Es conocido que la
práctica de la atención plena, o Mindfulness, provienen de la
tradición budista, y que ésta señala al deseo como fuente de
sufrimiento. Pero no todos los deseos son generadores de sufrimiento.
A continuación distinguimos cuáles son esos deseos perturbadores
del bienestar, y como Mindfulness puede ser de gran ayuda para
minimizarlos.
Tipos de deseos
Una clasificación
adecuada para nuestro propósito es la siguiente:
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Deseos no saludables: socava el bienestar propio y/o ajeno, produciendo lo que el budismo suele llamar "sufrimiento". Ahí tenemos las motivaciones que llevan a algunas de las cosas más horribles y horribles que hace la gente.
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Deseos saludables: puede contribuir al bienestar psicológico, la felicidad y la paz. El deseo expresa algunos de los aspectos más bellos y nobles de la vida humana.
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Deseos compulsivos: no dirigidos a voluntad, te dirigen incluso contra tu voluntad, y por lo tanto no es fácil soltarlos;a menudo van acompañados de dependencia, tensión o presión para conseguir lo deseado. La libertad, el libre albedrío y la capacidad de elegir sabiamente, se comprometen fácilmente a manos del deseo compulsivo. Si no puede satisfacerse, el deseo compulsivo puede fácilmente convertirse en frustración e ira y en todo caso geenra sufrimiento.
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Aspiraciones: La aspiración es un tipo especial de deseo que se caracteriza por la apertura a una posibilidad que se ve como buena (deseable) pero sin generar una necesidad o condicionamiento de que realmente suceda. Esto no significa que no actuemos de acuerdo con nuestras aspiraciones, sino que no lo hacemos de forma compulsiva. La aspiración a menudo surge de la parte no discursiva de la mente (aquella relacionada con el razonamiento lógico y la argumentación), y está asociada a la quietud interior y la relajación: a veces, solo durante largos periodos de reflexión profunda y contemplación, las personas descubren en qué quieren de verdad basar su vida.
Podemos encontrarnos
con combinaciones de los tipos anteriores. Ejemplos:
Saludables | No saludables | |
Aspiraciones | Desear ayudar a los demás siempre que sea conveniente hacerlo. Desear ser mejor persona sin obsesionarse ni pensar que ahora no lo eres. 😊 |
Aspiraciones con buenas intenciones pero equivocadas, como querer ofrecer ayuda para sanar enfermedades sin tener la habilidad necesaria, dañándolo con nuestras buenas intenciones mal dirigidas. 😕 |
Compulsivos | Desear mejorar más y más indefinidamente la forma física,
«enganchándote» al ejercicio físico intenso, viéndolo como
una necesidad personal. Desear mejorar la vida de los demás de forma forzada, incluso a pesar de su resistencia, y sufriendo por ello. 😕 |
Deseos dañinos no controlados: Beber en exceso. Tener envidias y rencores (desear la desgracia ajena para sentirse mejor con uno mismo) 😭 |
Las expectativas
generan compulsión
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Frustración generada por deseos compulsivos |
Las aspiraciones
pueden degenerar en compulsivas; una forma es a través de la
expectativa: el esperar resultados favorables en respuesta a nuestros
esfuerzos por hacer realidad la aspiración. Por ejemplo aspiramos a
tener unos hijos sanos y felices, hacemos todo lo posible, pero debido
a circunstancias adversas no se satisfacen nuestras expectativas, y
sufrimos por ello, pues esperábamos conseguirlo. La auténtica
aspiración mantiene una apertura a la posibilidad pero sin generar
una necesidad de que se consiga realizarla, es un ideal deseable;
esto no significa que no actuemos de acuerdo con nuestras
aspiraciones, significa que no nos aferramos a su consecución. Ya de
por sí es plenamente satisfactorio tener una aspiración saludable,
y actuar de forma coherente y constructiva con ella, sin depender del
resultado.
Tensión-compulsión
y aspiración-relajación
Puede ser útil
establecer una relación entre estos conceptos. Cuando experimentamos
un deseo compulsivo de alguna manera estamos cerrando nuestra mente
en torno a ese deseo; nos aferramos a él y a su consecución, y
rechazamos la idea de no conseguir realizarlo. Siempre que nos
aferramos a una idea, cerramos nuestro campo de percepción, al no
querer considerar la posibilidad de negar la idea, o su consecución.
Hay ahí una tensión, un forzar. En cambio cuando aspiramos algo hay
una relajación, es un desear abierto a toda posibilidad, incluso la
de que sea prácticamente imposible realizar la aspiración. Al
soltar la mente nuestro campo de percepción es abierto, y de hecho
es la forma de captar mejor todas las posibilidades que realmente
existen. Podemos pues decir que las aspiraciones además de no
tensarnos nos mantienen más conectados a la realidad total, pues
nos mantenemos receptivos y abiertos incluso a la posibilidad de no
ser posible conseguir realizar nuestras aspiraciones, sin sentir
frustración por ello; si sentimos frustración es señal de algún
tipo de cerrazón compulsiva de la mente.
Amor y deseos
saludables
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Amor bondadoso en la tradición Budista |
El amor es un
generador de deseos de todo tipo, tanto saludables como no
saludables, tanto compulsivos como aspiracionales. Cuando el amor nos
dirige a desear algo o alguien para nuestro beneficio fácilmente
generará deseos en principio saludables pero compulsivos, pues de
forma automática se produce en nosotros la idea de que ese algo o
alguien es muy importante o incluso necesario para nuestro bienestar,
o nos imaginamos una necesidad que convierte el deseo de amar o ser
amados en compulsivo. Hay también deseo compulsivo en el amor por
los hijos e hijas, como ya hemos visto. De nuevo, un amor bien
dirigido será capaz de generar aspiraciones bondadosas en vez de
deseos compulsivos: la aspiración bondadosa es aquella que, por
amor, por bondad, nos moviliza a actuar para el bienestar, pero sin
exigencias compulsivas.
Mindfulness para
evitar la compulsión
La sensibilidad y la
conciencia más abierta que proviene de la práctica de la atención
plena ayudan a percibir cuando nuestros nuestros deseos son
saludables; también ayuda a percibir cuando la aspiración se
convierte, a través de las expectativas, en deseo compulsivo. A
través de la práctica de la auto-observación con plena atención
llegamos a ser capaces de darnos cuenta cuando se produce la tensión
física y mental, la presión y el malestar que vienen con el deseo
compulsivo, incluso cuando son sutiles, que es el caso con los deseos
saludables y las aspiraciones cuando se mezclan con expectativas.
Expectativas y
mindfulness
Una expectativa es
una idea respecto a un resultado futuro, fruto de acciones nuestras;
al ser una idea, tiene la fuerza de toda idea: podemos caer en la
identificación con nuestra propia idea, creer que nosotros, de
alguna manera, somos en parte esa idea. De esa forma cuando la
expectativa no se cumple, la idea es negada, y nosotros mismos
podemos sentirnos negados, de ahí el sufrimiento, pues toda negación
de nosotros mismos provoca sufrimiento. La práctica de la atención
plena lleva nuestra conciencia al presente, tendemos a divagar menos
sobre el futuro, debilitando así las possibles expectativas sobre
acontecimientos futuros. Hacemos lo que creemos correcto aquí y
ahora, no para conseguir un posible resultado futuro que cumpla
nuestras expectativas.
Aspiraciones y
mindfulness
La verdadera
aspiración en el sentido de no generar necesidades,
condicionamientos o expectativas suele tener un claro matiz
impersonal: es como si nos sobreviniera sin esfuerzo por nuestra
parte, està ahí como un impulso limpio, inegoísta, un impulso a
obrar para realizar algo beneficioso, y al mismo tiempo no nos
condiciona, no nos añade ni quita nada, deja nuestra libertad
intocada. Aquí «impersonal» significa no pensar en uno mismo, que
no equivale a no ser uno mismo, de hecho es todo lo contrario: cuando
simplemente somos, no necesitamos pensar sobre nosotros. Al
simplemente ser momento a momento, relajamos los pensamientos
compulsivos acerca de nosotros mismos y nos abrimos a captar
verdaderas aspiraciones.