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diumenge, 1 de juliol del 2018

Desmitificando la iluminación y la auto-realización

Muy en general se ve al concepto "alcanzar la iluminación" como algo poco deseable, reservado a adeptos y anacoretas que se aíslan del mundo, y viven extasiados y desconectados de la realidad cercana, la que vivimos el resto de las personas.  En realidad, la analogía con la luz, con iluminar, nos indica que estamos hablando de ver claramente, de esclarecer bajo la luz del entendimiento, o de la percepción simple y directa. Se suele distinguir entre la iluminación intelectual, que es aquella en la que la mente llega a ver un asunto o problema en profundidad y extensión, con claridad, de la iluminación espiritual, en la cual vemos claramente la realidad del espíritu, no creemos en él con fe ciega, sino que lo vemos. 



Toda iluminación, tanto la intelectual como la espiritual, tienen grados: se puede ver de forma tenue, con más claridad, o con mucha claridad. Para iluminar mentalmente un asunto suele se necesario primero dedicar mucho tiempo a reflexionar, estudiar el tema, a "mirarlo" mentalmente, intentando poner luz sobre él. A menudo la iluminación llega de golpe, como si se encendiera la luz: el entendimiento se consigue de repente, y ya es nuestro para siempre, veremos el asunto con más y mejor entendimiento. 

La separación que hacemos entre conocimiento material, "real", y conocimiento espiritual es de hecho artificial, pues la realidad es una, única, y comprende todo el espectro de conocimiento. Hace milenios intentar entender la naturaleza última de la materia era metafísica, hoy en día para nosotros es simple Física, aunque la materia sigue siendo igual ahora que entonces. De igual modo, la práctica de la meditación era reservada a unos pocos monjes aislados en monasterios, mientras que actualmente es una práctica cada vez más extendida entre la población en general. Etiquetamos como "real" o "espiritual" al conocimiento desde nuestro conocimiento actual; cuando profundizamos, vemos que todo es simplemente conocimiento. 

Como decíamos, la iluminación tiene grados: no es un todo o nada, hay toda una gradación de la luz disponible. La vieja imagen del iluminado desconectado de la vida sólo sucede cuando uno busca aislarse del mundo para encontrar otra realidad, entonces encuentras exactamente lo que buscas: desconexión. Si permanecemos aquí, y buscamos conocimiento tanto externo como interno, seguiremos estando aquí, no nos desconectaremos, sólo veremos las cosas desde un punto de vista distinto, con mejor conocimiento y más perspectiva. Se puede estar iluminado y conservar un alto pragmatismo y sentido práctico de la vida. 

La iluminación gradual, "aterrizada" (una vez más uso este calificativo inspirado en el profesor de mindfulness Fernando Tobías) o sea sin desconectarse del mundo, se consigue realizando un trabajo constante, personal, sobre uno mismo a través de la meditación. Sus efectos son diversos y comprobables:

  • percepción del automatismo del pensamiento y de las emociones
  • percepción del "observador" de esos pensamientos y emociones
  • incremento de la paz, de la serenidad y ecuanimidad mental 
  • estabilidad emocional
  • aumento de la empatía
  • capacidad incrementada de ver el fondo de las cuestiones
  • disminución de las "necesidades" ilusorias y del deseo en general
  • mayor satisfacción vital, mejora de la calidad de vida
  • mejora de las relaciones interpersonales
  • ( . . .)
Gozo incondicional (aunque
en la imagen se debe a enamoramiento)

Todos estos efectos no son el objetivo, aunque habrá quien desee conseguirlos y por ello se disponga a meditar, sino efectos colaterales de la iluminación gradual. El verdadero objetivo es simplemente ver con claridad, más allá de ideas previas o ideologías cerradas. Es saber, conocer, realizar. Si sólo buscamos algunos de esos efectos, sin duda los conseguiremos en cierto grado, pero sólo los conseguiremos todos en alto grado si nuestro objetivo es simplemente saber, ver bien, entender.

Y hay más efectos, los que hemos descrito sólo son los que encuentras en los grados más elementales de iluminación, y son alcanzable por todos nosotros si tenemos suficiente constancia en la práctica. La visión que se consigue del mundo y de todo lo que contiene, y de nosotros mismos en los grados superiores es realmente difícil, o imposible, de describir a quien no haya alcanzado cierto grado de iluminación. Se puede intentar describirlo con palabras, pero su entendimiento ha de esperar el momento:

  • sentimiento profundo de unidad con todo lo existente
  • pero al mismo tiempo, sensación de ser alguien más allá de todo lo existente
  • conciencia de Ser: sólo Ser, sin hacer, sin pensar, sin materialidad, simplemente "yo soy"
  • percepción de una interioridad tan profunda que parece no tener fondo, parece ser infinita
  • sensación de gozo incondicional (me gusta especialmente una definición de un libro de Paul Brunton: la meditación para la iluminación es un arte que nos enseña a ser felices incondicionalmente)
  • bondad extrema, interna, incondicional
  • sensación interna de energía sin límites
  • silencio mental, la mente parece una catedral vacía, inmensa, en la que estas sentado en un banco central, contemplando
  • (. . . )

Estos serian los efectos observables por uno mismo de un segundo nivel de iluminación. Es destacable que "desde fuera" no son directamente observables: la persona iluminada parece "normal", sólo a veces ciertos comportamientos denotan que ahí hay algo más. En cambio la persona que está en proceso de iluminación nota que su vida ha cambiado totalmente por dentro, nada es como era, todo se ve distinto. Hay más, mucho más, pero ya no tendría sentido intentar describirlo, sólo tiene sentido vivirlo, experimentarlo por uno mismo. 




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