unir la identidad individual con la suprema primero hay que ser capaz de percibir esa identidad suprema. Como decíamos antes, en una meditación yóguica, a diferencia del Vedanta, mantenemos siempre muy viva nuestra identidad, sólo que esta identidad se vuelve tremendamente sutil: no es nuestro cuerpo, ni nuestras emociones, ni nuestros pensamientos, ni siquiera nuestra memoria o nuestra personalidad, todas estas cosas son nuestras, las poseemos, pero no son nuestra identidad en cuanto a capacidad de ser alguien, de experimentar la vida. 

Es este individuo sutil, que parece que no es nada, pero que al mismo tiempo es constante, fuerte, estable, es el mismo a través de toda nuestra vida, desde la niñez hasta la vejez, el que será capaz de fundirse con la identidad divina; la personalidad existe a otro nivel, el psicológico, y es incapaz de percibir la identidad divina, que es demasiado sutil. 

Por tanto, en el Yoga, el primer paso antes de intentar llegar al Samadhi – unión con lo divino es ser capaz de percibirnos a nosotros mismos como sujeto-en-sí-mismo; un símil útil es el del actor de teatro que, a base de repetir una representación dos veces al día temporada tras temporada, acaba olvidándose de quien es él más allá de su personaje, cree que realmente él es el personaje; de forma similar, en la vida vamos jugando diversos roles, como niños, estudiantes, adultos, profesionales, amigos, parientes, etc, pero más allá de todos esos roles, que son variables, siempre somos alguien, siempre lo hemos sido, sólo que no le prestamos atención a ese hecho. 

Meditando de forma correcta, podemos llegar a percibir claramente ese sujeto último, paso previo necesario antes de intentar avanzar hacia el Yoga avanzado. El realizar el sujeto último tiene diversos efectos beneficiosos, citaremos el control mental y emocional, pues ya no nos identificamos con nuestros pensamientos ni emociones y podemos desconectarnos de ellos y gestionarlos inteligentemente. Así pues, el Yoga en su aspecto puramente físico, practicando asana (posturas) y pranayama (respiración yóguica), nos proporciona salud y energía vital, en su aspecto meditativo nos lleva a la realización del sujeto último inmaterial, y en su aspecto espiritual nos lleva a fundir el sujeto último con el sujeto supremo.

Meditación en la no dualidad de lo existente vista desde el sujeto

A continuación voy a proponer una práctica de meditación yóguica para trabajar la percepción de unidad no dual a nivel de todo lo existente visto como exterior al sujeto que lo percibe. No nos fundimos del todo con lo percibido, como en el Vedanta, sino que mantenemos la conciencia de sujeto durante toda la meditación.

Preparación
  • Los principiantes en meditación pueden encontrar útil hacer algún ejercicio físico previo, por ejemplo algunas asanas, o unos ejercicios de estiramientos.
  • Nos prepararemos para la sesión de meditación como es habitual, escogiendo un lugar apropiado, manteniendo la postura corporal correcta, relajaremos el cuerpo, y haremos algunas respiraciones profundas.
  • Para esta meditación es conveniente estar en un entorno natural, en un parque, o por lo menos tener una vista con vegetación y ver el cielo; si no es posible, puede usarse una fotografía, y también cerrar los ojos y usar la imaginación.
  • Cumplidos los preparativos, nos decimos a nosotros mismos que vamos a reflexionar profundamente, a contemplar con la mente, las afirmaciones que siguen, y dedicaremos unos 10 minutos a explorar las respuestas que surjan. Cada afirmación debe de ser “contemplada” durante unos segundos. Entre afirmaciones intercalaremos algunas pausas más largas, de hasta un minuto como máximo.


Empezamos
  • Contemplo, delante de mi, los árboles (o plantas, flores, etc), son seres vivos, están vivos. [pausa unos 30 segundos]
  • Son seres vivos que no están separados del mundo, están en el mundo, son uno con el mundo. [pausa unos segundos]
  • No están separados pues no tienen mente, y es la mente la que separa, la que imagina la separación. [pausa unos segundos]
  • Son seres vivos arraigados en la tierra, inmersos en el aire, bañados por el Sol. [pausa unos segundos]
  • Son uno con la tierra, el aire y el Sol, no hay separación. [pausa unos segundos]
  • Contemplamos la no separación de esa vida con el entorno. Contemplamos la unidad. [pausa más larga, unos 30 segundos]
  • Nuestro cuerpo está sujeto a la tierra por la gravedad, está inmerso en el aire. [pausa unos segundos]
  • Nuestro cuerpo está vivo. Sintamos esa vida en nosotros. [pausa unos segundos]
  • Nuestro cuerpo está respirando, atendamos a esa respiración. [pausa larga, un minuto]
  • La vida está a nuestro alrededor, surge por todos sitios, y está en nosotros. [pausa unos segundos]
  • Contemplemos la vida, toda la vida, que es una, que se manifiesta de incontables formas. [pausa más larga, unos 30 segundos]
  • Sintamos nuestro cuerpo como parte inseparable de esa vida una. [pausa más larga, unos 30 segundos]
  • Nuestras emociones, nuestros pensamientos, son generados por el sistema nervioso. [pausa unos segundos]
  • El sistema nervioso es parte de nuestro cuerpo, es cuerpo, es vida una. [pausa unos segundos]
  • Toda la humanidad piensa y siente, todos tenemos esas vivencias. [pausa unos segundos]
  • Toda la humanidad forma parte de la vida una. [pausa unos segundos]
  • Observamos esa vida una, que lo incluye todo. [pausa más larga, unos 30 segundos]
  • La vida es inseparable de la materia, de la no-vida. [pausa unos segundos]
  • La materia, no viva, es el soporte de la vida. [pausa unos segundos]
  • La vida surge de la materia, está hecha de materia. [pausa unos segundos]
  • Vida y no-vida, son una unidad, una se nutre de la otra. [pausa unos segundos]
  • Observo, contemplo, la unidad total de todo lo existente, vida y materia. [pausa más larga, unos 30 segundos]
  • Contemplo mi cuerpo, mis emociones, mis pensamientos, son parte del todo, son vida y materia, a la vez, entremezcladas. [pausa larga, un minuto]
  • ¿Quien es el que observa el todo? ¿Dónde se sitúa el que contempla la unidad de todo lo existente? [pausa larga, un minuto]

Terminamos
  • Haremos algunas respiraciones profundas.
  • Movilizamos las manos, los pies, lentamente.
  • Permanecemos en calma unos instantes, nos preguntamos ¿qué tal ha sido la experiencia? ¿cómo nos sentimos ahora?
  • Recuperamos el nivel habitual de actividad





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