Hace unos cien millones de años antes de la aparición del ser humano en la Tierra, en la era Mesozoica, un pequeño mamífero se desplazaba por el denso y enorme bosque de coníferas, olisqueando con la cabeza baja a ras del suelo, en busca de alimento. En un cierto instante, salió del bosque llegando a una extensión despoblada, levantó la vista y el panorama inmenso se desplegó ante sus primitivos ojos, sólo capaces de ver en blanco y negro, y con cierta borrosidad: vegetación, a lo lejos una cadena de montañas, el cielo, todo en un escenario tórrido, húmedo; en ese instante, y sólo por un segundo, experimentó un destello de conciencia, de "saber" que estaba allí, de "alguien" que observaba todo aquello; sólo duró un segundo, y luego el animal volvió a su estado habitual de inconsciencia. Pero el extraordinario suceso quedó registrado en su cerebro, y a través de la mente inconsciente, a través de una desconocida forma de conexión, quedó también registrado en la mente inconsciente universal, como todo los que sucede.
Año 2050 de nuestra era. Un joven estudiante coincide en su camino al instituto superior de estudios profesionales con una compañera de clase con la que nunca había hablado; conectan inmediatamente, se abren el uno al otro con suma facilidad, y después de sólo 15 minutos les parece que se conocen de hace tiempo, sienten misma noche el joven tiene un extraño sueño: se ve como un pequeño animal que repta por el bosque, y de repente se abre un extenso panorama ante él: ve en blanco y negro un escenario natural que es diferente de los actuales, y sólo lo ve por un instante antes de volver a la inconsciencia del sueño profundo. Al despertar sin embargo recuerda exactamente la imagen, que de hecho nunca olvidará, y la sensación que la acompañó: se sintió como si realmente fuera un animal que de repente tiene un destello de consciencia. Además, tenia la intuición de que el sueño de alguna manera estaba relacionado con aquella chica que había conocido, y eso era lo más extraño de todo: ¿qué relación podía haber?
Han pasado diez años, y hace cinco que la joven pareja viven juntos, están pensando de tener descendencia. La vida les sonríe, son jóvenes, inteligentes, con buenos trabajos que les satisfacen, y se quieren. Llega entonces de forma inesperada, como suele ocurrir, la desgracia: la mujer muere en un accidente. En unos instantes todo cambia, la vida para el joven se vuelve vacía, sin sentido, incluso cruel; es capaz de atemperar sus emociones gracias a la formación en inteligencia emocional y en meditación que se le ha proporcionado en la escuela publica, pero no puede evitar que la gran pregunta se le instale en la mente: ¿por qué? A pesar de que está entrenado para aceptar las situaciones y vivir plenamente el presente, la necesidad de comprender le acucia, es una inquietud profunda: ¿por que tanto sufrimiento gratuito? Intentando encontrar respuestas empieza a buscar información sobre cualquier cosa que le pueda dar un sentido a lo ocurrido, a nuestra mortalidad, al aparente caos de la existencia: lee sobre reencarnación, viajes astrales, esoterismo, magia blanca, sueños lúcidos ... y al mismo tiempo intensifica su práctica diaria de meditación: ya no dedica esos diez minutos cada mañana que había estado siguiendo desde niño, lo amplia a veinte minutos tres veces diarias, incluso treinta minutos de meditación reflexiva, intentando entender lo que somos realmente.
Al cabo de unos tres meses los efectos de todo ese trabajo de estudio interior empiezan a llegar. El joven tiene a menudo sueños que vive de forma consciente. Se está dando cuenta, no a nivel intelectual, de comprensión, sino experiencial, vivencial, de que él no es en absoluto sus pensamientos ni sus emociones, sino algo más profundo. Las experiencias "fuera de lo común" empiezan a ser comunes para él. Un día en un sueño en el que conscientemente estaba volando de repente desaparece todo el escenario y se encuentra inmerso en un océano de luz brillante, viva, benéfica, que lo penetra y lo vivifica, y por unos instantes experimenta un éxtasis que nunca olvidará. Otro día, paseando por el campo, de repente se queda pasmado ante la belleza del paisaje, a pesar de que había pasado por allí en muchas ocasiones, pero no sólo del paisaje en global: allá donde dirigía la mirada, ya sea unas pequeñas flores en medio del camino, o un rayo de Sol que se filtraba entre las hojas de los árboles, o un campo de trigo bajo el Sol ... cualquier escena le parecía de una extraordinaria belleza, aquello sí era arte en todo su esplendor, pensó para sí. Empezó a vivir en sí mismo una paz interior imposible de describir para el que está inmerso, identificado, con sus pensamientos. Y en esa paz, si la miraba atentamente, había una presencia, había un alguien que no podía definirse ni describirse, pues no tenia más atributos que la mera presencia, pero al mismo tiempo se presentía como algo muy real, como un puro sujeto sin más atributos.
Y con los meses primero, y los años después, esa presencia se fue haciendo más y más evidente, de forma que lentamente, gradualmente, la conciencia de sí mismo del ya no tan joven buscador de la verdad fue como si dijéramos trasladándose de las antiguas ideas y conceptos de sí mismo hacia la pura presencia del sujeto, del "yo soy". Las antiguas preguntas, "¿por qué?", ya no eran necesarias, el Ser es en sí mismo la respuesta. Nuestro buscador supo, instintivamente, el significado de su antiguo sueño: aquel pequeño animal con el que soñó era él, más exactamente, el era el destello de conciencia que experimentó el animal; más tarde, cuando conoció a la que seria su amada compañera, empezó una nueva etapa de evolución de su consciencia, pues su muerte le había llevado a buscar, trabajar y conseguir una nueva conciencia, y esa era la conexión entre el sueño prehistórico y su compañera: el despertar de la conciencia en él. Y también supo, instintivamente, que su nuevo estado de conciencia no era el último, al contrario, era el principio de una evolución que le llevaría a estados de una paz y magnificencia que era incapaz ni de imaginar.
Al cabo de unos tres meses los efectos de todo ese trabajo de estudio interior empiezan a llegar. El joven tiene a menudo sueños que vive de forma consciente. Se está dando cuenta, no a nivel intelectual, de comprensión, sino experiencial, vivencial, de que él no es en absoluto sus pensamientos ni sus emociones, sino algo más profundo. Las experiencias "fuera de lo común" empiezan a ser comunes para él. Un día en un sueño en el que conscientemente estaba volando de repente desaparece todo el escenario y se encuentra inmerso en un océano de luz brillante, viva, benéfica, que lo penetra y lo vivifica, y por unos instantes experimenta un éxtasis que nunca olvidará. Otro día, paseando por el campo, de repente se queda pasmado ante la belleza del paisaje, a pesar de que había pasado por allí en muchas ocasiones, pero no sólo del paisaje en global: allá donde dirigía la mirada, ya sea unas pequeñas flores en medio del camino, o un rayo de Sol que se filtraba entre las hojas de los árboles, o un campo de trigo bajo el Sol ... cualquier escena le parecía de una extraordinaria belleza, aquello sí era arte en todo su esplendor, pensó para sí. Empezó a vivir en sí mismo una paz interior imposible de describir para el que está inmerso, identificado, con sus pensamientos. Y en esa paz, si la miraba atentamente, había una presencia, había un alguien que no podía definirse ni describirse, pues no tenia más atributos que la mera presencia, pero al mismo tiempo se presentía como algo muy real, como un puro sujeto sin más atributos.
Y con los meses primero, y los años después, esa presencia se fue haciendo más y más evidente, de forma que lentamente, gradualmente, la conciencia de sí mismo del ya no tan joven buscador de la verdad fue como si dijéramos trasladándose de las antiguas ideas y conceptos de sí mismo hacia la pura presencia del sujeto, del "yo soy". Las antiguas preguntas, "¿por qué?", ya no eran necesarias, el Ser es en sí mismo la respuesta. Nuestro buscador supo, instintivamente, el significado de su antiguo sueño: aquel pequeño animal con el que soñó era él, más exactamente, el era el destello de conciencia que experimentó el animal; más tarde, cuando conoció a la que seria su amada compañera, empezó una nueva etapa de evolución de su consciencia, pues su muerte le había llevado a buscar, trabajar y conseguir una nueva conciencia, y esa era la conexión entre el sueño prehistórico y su compañera: el despertar de la conciencia en él. Y también supo, instintivamente, que su nuevo estado de conciencia no era el último, al contrario, era el principio de una evolución que le llevaría a estados de una paz y magnificencia que era incapaz ni de imaginar.
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