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dijous, 5 d’abril del 2018

La mente y el amor

Nuestros pensamientos, nuestras ideas, dictan nuestro comportamiento.
Suele decirse que somos seres emocionales, que nuestras decisiones son emocionales.
Pero la emoción no puede separarse del pensamiento.
La emoción es la reacción corporal a un pensamiento, a un juicio, a una opinión.
Por ello nuestro esquema mental dirige, filtra, nuestro mundo emocional.

Creo que amar es más que una emoción o un pensamiento.
No hablamos de la acción de amar, de las emociones relacionadas con el amor.
Hablamos del amor, sin más.

La acción de amar, como toda acción, está regulada por la mente; una mente cerrada al amor impedirá amar.

Las emociones relacionadas con el amor, como la admiración, el respeto, el enamoramiento, ... dependen de la mente; una mente cerrada al amor impedirá que se sientan esas emociones.
La mente pues permite o impide amar, abre o cierra la puerta del amor.

He vivido en muchas ocasiones, en demasiadas, situaciones en que las ideas cerraron la puerta al amor, lo ahogaron, e impidieron expresarse. Demasiadas veces ...
Proclamo que no lo voy a permitir más.
Mi mente nunca más me dictará si puedo amar o no, si tal persona es "digna" de amor o no, si yo mismo soy digno de ser amado o no.
Simplemente, la mente no tiene nada que decir al respecto, así que ha de guardar silencio.

La mente solo sirve para escoger inteligentemente el modo de amar, la mejor expresión del amor dependiendo de las circunstancias. Pero nada más, no debe controlar nunca esa fuerza que está más allá de su comprensión.

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