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dilluns, 4 de juny del 2018

La personalidad positiva

En el último artículo hablamos de como desprogramar la reactividad emocional negativa por medio de la atención plena. En este artículo nos enfocamos no en las emociones negativas, sino en el desarrollo estable de las positivas, para lograr tener una personalidad bàsicamente positiva, independientemente de las circunstáncias.

La vida es esencialmente positiva

La vida es expresión, es crecimiento y aprendizaje, es interrelación, y todos estos aspectos son esencialmente positivos, pues positivo es sinónimo de afirmativo, de constructivo, como lo negativo es sinónimo de negación, de destructivo. Pero la humanidad es complicada, la sociedad es compleja, con exigencias y circunstancias que a menudo niegan a la persona, la ponen en entredicho, la cuestionan.  La persona, ya desde su niñez, se encuentra con impresiones negativas que frecuentemente producen un estancamiento de la expresión positiva que es de forma natural toda persona. Esos estancamientos se producen a tres niveles: en nuestros sentimientos, en nuestros pensamientos y en nuestras actitudes. 

Bloqueos en los sentimientos, pensamientos y actitudes

El sentirse negado, minusvalorado, puesto en duda, genera en la persona que no ha trabajado su inteligencia emocional una fuerte emoción negativa, que si sucede más de una vez, si va sucediendo de vez en cuando, termina por estabilizarse, por convertirse en un sentimiento de rechazo, o de miedo a ser rechazado; esto es muy frecuente que suceda cuando en la infancia se nos dice que no somos muy inteligentes pues nuestras notas son justas, o que no valemos para cierto deporte. A veces, un comentario negativo por parte de un adulto hacia un infante queda grabado en la memoria por muchos años. Queda un sentimiento, a veces subconsciente, de negación, de no ser suficientemente bueno, de no ser válido.

Esos sentimientos más o menos conscientes provocan un estado mental de desasosiego, un no estar plenamente convencido de uno mismo y del entorno, y entonces la persona puede querer ser mejor, distinta, puede suceder que se cree una anhelo de cambio de la propia persona o de su entorno. Pero también van sucediendo cosas en el día a día que muestran que no es tan fácil cambiar, cosas que siguen siendo negativas, y así se establece una forma de ver el mundo fundamentalmente negativa, que lo ve como problemático, como distinto a lo que debería ser, incluyéndonos a nosotros mismos, que también desearíamos que fuéramos más ... muchas cosas, más inteligentes, más pacientes, más decididos ...

Y con esos sentimientos e ideas establecidos, viene la actitud preconcebida hacia todo lo que me rodea: el mundo se ve como un campo de batalla donde los problemas se van sucediendo uno detrás de otro, sin descanso; mi valoración de los sucesos y de las demás personas van en función de si me benefician personalmente o me perjudican. Vemos la vida como una sucesión de preocupaciones y tensiones. Nos sentimos sometidos constantemente a prueba. Esta es la auténtica razón de que haya tanta gente estresada, cansada, siempre esperando al fin de semana y a alas vacaciones, pues estar siempre batallando contra todo es realmente muy cansado, muy estresante. 

Actitud positiva, proactiva

Todos tenemos la capacidad, preciosa, de ver, de darnos cuenta de las ideas que tenemos aceptadas en nuestra mente y por las cuales solemos guiarnos. Y una vez las hemos detectado, objetivado (esto es, verlas como objetos, desde nuestra posición como sujetos que las observan), podemos también re-educarnos a nosotros mismos. La creencia de que esto no es posible, de que "nosotros somos como somos", es sólo eso, una creencia basada en no haber desarrollado nuestra habilidad innata de auto-observarnos con atención. 

Para llevar cabo esta reprogramación de nuestra actitud es importante tener claro que no hay que confundir los estados negativos con las dificultades exteriores,  las que tenemos que afrontar y son plenamente normales, naturales.  en cambio Los primeros los estados negativos son interiores, negativizan nuestra forma de ser y de estar en el mundo; con un estado negativo "a cuestas", los problemas exteriores son más pesados de resolver, hacen que nuestro esfuerzo por superar las dificultades de la vida sean más arduos, pues estamos como disminuidos por dentro.

Estuve hablando con un conocido del gimnasio donde voy de vez en cuando; tiene un físico realmente impresionante, no en vano entrena su cuerpo dos horas diarias siete días a la semana; combina el entrenamiento en boxeo tailandés (Muay Thai) con las pesas, y lleva algunos tatuajes grabados, que le dan aún más aspecto de "tipo duro". No obstante en la conversación me confesó que había pasado un par de meses decaído, deprimido, por "acontecimientos exteriores" según sus palabras, recalcándome que no era nada interior suyo, sino exterior. Me llamó la atención ese tipo hercúleo, en un estado interior deprimido, negado, por causas exteriores; no se daba cuenta de que su negatividad era totalmente suya, era elección suya, y que el exterior no tenía por qué provocar esa respuesta. Su personalidad no era ni de lejos tan fuerte como su cuerpo.

Cuando la persona reflexiona profundamente en esto, y además trabaja su visión interior, su conciencia plena de sus estados interiores, de sus condicionamientos, actitudes, sentimientos, se vuelve capaz de dejar a un lado la negatividad, de desconectar su estado interior de los problemas exteriores; entonces ve claramente que la vida, su vida, es siempre positiva, pues cualquiera que sea la dificultad externa, tanto si la resuelve como si no es capaz de hacerlo, eso no altera en nada su propia validez como persona, que siempre se está afirmando de forma positiva en su acción en el exterior. El triunfo deja de medirse por los resultados exteriores y pasa a estar conectado con la acción en sí, con el hacer todo lo posible en cada momento, con esa sinceridad en la acción, en la expresión de la persona, con ser uno mismo, ese es el triunfo. Claro que se sigue buscando y valorando el éxito externo, pero interiormente ya no se depende del resultado. 

Forma de conseguirlo

En este blog nos limitaremos a las técnicas basadas en la relajación y la atención plena. La relajación vivencial nos permite relajar esas tensiones continuadas que hemos desarrollado en lo que vemos como una lucha continuada, y nos ayuda a tomarnos las cosas con otra perspectiva; además, el tomar plena conciencia de los estados relajatorios nos prepara para esa auto-observación de nosotros mismos necesaria para desactivar los condicionamientos negativos. Complementando la relajación con la reflexión calmada de todo lo que hemos dicho, y combinándolo con prácticas de atención plena y de autoobservación, podremos ir desmontando las reacciones y actitudes negativas. Puede ser un proceso largo,  pero muy satisfactorio y provechoso, y además lo iremos notando a medida que progresemos, no es necesario llegar a un nivel avanzado para beneficiarse de ello.

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