Recientemente he meditado sobre el amor con desapego. Aunque la idea parece contener una gran verdad, no obstante alguna cosa no me acababa de encajar en el planteamiento, quizá por una resistencia interna a aceptar la verdad, quizá porque mi intuición me decía que era una verdad parcial, no absoluta, me quedé con esta duda. Para resolverla me dediqué por unos días a informarme, y a meditar en ello.
El apego
El desapego es lo contrario del apego, es la falta de apego. Y el apego, es un vínculo afectivo, potente y duradero, que se establece entre dos personas, relacionado directamente con la empatía, la comunicación fluida entre las personas y por supuesto con el amor. El apego es una característica biológica, pues nos acerca a aquel que sabemos nos comprende, nos apoya, nos da seguridad, etc. Aparece en la infancia con respecto a los padres, que el niño ve como figuras protectoras y amorosas, que siempre están ahí para él. Pero también aparece en relaciones adultas, pues el adulto sigue valorando, aunque no al nivel de necesidad del niño, una seguridad, un apoyo emocional, un alguien que esté ahí incondicionalmente, tener alguien así es de gran valor para cualquiera.
La teoría del
apego (Bowlby, 1988) considera que el crear vínculos emocionales íntimos estables con
individuos particulares es un componente básico de la naturaleza
humana, ya presente en forma germinal en el recién nacido y continuando a
través de la vida adulta hasta la vejez. Psicológicamente, una relación con apego en el adulto puede tomar varias formas, desde una relación de amistad hasta una relación romántica. Además también se distingue entre apego con seguridad y apego con inseguridad (Cindy Hazan, Phillip Shaver, 1980).
La relación con apego y con seguridad se basa en opiniones positivas de la persona sobre sí misma, sobre su pareja y su relación, ambos se sienten cómodos tanto con la intimidad como con la independencia que se dejan entre sí, equilibrando los dos aspectos vitales. En cambio en las relaciones con apego e inseguridad, hay un miedo, una inseguridad, una falta de confianza que hace que la persona sufra cuando le parece que la relación se debilita, aunque sea una impresión falsa, lo cual lleva a querer controlar, atar al otro, a quitarle independencia por miedo a perderle. Evidentemente, esta última forma de apego suele resultar en relaciones con una buena dosis de sufrimiento, mientras que el apego con seguridad se revela como una sana relación, como parecen confirmar numerosos estudios.
El apego y la intimidad
La intimidad en una relación implica que la
persona revela algo importante sobre sí mismo, se abre al otro, la persona se sienta validada,
comprendida y atendida, y por ello de forma natural se produce un apego a esa persona con la que sabemos que podemos confiar nuestra intimidad. La persona sabe que puede revelar sus verdaderos pensamientos, vivencias, sentimientos, deseos y temores sin miedo al rechazo o a la crítica, se confía para el cuidado y apoyo emocional, incluso puede llevar a la voluntad de involucrarse en intimidad física en el caso de potenciales parejas románticas.
Una serie de estudios (Collins y Feeney) muestran cómo cada estilo de apego se relaciona de forma distinta con la voluntad de auto-revelación, la disposición a confiar y la voluntad de involucrarse en la intimidad física. El estilo de apego seguro generalmente se relaciona con más auto-revelación, más confianza en los compañeros y más intimidad física que otros estilos de apego en el que el miedo a la pérdida, y por tanto cierta desconfianza, hace su aparición.
En resumen, el apego en el ser humano, cuando es sano, esto es, sin miedo, sin dependencias disfuncionales, es una relación de confianza, enriquecedora, un saber que hay alguien disponible en quien confiar, de forma permanente, estable. Es un valor seguro, por así decirlo.
Una serie de estudios (Collins y Feeney) muestran cómo cada estilo de apego se relaciona de forma distinta con la voluntad de auto-revelación, la disposición a confiar y la voluntad de involucrarse en la intimidad física. El estilo de apego seguro generalmente se relaciona con más auto-revelación, más confianza en los compañeros y más intimidad física que otros estilos de apego en el que el miedo a la pérdida, y por tanto cierta desconfianza, hace su aparición.
En resumen, el apego en el ser humano, cuando es sano, esto es, sin miedo, sin dependencias disfuncionales, es una relación de confianza, enriquecedora, un saber que hay alguien disponible en quien confiar, de forma permanente, estable. Es un valor seguro, por así decirlo.
El planteamiento incorrecto del amor con desapego
Citaré algunas ideas al respecto, y
algunos textos en la línea que mi amiga
compartió conmigo para ilustrarme, pero que más bien me llenaron de dudas. Decir primero que la idea original bebe de las fuentes de las tradiciones místicas orientales, siendo el no-apego una idea básica en el Budismo, el cual entró en la mentalidad occidental en la segunda mitad del siglo XX, y en este siglo XXI, a través de otra idea originalmente budista, el mindfulness, se está difundiendo masivamente a gran velocidad, con el peligro evidente que ello conlleva: las malinterpretaciones, el mercantilismo, las ideas sacadas de su contexto, las adaptaciones al estilo de vida occidental que más bien son deformaciones del concepto original. Hay que recordar que toda esta doctrina del mindfulness y también del desapego se gesta en ambientes espirituales, incluso monásticos, buscando la iluminación. Cito primero las ideas que considero están fuera de contexto y pueden llevar a malinterpretaciones, pero quizá están siendo aceptadas y puestas en práctica por desconocimiento. Las siguientes citas son del autor conocido como Osho.
Cuando el amor florece completamente, todo simplemente es. No surge el miedo al mañana y, por tanto, no hay lugar para el apego, la dependencia, el matrimonio o cualquier clase de contrato, de atadura.Aquí tenemos un primer lío entre amor trascendente, espiritual, apego, y amor cotidiano; identifica el apego con el miedo, la dependencia y con la atadura, pero en todo caso eso puede ser cierto cuando hay apego con inseguridad, el apego disfuncional que hemos explicado. El apego sano es confiado, sin miedo, la persona se siente íntimamente unida con otra. En cuanto a la idea de dependencia, llevada al extremo, implica que se nos dice que no dependamos de nadie, y eso es absurdo, la vida es relación, es dependencia, nos necesitamos unos a otros; de nuevo, hay dependencia sana y insana, disfuncional, tiene que haber un equilibrio, y en el apego con confianza tenemos ese equilibrio.
El apego es el deseo de que nunca cambie la pareja.
El apego sano no es ningún deseo de nada, es más bien una relación de confianza, bien establecida. Está claro que somos humanos, y podemos equivocarnos, y la confianza perderse, pero no pensamos en ello, estamos confiados, viviendo y disfrutando de la persona.
El problema no es apegarse con el ser amado, es apegarse de forma errónea, disfuncional, como hemos señalado. Preguntémonos: ¿hasta que punto estoy usando el amor de mi pareja para llenar un vacío en mi propio amor y aceptación de mí mismo? Un individuo verdaderamente saludable es aquel que es completo por sí mismo, y no necesita depender de nada ni de nadie para sentirse entero y contenido. Pero eso no implica que debamos ir solos, aislarnos de los demás, o huir de las relaciones estables por miedo a la dependencia. Es simplemente no depender de alguien o algo externo a mí como condición necesaria para mi felicidad.
Pero el hecho es casi nadie está iluminado. Todos tenemos momentos en los que nos encontramos con sentimientos de soledad, inadecuación o inseguridad. Es una respuesta humana muy normal tratar de compensar estos sentimientos desagradables usando el amor de otra persona para cubrirlos. Y ahí entra la compasión, entendida como comprensión de nuestra debilidad.
Así que no nos dejemos atrapar por ideologías de lo que el apego debe o no debe ser, de lo que está bien o mal. No perdamos de vista el bosque por los árboles. Una sana relación con un compañero, es por naturaleza donde nos abrimos completamente a otra persona, es un gran terreno de trabajo para entender la verdadera naturaleza del yo y del otro. Cuando bajamos nuestras defensas y nos permitimos ser vulnerables a otra persona, tenemos la oportunidad de explorar profundamente la naturaleza de nuestros propios egos, deseos y expectativas. Podemos desafiarnos a aspirar a una relación iluminada, que está marcada por un amor puro, desinteresado e incondicional. Lo que emerge es una asociación de individuos completos que, efectivamente, no se necesitan unos a otros, sino que abiertamente dan y toman apoyo amoroso unos de otros. Pero ese es el ideal. No forcemos las cosas, de otro modo, imaginamos que ya estamos ahí, pero en realidad estamos huyendo de nosotros mismos, tenemos miedo de ser heridos, de ser dependientes, de quedar atados. El miedo nunca, nunca es una buena elección. Seamos humanos, compasivos, y crezcamos a nuestro ritmo.
¡El amor no conoce el apego!, porque el amor desconoce la posibilidad de perder la dignidad.El amor trascendente, del que luego hablaremos, no tiene objeto, simplemente es, y entonces es cierto que no hay apego a nadie. Pero cuando tocamos de pies en el suelo, y manifestamos, materializamos el amor hacia otras personas, y también lo recibimos de otros, es humano y natural que aparezca el apego hacia lo amado, por percibirse como de gran valor para nosotros. Así que esta cita, cierta para un amor místico, no dual, global, simplemente no tiene sentido en la relación con los demás.
El amor es universal. Una vez que florece tu comprensión del amor, no hay lugar para el apego. Puedes seguir cambiando de pareja, pero eso no significa que estés abandonando a nadie. Puede que vuelvas otra vez con la misma pareja; no hay lugar para los prejuicios.De nuevo el mismo lío de confundir el amor en sí, trascendente, con el amor manifestado; siguiendo al pié de la letra esta afirmación a modo de consigna no puedes confiar en que la persona esté ahí disponible, estás como ido, volado, saltando de flor en flor según como sopla el viento, que por cierto, suele ser el viento del deseo: te unes a quien te interesa en ese momento, luego vuelas hacia otro sitio. Efectivamente no puede haber apego, ni siquiera del sano, pues no puedes confiar en esa persona, puede que hoy esté, pero probablemente no durará demasiado, porque está desarraigada.
El significado correcto de amar con desapego
Volvamos la vista a la fuente original del concepto de desapego. Buda acerca de las relaciones íntimas opinaba que un hombre y una mujer en una relación amorosa y de apoyo son como un emparejamiento de un dios y una diosa. El alentó a la gente a participar en las relaciones y disfrutar de ellas en toda su extensión, son maravillosas oportunidades para practicar la bondad amorosa, la generosidad y el apoyo mutuo. Por ello, un compromiso comprometido a largo plazo es tanto más una oportunidad para profundizar en el entendimiento y el cultivo de estas cualidades. !Qué enorme diferencia con las consignas que hemos discutido antes!El problema no es apegarse con el ser amado, es apegarse de forma errónea, disfuncional, como hemos señalado. Preguntémonos: ¿hasta que punto estoy usando el amor de mi pareja para llenar un vacío en mi propio amor y aceptación de mí mismo? Un individuo verdaderamente saludable es aquel que es completo por sí mismo, y no necesita depender de nada ni de nadie para sentirse entero y contenido. Pero eso no implica que debamos ir solos, aislarnos de los demás, o huir de las relaciones estables por miedo a la dependencia. Es simplemente no depender de alguien o algo externo a mí como condición necesaria para mi felicidad.
Desapego y compasión
Ese es el ideal: amar sin sentir que necesitas al otro. Claro, es genial saber lo que es el ideal, pero muy pocas personas están realmente allí, porque es necesario estar iluminado para realmente ser así.Pero el hecho es casi nadie está iluminado. Todos tenemos momentos en los que nos encontramos con sentimientos de soledad, inadecuación o inseguridad. Es una respuesta humana muy normal tratar de compensar estos sentimientos desagradables usando el amor de otra persona para cubrirlos. Y ahí entra la compasión, entendida como comprensión de nuestra debilidad.
Así que no nos dejemos atrapar por ideologías de lo que el apego debe o no debe ser, de lo que está bien o mal. No perdamos de vista el bosque por los árboles. Una sana relación con un compañero, es por naturaleza donde nos abrimos completamente a otra persona, es un gran terreno de trabajo para entender la verdadera naturaleza del yo y del otro. Cuando bajamos nuestras defensas y nos permitimos ser vulnerables a otra persona, tenemos la oportunidad de explorar profundamente la naturaleza de nuestros propios egos, deseos y expectativas. Podemos desafiarnos a aspirar a una relación iluminada, que está marcada por un amor puro, desinteresado e incondicional. Lo que emerge es una asociación de individuos completos que, efectivamente, no se necesitan unos a otros, sino que abiertamente dan y toman apoyo amoroso unos de otros. Pero ese es el ideal. No forcemos las cosas, de otro modo, imaginamos que ya estamos ahí, pero en realidad estamos huyendo de nosotros mismos, tenemos miedo de ser heridos, de ser dependientes, de quedar atados. El miedo nunca, nunca es una buena elección. Seamos humanos, compasivos, y crezcamos a nuestro ritmo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada