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dimarts, 1 de maig del 2018

Perfecta simpatía

La simpatía se define como una tendencia a ser afectuoso y amistoso con las personas (y también con todo ser vivo), una armonía con los sentimientos de personas distintas, que entran en simpatía, es una emoción afín al amor. El contrario de la simpatía es la antipatía: la repulsa o rechazo hacia una persona o hacia su actitud o comportamiento, y como emoción es afín al odio.

Habitualmente en nuestra actividad social nos movemos entre esos dos extremos, según con quien coincidamos, o a quien leamos, o con quien intercambiemos opiniones. La simpatía y la antipatía son emocionales, generalmente instintivas, o sea, automáticas: surgen por reacción espontánea. Y cuando adoptamos, enfrente a un interlocutor, las actitudes basadas en las emociones correspondientes, que son la actitud simpática o la antipática, bien entendido que son los dos extremos, y que entre los dos extremos existe toda una gama intermedia, nuestro interlocutor probablemente lo notará, se sentirá aceptado, acogido, respetado, o bien se sentirá rechazado, negado. 

Siendo emociones instintivas, automáticas, son susceptibles de regulación inteligente por cualquier persona que se haya ejercitado suficientemente en el control de su atención y de su auto-conciencia. Podremos pues, escoger el sentimiento y actitud simpática, neutra, o antipática. La primera, la simpatía, es obviamente una emoción positiva, y su contraria, una emoción negativa, que puede provocar en el otro, en nuestro interlocutor, la misma reacción hacia nosotros. 

Sabemos que las emociones negativas tienen su valor, que es informarnos al momento de que algo dañino está ocurriendo, de forma que podamos protegernos, esa es la función primordial de las emociones negativas. Cuando la persona ha trabajado su interioridad, su presencia plena, no se siente en peligro fácilmente por ninguna opinión contraria a su parecer, ni por ningún ataque personal, exceptuando aquellos de peligro físico, claro está. Así que sus emociones negativas reducen grandemente su influjo sobre él, no necesita defenderse. Además, sabiendo que si se deja llevar por una actitud negativa hacia otra persona, no conseguirá nada más que la misma actitud negativa hacia él por reacción, ve claramente la inutilidad de tal reacción.

Se abre entonces otra posibilidad: la de cultivar la simpatía incondicional, constante. Tal estado positivo exige comprensión y tolerancia: cuando nos encontramos de cara con ideas, opiniones, comportamientos que vemos como erróneos, injustos, inadmisibles, etc, nos hacemos conscientes de nuestro rechazo, pero al instante aceptamos la imperfección del ser humano (incluidos nosotros), lo complicado que puede ser adquirir una visión correcta y equilibrada de las cosas, y aplicamos nuestra tolerancia hacia esa persona o situación que vemos como imperfecta, no la rechazamos, la aceptamos.

Es el mismo tipo de aceptación que se aplica en mindfulness: aceptar lo que está ocurriendo aquí y ahora, no reaccionar, lo cual no significa que nos parezca bien, ni tampoco que no vayamos a intentar cambiar las cosas para mejor.  A esta aceptación, le añadimos empatía, comprensión, tolerancia, o compasión, otro elemento básico en mindfulness. La actitud es de no tener ni un asomo de negatividad, de no querer eliminar, destruir aquello que nos disgusta; al contrario, hay una actitud positiva de construir, de mejorar en la medida de nuestras posibilidades aquello que vemos como mejorable, pero siempre desde una aceptación tolerante, incluso de un afecto incondidional. Y como hemos dicho antes, al actuar así no se provoca el rechazo del otro hacia nosotros, el cual se siente aceptado por nosotros. Y desde esa conexión con el otro podemos trabajar en el sentido de intentar mejorar la situación, en vez de caer en el rechazo, la incomprensión, y el cierre de posiciones, defendiendo cada uno la suya. 

Es una simpatía perfecta, que incluye a todo el mundo, que no rechaza sino que acoge, que comprende, que tolera, y que sienta las bases para poder ser escuchado, para poder intentar ayudar si es posible.
 

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