Mindfulness y compasión
Seguramente por mi carácter marcadamente occidental, pragmático, no he estado interesado en cultivar la compasión, una característica de la persona que se define como la sensibilidad hacia el sufrimiento que provoca un deseo de aliviarlo, de hacer algo por evitarlo. Pero, ¿cómo se evita el sufrimiento? Parece imposible, pues es algo que es intrínseco a la existencia. Miremos por un momento a la Naturaleza, y veremos que tiene un nivel de compasión nulo: sobrevive sólo el más fuerte, enfermamos víctimas de un mar de microbios patógenos que nos rodean y están intentando parasitarnos continuamente, envejecemos y morimos, unos animales se comen a otros, periódicamente se suceden las lluvias torrenciales, huracanes, terremotos y otras "catástrofes naturales" que dejan tras de sí cientos de vidas arrasadas, etc. La propia Naturaleza que nos da la vida, es cruel, no compadece a nada ni nadie, en absoluto. En un entorno así, ¿tiene sentido ser compasivo y querer evitar el sufrimiento?
Ese ha sido mi punto de vista, que últimamente he revisado, a raíz de la lectura sobre mindfulness y compasión, un binomio que, según sus defensores, se complementa a la perfección, uno potencia y da sentido al otro. De hecho el mindfulness budista original ya lo consideraba de esta forma, pero en occidente a menudo aún se olvida esta complementariedad y se limita el estudio de mindfulness a su faceta atencional, al cultivo de la atención pura al momento presente, olvidando su complemento, la compasión. Como explica Vicente Simón en su libro Aprender a practicar mindfulness, la compasión no es un añadido "extra" a mindfulness sino uno de sus tres componentes:
La práctica de la compasión es lo que permite "acoger" a los sucesos desagradables y a las emociones negativas generadas automáticamente en reacción a esos sucesos. Al combinar las tres facetas de la meditación mindfulness, estando focalizado, atento a lo que sucede, con voluntad de acogerlo, de no luchar contra ello, de aceptar incluso lo negativo, se reduce el sufrimiento.
De la misma forma que las personas son capaces de sugestionarse a sí mismas para que no les afecte el dolor ajeno, ese que vemos a diario en las noticias, y ese es un camino muy común entre nosotros, verlo todo como algo lejano para que no nos afecte, también podemos sugestionarnos a nosotros mismos para ver a todos nuestros seres amados y a nosotros mismos como "cosas" impermanentes, como una bella nube que desfila por el cielo movida por el viento y que sabemos tendrá una "vida" limitada. La psicología budista va por ahí, por la aceptación de la transitoriedad de todo, es un condicionamiento a aceptar que todo se va a ir a paseo tarde o temprano. Y funciona. Pero seguiremos sin entender el por qué de esa transitoriedad, de lo que hay debajo de ella, en su fondo. Habrá muchos que no sientan esa necesidad de saber más, y se conforman con aceptar y dejar de sufrir. Los pocos que no tienen suficiente, necesitan saber.
- la atención focalizada (concentración),
- el campo de conciencia expandido, inclusivo, y
- la compasión / bondad amorosa (loving kindness).
La práctica de la compasión es lo que permite "acoger" a los sucesos desagradables y a las emociones negativas generadas automáticamente en reacción a esos sucesos. Al combinar las tres facetas de la meditación mindfulness, estando focalizado, atento a lo que sucede, con voluntad de acogerlo, de no luchar contra ello, de aceptar incluso lo negativo, se reduce el sufrimiento.
…... todo el proceso de la meditación consiste
en crear una buena base, una cuna
de bondad amorosa, en donde podamos
ser nutridos.
Pema Chödrön
Sufrimiento y trascendencia
El sufrimiento se crea en la mente, más generalmente, en el sistema nervioso, como respuesta a una situación estresante, dolorosa, destructiva, negativa. Está claro pues que un trabajo a nivel de la mente y del sistema nervioso ha de ser útil para disminuir el sufrimiento, hablando en términos de auto-protección frente a él. Ahora bien, las causas del sufrimiento son externas. La aceptación de esas causas y sus efectos es eficaz en la disminución del sufrimiento, pero es obvio que la Naturaleza seguirá siendo implacable, ciega a cualquier misericordia hacia los seres sufrientes. Una persona compasiva puede llegar a sufrir al ver el sufrimiento ajeno sin poder hacer nada al respecto. Ya mencionamos en el artículo profundizar en la interioridad que sólo se consigue la total eliminación del sufrimiento sentido al ver el sufrimiento ajeno comprendiéndolo y trascendiéndolo, sabiendo su por qué. Es algo más que simplemente aceptarlo como inevitable, es entender su esencia. Según el Budismo, esa comprensión significa en la práctica darse cuenta de la impermanencia y de la inutilidad del apego a cosas transitorias; una línea de trabajo relativamente fácil de seguir cuando se trata de cosas materiales, pero no tanto cuando se trata de personas. Hay una diferencia sutil pero importante en estar apegado a alguien y sufrir con su sufrimiento: no es lo mismo. Tampoco es una cuestión de excesiva empatía, como alguien puede suponer.De la misma forma que las personas son capaces de sugestionarse a sí mismas para que no les afecte el dolor ajeno, ese que vemos a diario en las noticias, y ese es un camino muy común entre nosotros, verlo todo como algo lejano para que no nos afecte, también podemos sugestionarnos a nosotros mismos para ver a todos nuestros seres amados y a nosotros mismos como "cosas" impermanentes, como una bella nube que desfila por el cielo movida por el viento y que sabemos tendrá una "vida" limitada. La psicología budista va por ahí, por la aceptación de la transitoriedad de todo, es un condicionamiento a aceptar que todo se va a ir a paseo tarde o temprano. Y funciona. Pero seguiremos sin entender el por qué de esa transitoriedad, de lo que hay debajo de ella, en su fondo. Habrá muchos que no sientan esa necesidad de saber más, y se conforman con aceptar y dejar de sufrir. Los pocos que no tienen suficiente, necesitan saber.
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Mateo 7:7La trascendencia consiste en llevar la conciencia más allá del pensamiento, de la mente tal como la conocemos. Es descubrir que en el silencio mental hay una vida, una presencia, y eso es sólo el principio de lo que encuentras. Siendo el sufrimiento de naturaleza mental, al trascender esta automáticamente se trasciende también aquel. No es que lo aceptes, que sigue siendo una actitud mental, es que te sitúas fuera de su campo de acción. Existes a otro nivel. Es difícil explicar con palabras ese nivel de existencia que está más allá de las palabras. Quizá ayude una anécdota personal.
Verano, de vacaciones en la playa con mi familia. Estoy sentado tomando el sol mientras contemplo plácidamente el mar, la gente bañándose, los gritos de los niños, siento el calor en la piel, estoy muy relajado pero atento. Observo entonces a mi familia, mi hijo está tumbado al sol, perfecto, observo entonces a mi esposa, me doy cuenta de que está enfadada, de mal humor, ya me lo había parecido antes, no sé la razón, ella lo niega, así que supongo que debe ser un enfado por mi causa, alguna cosa habré hecho "mal". Vuelvo a girar relajadamente la vista hacia el mar, veo los destellos del sol sobre las olas, relajadamente, y en ese instante me viene el comparar la mente con el mar: el enfado es como esas olas, están sólo en la superficie, pero si nos sumergimos en el fondo hay una paz absoluta, es algo que solía hacer de niño, evitar las olas rompientes pasando por debajo de ellas. La mente en sí es como el mar, las emociones son las olas que vienen y van en la superficie de algo inmenso que está debajo y que está en paz. Esa idea duró un instante, al instante siguiente mi conciencia se "sumergió" en mi mente, profundizando, sin esfuerzo alguno por mi parte, de forma autónoma, por sí sola. Y me sentí como si estuviera en el fondo de la mente, no de "mi" mente personal, sino de "la" mente, en un estado de paz absoluta. Era un yo-conciencia o yo-testigo, "observando" un fondo mental inmenso, que se me asemejaba a un material plástico con el cual podías formar cosas, era como materia esperando a ser transformada. Esto duró sólo un instante, al siguiente ya estaba mi conciencia otra vez observando el mar ... y a mi esposa en el mismo estado anterior. Pero esa breve vivencia es inolvidable, la recordaré siempre.En una experiencia de trascendencia las preocupaciones, emociones negativas, sufrimientos de todo tipo, son simplemente oscilaciones superficiales de un todo que es inmenso, que es paz. No niegas las oscilaciones, simplemente ves más allá de ellas, ves su insignificancia en esa totalidad. No necesitas practicar en aceptar las oscilaciones negativas, puedes "sumergirte" por debajo de ellas para que no te afecten en absoluto o dejar que te den en la cara, si es eso lo que eliges.
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